La herida que supura
Cuando la directora general Beatriz Pagés tuvo la generosidad de invitarme a colaborar en esta revista, escribí el artículo Migración, esa herida que supura, publicado el 18 de octubre de 2018. Me refería al tema en el marco de la campaña de los demócratas y republicanos, estos acaudillados por Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, para las llamadas Elecciones de Mitad de Mandato (Midterm Elections) en las que se renueva parte del Congreso, se eligen gobernadores de algunos Estados, así como congresistas locales y funcionarios incluso municipales; y se someten a referéndum temas considerados importantes.
Aludí expresamente a las caravanas de. hondureños y otros centroamericanos que atravesaban nuestro país con la intención de emigrar a Estados Unidos y a la iracundia de Trump, quien, desde el. anuncio de su candidatura para la presidencia, en 2015, tildaba a los migrantes de narcotraficantes y violadores. Con dedicatoria especial a los mexicanos.
Hoy el tema de la inmigración, inevitablemente presente en Estados Unidos, aparece en la contienda entre demócratas y republicanos ante unas nuevas Elecciones Intermedias -como también se les llama- y en las que se someterían a referéndum 132 temas, entre ellos el aborto, las armas de fuego y la legalización de la mariguana.
Pero el móvil de uno y otro partido para discutir sobre el tema es distinto: los demócratas, para quienes es una asignatura pendiente, prometieron, en boca de Biden, construir un sistema migratorio “justo y humano” y terminar con la “tolerancia cero” del período de Trump que, entre otras infamias, separó de sus padres a unos 5 mil menores. Los republicanos, en cambio, hacen escándalo sobre la cuestión migratoria, con la intención de desaparecer con ello el del aborto, que moviliza a los demócratas e incluso a republicanos moderados en su contra.
En los comicios de este 8 de noviembre Trump ha seguido conduciendo a sus correligionarios y, adueñado del Grand Old Party, continúa propalando la mentira de que le robaron la reelección y declaró, aunque. de manera ambigua, que se postularía como. candidato a la elección presidencial de 2024. Mientras los nuevos Trumps: el gobernador de Florida, Roy DeSantis -que podría disputar al neoyorkino la candidatura- y Greg Abbott, gobernador de Texas -que acaban de ser reelectos, el de Florida por abrumadora mayoría- se encargan de escandalizar sobre el tema migratorio y organizan charters y viajes de autobús en los que trasladan, con engaños, a inmigrantes y refugiados, con destino a ciudades de Estados con gobiernos demócratas.
Entre los sitios a los que fueron enviados los migrantes se encuentra la isla, Martha´s Vineyard, lugar de veraneo de poderosos en Estados Unidos. A ella fueron trasladados hombres, mujeres y niños de nacionalidad venezolana, a quienes una misteriosa mujer, contratada por el gobernador DeSantis, prometió trabajo, vivienda y ayuda si viajaban en un avión que. los llevaría a Boston. No a esta isla en el Atlántico, jurídicamente parte del Estado de Massachusetts.
La misteriosa mujer que engañó a los migrantes y organizó su traslado a la isla era Perla Huerta, de la que no había casi información, hasta que investigadores del NYT descubrieron que fue médico de combate y agente de contrainteligencia 20 años, durante los cuales fue enviada varias veces a Irak y a Afganistán. Una exmilitar para controlar a venezolanos, ¡tan peligrosos como los terroristas de Irak y los talibanes!
DeSantis ha defendido sus infames acciones de las que son víctimas los inmigrantes porque -dice- Biden “se ha negado a mover un dedo” para asegurar la. frontera. A buen entendedor, porque el gobierno de Biden ya no construye muro. Sin aceptar que el tema migratorio exige una reforma de fondo de leyes y políticas, con el concurso de republicanos y demócratas, lo que no es factible mientras aquellos no se liberen de las falacias que disemina Trump, de los supremacistas blancos y del conspiracionismo y sus redes sociales, destacadamente QAnon.
Lo cierto es que el expediente de la migración, una política de inmigración justa y humana -como lo ofrecía Biden- y ordenada -preciso yo- no se antoja posible. mientras los republicanos no se liberen del racismo y dejen de atender las mentiras del exmandatario, quien ahora, además, llama “comunistas” a los demócratas y “corruptos” a The New York Times y a The Washington Post. En un estilo que nos resulta familiar en México. Por desgracia.
No tengo, ahora que escribo este. artículo, la información completa y definitiva sobre los resultados de estas elecciones de “Mitad de Mandato”. Lo único que está sucediendo es que los resultados en el Congreso están lejos de dar una victoria contundente al Partido Republicano: los demócratas tienen grandes posibilidades de mantener el control del Senado y han perdido la Cámara de Representantes por un escaso margen. Ello da un importante respiro a Biden, que no será un “pato cojo” en la segunda parte de su presidencia. Otro dato importante es el de que un buen número de los. candidatos apoyados por el magnate neoyorkino no fueron elegidos.
La victoria de Ron DeSantis, por amplios márgenes y su reelección como gobernador de Florida es comentada por los analistas, primero, porque ello le da fuelle para disputar a Trump la candidatura del Partido Republicano en la elección presidencial de 2024; y en segundo lugar porque revela que los votantes hispanos de Florida se. están inclinando a los republicanos. Por lo pronto, Trump ya afiló sus baterías de burlas e insultos a DeSantis y, jugando con este apellido, lo llama “meapilas, santurrón. y mojigato”.
