En esta época del año, cuando está por empezar el invierno y empiezan los festejos de fin de año, que coinciden con mayores ingresos (aguinaldo) de trabajadores asalariados; así como con adornos navideños y bombardeo de comerciales sobre la solidaridad y armonía familiar, un grupo de personas no ven motivo de alegría sino de tristeza.

No es el trastorno afectivo estacional, que coincide con el cambio de estaciones y que se caracteriza por un tipo de depresión. Pero el blues navideño o la mal llamada depresión navideña no llega a tener los síntomas tan graves de esa alteración.

 

Un trastorno que se oculta

El trastorno afectivo estacional, más frecuente en los países nórdicos porque coincide con menos horas de luz solar, también llega a presentarse en nuestro país, pero es poco frecuente.

Lo más común en México es la tristeza o blues navideño, que algunas personas tratan de ocultar para no recibir supuestas palabras de aliento (“anímate, mira que siempre hay motivos para celebrar”) o para evitar que se les compare con Scrooge o con el Grinch, según la formación cultural de quienes los rodean.

Pero en realidad quienes sufren esta alteración emocional no pretenden ser aguafiestas ni distinguirse por no compartir el espíritu festivo de los demás. Son personas que a medida que se acerca la Navidad comienzan a padecer el blues navideño.

Esta afección no está relacionada directamente con el invierno, aunque se sabe que menos luz solar causa disminución de la producción de serotonina, neurotransmisor relacionado con los estados de ánimo. Sin embargo, no toda la gente sufre la Navidad.

El blues navideño no se encuentra en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (DSM por sus siglas en inglés), considerado una guía para diagnosticar padecimientos mentales; pero se le puede considerar un síndrome (conjunto de signos y síntomas) que aparece en las festividades decembrinas, caracterizado principalmente por sentimientos de tristeza, ganas de llorar, profunda nostalgia, irritabilidad, mal humor, dificultad para conciliar el sueño y ansiedad.

Las causas de este trastorno son variadas, pueden influir distintas cuestiones, y no necesariamente se sufre todos los años, pues intervienen factores sociales y familiares.

 

Las causas del blues navideño

Una de las razones puede ser la soledad o el duelo, que si en otras épocas del año pueden ser difíciles de enfrentar, en esta lo son más, pues contrastan con el espíritu jubiloso o entusiasta de la gente. El duelo puede deberse al fallecimiento de alguien querido, pero también a una ruptura amorosa o a la pérdida de empleo o distanciamiento familiar, entre otras pérdidas.

Las expectativas puestas en la Navidad pueden no cumplirse. Por ejemplo, se puede creer que el sentimiento de alegría de otras personas será contagioso o se puede pensar que se tendrán mayores ingresos o que se volverán a reencontrar con familiares y amigos. Cuando eso no sucede, la desilusión es mayor.

También puede ser motivo de preocupación volver a ver a familiares que no desean tratar, pero que están “obligados” a soportar en la reunión navideña familiar. Claro que finalmente se puede elegir no encontrarse con ellos, pero las costumbres llegan a imperar.

Asimismo, algunos pueden creer que están obligados a “ser felices”, porque eso dicta la sociedad y los medios de comunicación, que inundan su programación con buenos deseos, películas y series navideñas, siempre con final feliz. O las tiendas comerciales y productos que lanzan campañas consumistas relacionadas con esta época del año, que invitan a comprar sus productos y servicios.

Para superar el blues navideño se requiere primero identificar cuáles son las situaciones o cuestiones que producen malestar o preocupación. Si es una pérdida, se debe buscar la mejor manera de procesar el duelo o solicitar ayuda profesional; alejarse de las personas non gratas o tóxicas, así sean familiares; evitar compras compulsivas; y tratar de continuar con la vida cotidiana, como si las fiestas de fin de año fueran unas fechas más.

Lo principal es no sentirse obligado a ser feliz o estar alegre y en armonía con toda la gente, porque eso causa más estrés por forzar un sentimiento que no se tiene. Lo mejor es vivir esta época del año conforme a lo que se sienta, aunque se les diga Scrooge.

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico