Los Universitarios hablan es un espacio abierto a la comunidad estudiantil, la que cursa la licenciatura en las instituciones de educación superior; inicialmente las que funcionan en la Ciudad de México. Pretende ser un
espacio en el que los universitarios opinen libre y responsablemente sobre temas de actualidad.
En esta entrega participan estudiantes de la Escuela Libre de Derecho. Dan su visión respecto de un tema específico y actual: la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
Elisur Arteaga Nava
Montajes, modus operandi favorito del gobierno mexicano de la mano del crimen organizado
Por Silvana Torres Alfaro, ELD
En la noche del 26 de septiembre de 2014, 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa fueron víctimas del delito de desaparición forzada, tras un enfrentamiento entre miembros de la policía municipal de Iguala, la policía estatal de Guerrero y militares del 27° batallón de infantería de Iguala.
Un año después, el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, aseguró que la “verdad histórica” consistía en que los normalistas “fueron privados de la vida, incinerados y sus cenizas fueron arrojadas al Río San Juan”.
Sin embargo, tres sucesos recientes han dejado entrever como los informes de las autoridades se basan en farsas y simulaciones:
- El 29 de marzo, el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes – GIEI– reveló la existencia de 50 videos, en los que se observa a elementos de la Secretaría de la Marina, en el basurero de Cocula, Guerrero, manipulando bultos que se sacaban de dos camionetas, sin que existiera constancia alguna de este acontecimiento en los registros de la investigación.
- El 24 de septiembre, la periodista Peniley Ramírez, reveló partes del informe de la Presidencia de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa, en las que se puede apreciar conversaciones entre exfuncionarios, militares e integrantes del crimen organizado donde detallan cómo fue su colaboración para ejecutar el asesinato de los estudiantes.
- El 25 de septiembre, el diario español El País dio a conocer una serie de documentos relativos a la cancelación de 21 órdenes de aprehensión contra exfuncionarios posiblemente involucrados en la desaparición de los estudiantes.
Es una obligación de los Estados satisfacer la exigencia de conocer la verdad, la cual incluye el derecho a conocer el destino de las víctimas y la ubicación de sus restos, pero tal parece que, para el gobierno mexicano es mucho más sencillo e incluso una práctica reiterada llevar a cabo una serie montajes en los casos de graves violaciones a los derechos humanos. Lo particularmente grave de este caso, es que este “modus operandi” se realizó de la mano con el crimen organizado.
Quieren que olvidemos
Por Arturo Yamil Alvarado Díaz Slim, ELD
La Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, cuya labor principal fuere la de enseñar política a jóvenes de escasos recursos comenzaba en septiembre de 2014 las recaudaciones para conseguir transporte para ir a la capital. ¿La razón? Irían a protestar por el aniversario de la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. El 26 de ese mes, desaparecerían 43 de los estudiantes normalistas que pertenecían a esa agrupación y este año se cumplen 8 años que no tenemos una respuesta oficial sobre su paradero.
Paradójicamente y como ya se sabe, los jóvenes estaban preparándose para protestar al Estado opresor, a un ejército sin sujeción a ningún grado de responsabilidad, a un ejército impune y a la merced de intereses desconocidos. Un ejército que todos saben que opera inmiscuido con el crimen organizado pero que nadie los detiene. Ese mismo ejército que hoy se pretende fortalecer.
Es verdaderamente decepcionante que como mexicanos comencemos a olvidar nuestra realidad histórica y dejemos que, bajo falsas pretensiones, quienes ostentan el poder nos intenten vender la militarización como una solución, cuando los militares han sido precisamente los victimarios de tragedias mexicanas que no deben nunca más repetirse.
Hoy, 8 años después, entre tantas narrativas, versiones e investigaciones, no podemos tener certeza de nada más que de un Estado que no sólo fue omiso, sino que activamente jugó un papel en contra de sus ciudadanos. Es imposible que 43 estudiantes hayan desaparecido sin tener ayuda del Estado, tienen que rendirnos cuentas. Quieren que olvidemos lo que el ejército nos hizo. Quieren que olvidemos lo que nos quitaron. Quieren que olvidemos, pero no vamos a ceder. Hoy, más que nunca debemos recordar nuestro pasado, decir no a la militarización, sacarlos de nuestras calles y nunca más permitirles el abuso.
La inviolabilidad de la verdad
Por Mirna Molina Alonso, ELD
La Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú entendió por «verdad» “el relato fidedigno, éticamente articulado, científicamente respaldado, contrastado intersubjetivamente, hilvanado en términos narrativos, afectivamente concernido y perfectible”. Pero ¿Quién puede dar sentido a la «verdad» después de 8 años de encubrimiento y constante revictimización?
La presión mediática, las teorías, los presuntos culpables, las investigaciones sin prosperar han hecho que la memoria colectiva no espere a que el Estado siga contando una “verdad histórica”, que lo único que ha hecho es evidenciar una vez más la falta de Estado de Derecho en la que nos encontramos.
La justicia sigue sin llegar a las víctimas, porque en palabras de los familiares de los 43 la Justicia no existe para los pobres. La impunidad una vez más es el tema central, las autoridades responsables son absueltas solapando al Ejército ya que el gobierno no quiere afectar su estrategia militarista, este es el momento para reflexionar que mientras más militarizada este la seguridad pública más vulnerables seremos como sociedad a constantes violaciones de derechos humanos.
La verdad histórica es una mentira histórica, fue el Estado y sigue siendo el Estado, aquel que cada vez más está involucrado con grupos criminales, aquel que no protege a sus gobernados, aquel que no solo le debe cuentas a los familiares de los 43, también a las más de 100, 000 personas desaparecidas.
Ojalá que el incesante conteo hasta el 43 repique siempre en la memoria del país, porque más que un número, es la historia de 43 estudiantes que merecen ser nombrados, visibilizados y recordados porque fueron protagonistas de uno de los momentos que más evidenció la crueldad e impunidad con la que nuestras autoridades se manejan.
Ayotzinapa un laberinto sin salida
Por José Antonio Morelos Sánchez, ELD
Lo acontecido hace 8 años con los 43 estudiantes de Ayotzinapa sigue dando de que hablar al día de hoy. Los problemas surgidos a lo largo de toda la investigación han dejado en la incertidumbre a las familias de los estudiantes desaparecidos y a toda la sociedad, vulnerándose múltiples derechos humanos, uno de ellos, el derecho a saber la verdad, el cual, es el derecho a que se tenga una respuesta ante la falta de esclarecimiento de los hechos, investigación, juzgamiento y sanción en los casos de violaciones graves a derechos fundamentales. Lo anterior, es producto de la negligencia de las autoridades que tiene como consecuencia que este caso sea un laberinto del que no se ha podido salir desde hace 8 años, trayendo consigo impunidad para los responsables y falta de justicia para las familias de las víctimas.
Este es un caso más en el cual se ve que la ley no es justa, reflejando que esta no es para todos, dejando al descubierto la situación de miles de familias en nuestro país que siguen buscando a sus familiares desaparecidos. Mientras las autoridades se mantienen omisas en sus obligaciones de proporcionar y buscar los mecanismos más eficientes para combatir estos crímenes; y resolverlos.
Es por ello que es imperativo en este caso mantener a las familias de los estudiantes completamente informadas, manteniéndolas cercanas en todo momento en el proceso de investigación. Esto, no sólo por la transparencia y acceso a la información que deben de tener, sino que también para garantizarles su derecho a la verdad, y a una reparación integral de los enormes daños que han vivido a lo largo de estos 8 años.