Respecto al resultado que está concretándose, del poco éxito de la campaña republicana que Trump ha comandado principalmente, pero responde a vastos sectores de la sociedad americana, es de alegrarse de que sea así, para bien de la democracia, amenazada, quizá como nunca, por el extremismo. Extremismo que postula un Estados Unidos blanco y ha comprado la tesis del escritor homosexual Renaud Camus en su libro Le grand remplacement (El Gran Reemplazo), publicado en 2011, que habla de una conspiración de las élites para destruir la raza blanca a través de la inmigración de otras razas y la reproducción interracial que la diluya.
La teoría del “Gran Reemplazo”, que inspiro a alguno de los asesores de la política migratoria de Trump, tiene muchos seguidores en Europa, entre los paridos -y también gobiernos- de ultraderecha, y siempre, allá y en América, se identifica a los “conspiradores”: en Europa es Bruselas, es decir, la Unión Europea. En Estados Unidos son los demócratas, el Partido Demócrata.
Es interesante ver en YouTube la entrevista, de 2017, del periodista Jorge Ramos a Jared Taylor, un conocido supremacista blanco, editor de la revista American Renaissance. (https://www.youtube.com/watch?v=miINTEHNMPs). Lo menos que puede decirse de muchos de los conceptos de Taylor es que son repugnantes.
En síntesis, al margen del balance final de las elecciones intermedias en Estados Unidos, no es previsible que haya una reforma migratoria, de manera que México seguirá siendo escala obligatoria para muchos migrantes, principalmente latinoamericanos, hoy venezolanos, pero igualmente de Centroamérica y Haití. Aparte de que el éxodo de compatriotas seguirá siendo arriesgado.
Lejos está el tiempo en el que la empatía de Vicente Fox y George W. Bush, los presidentes rancheros, hacía pensar a Jorge G. Castañeda, canciller entonces, que habría reforma migratoria completa, “enchilada completa”. Era 2001, en el primer año de Fox, que había iniciado su gobierno el 1º de diciembre de 2000. Pero el derribo de las Torres Gemelas en Nueva York por terroristas de AlQaeda, quitó la prioridad a la reforma.
La herida seguirá supurando.
En otras partes del mundo
La herida supura también en el Reino Unido, que hacina a los inmigrantes, que llegan por el Canal de la Mancha, en “centros de acogida” y planeó enviarlos a Ruanda. En Australia, que también los traslada y hacina en Papúa Nueva Guinea y en Nauru. Por mencionar un par de ejemplos, entre muchos.
Desde luego, no puede ignorarse la dramática situación derivada de la invasión rusa a Ucrania, que está dando lugar. al éxodo de millones -¿cinco ya?- de ucranianos. Sin contar con los rusos que huyen de su patria.
La Europa envejecida
El tema de la inmigración también es una herida que supura en Europa. Caballo de batalla de la ultraderecha, sus partidos aprovechan el tema para captar los votos de la ignorancia, el miedo y la mezquindad.
Fue el caso del Frente Nacional, hoy Agrupación. Nacional, de Marine Le Pen -que hoy se ha moderado- y del partido Reconquista, de Éric Zemmour, ambos franceses. En Italia, el de la Liga, de Matteo Salvini, y, aunque moderándose, el de Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni. Vox en España -a veces secundado por el Partido. Popular- forma parte de tan impresentable grupo.
Mención especial merece el primer ministro húngaro Viktor Orban -y también Jaroslaw Kaczynski, mandamás de Polonia- que considera que a la inmigración es una amenaza para la civilización y critica a las “razas mestizas”, afirmando que su país no quiere convertirse en una.
Planteamientos suicidas, a la luz de las conclusiones de respetados expertos, quienes afirman que la Unión Europea necesitará en las próximas décadas, para sobrevivir, de decenas de millones de inmigrantes. Por los muchos años de baja natalidad en el Continente. Así lo consideran estudios demográficos de Naciones Unidas, el Centro Wittgenstein y el Centro para el Desarrollo Global.
Los inmigrantes, afirman los expertos, realizarán las trabajos de la más diversa índole que requieren los países y que no son suficientes para realizarlos los europeos, aunque se retrasara. la. edad. de su jubilación y aunque se echara a andar un esquema de incorporación plena de las mujeres al trabajo productivo.
La inmigración significa nacimientos en países envejecidos, y serán esos inmigrantes los que paguen los impuestos con los que se pagarán las pensiones de los ancianos de un Continente anciano.
Los expertos consideran que la inmigración que por crecimiento demográfico y por cercanía a Europa es la más susceptible de poblarla es la africana. Y no solo como mano de obra sin calificación profesional, sino también de profesionistas. Según el economista Andreas Backhaus, en Kenia y Ghana hay cientos de miles, 626.000 estudiantes kenianos y 562.000 ghaneses, con preparación universitaria de calidad, que tendrían amplias posibilidades de encontrar un empleo en la Unión Europea.
Y, ya que se habla de proyectos, ¿sería aventurado pensar en proyectos que prepararan a jóvenes de Latinoamérica para emigrar y emplearse en Europa? Con el apoyo de España y con la “ventaja” de que los latinoamericanos somos Occidente.
