Más allá de los resultados finales de las elecciones intermedias estadounidenses que poco a poco se van construyendo con el recuento de votos, la parálisis legislativa de los próximos 2 años de la administración Biden, es ya una realidad, con ello el interés de la clase política se traslada a la contienda presidencial de 2024.

Todo indica que de nueva cuenta Biden y Trump se volverán a ver las caras frente a frente. Tanto Biden como Trump han coqueteado con la fecha en que finalmente anunciarán que buscarán la candidatura presidencial nuevamente, pero nada será igual, ni ellos mismos. Ambos han mostrado ya las cartas con las que juegan desde la Oficina Oval, pero, sobre todo, qué tanto cumplen con lo que durante años prometieron.

El candidato demócrata (Biden) llegaría con 82 años y el republicano (Trump) con 78, lo que de inmediato se traducirá en una duda sobre sus condiciones físicas y sus capacidades para gobernar.

Sobre Joe Biden basta sólo recordar los episodios sobre sus supuestas lagunas mentales o desvaríos, él mismo se ha llamado como “una máquina de meter la pata”, cuyo repertorio de errores públicos han despertado todo tipo de versiones. A lo largo de este año se han vuelto tendencia en redes sociales los numerosos videos donde se le ve en situaciones “extrañas”, desorientado o incluso frustrado.

El caso más reciente lo dio en septiembre pasado cuando en un discurso en la misma Casa Blanca, llamó al estrado a la representante, Jackie Walorski de Indiana, olvidando que un mes antes había fallecido en un accidente automovilístico.

En cuanto a Trump, las dudas sobre las secuelas del fuerte covid-19 que sufrió en octubre de 2020 se desconocen, se especuló sobre daño pulmonar, hepático e incluso hasta neuronal y bueno, el médico de la Casa Blanca, Sean Conley, poco o nada ayudó a disipar estas dudas con los reportes ofrecidos sobre la salud del exmandatario. Y bueno, los 110 kilos tampoco le ayudan, sobe todo, si pensamos en: hipertensión, azúcar, triglicéridos y colesterol.

Anunciar con 24 meses de anticipación la intención de participar en la carrera presidencial, nunca se había visto en los Estados Unidos, sobre todo, sin sólo ser deseos o sueños imposibles de alcanzar. Insisto, después de estos resultados generales de las elecciones intermedias; Joe Biden y Donald Trump, se levantan nuevamente como los rivales para llegar al escritorio más codiciado por los políticos estadounidenses, el de la Oficina Oval.

Históricamente, los expresidentes dejan la Casa Blanca y desaparecen de la vida pública, pero Trump, se negó a reconocer su derrota frente a Biden en los comicios de 2020 y ha seguido propagando sus mentiras de fraude electoral.

Sólo una vez en la historia reciente, otro expresidente, estuvo tan involucrado en las elecciones de medio término y fue el caso del republicano Herbert Hoover, quien intentó volver al poder pese a que perdió en 1932 frente al demócrata, Franklin Delano Roosevelt, en las elecciones de medio término de 1934, creía que aún tenía un futuro político por delante.

A diferencia de sus antecesores, Trump se metió de lleno en el proceso de las primarias de su partido para premiar a quienes le han sido fieles y castigar a quienes se volvieron en su contra. Donald Trump sigue siendo el líder de Partido Republicano, también ha recaudado millones de dólares para los candidatos leales a él y sus “ideas”.

Biden, afrontó las elecciones de una manera muy diferente. En vez de grandes mítines, el presidente y los demócratas organizaron pequeños actos para resaltar los logros de su Gobierno y sólo de vez en cuando, se refirió al “otro tipo” que ocupaba la Casa Blanca antes que él, sin llegar a nombrar a Trump.

A pesar de ser catalogado como un político moderado, Biden arremetió contra varios de los candidatos republicanos, sobre todo, aquellos a los que su antecesor los llama “republicanos MAGA”, acrónimo de “Make America Great Again” (Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo), el eslogan de campaña y de la Presidencia de Trump. De esa forma, la Casa Blanca definió los comicios como una batalla “por el alma” de los Estados Unidos y su democracia.

Biden se siente personalmente identificado con esa caracterización del momento que vive Estados Unidos y ha dejado claro que, si Trump se presenta en 2024, él acudirá al rescate y le vencerá como ya lo hizo en 2020. La verdad es que hasta el momento no se ve quién pueda desplazar a Biden de la candidatura de los azules, ni la misma vicepresidente Kamala Harris y del lado rojo, tampoco se percibe quién le quiete a Trump la estafeta, ni el mismo triunfante, Ron Di Santis de Florida.

Biden venció a Trump en las elecciones pasadas y ha dicho en varias ocasiones que de repetirse esta contienda lo volvería a hacer. Y bueno, Trump ha mencionado que ve las elecciones de 2024 como una oportunidad para resarcir su orgullo y ganar la revancha a Biden.

En días previos a las elecciones intermedias, el periódico, USA Today y la Universidad Suffolk, presentaron una encuesta en la que el 64 por ciento de los votantes no quieren que Biden se presente a la reelección y la cifra es mayor en el caso de Trump, al que no quieren ver como candidato, el 68 por ciento lo rechazan.

@lalocampos03