Como un reconocimiento a la importante contribución del mijo al cultivo de alimentos nutritivos en entornos climáticos adversos, entre otras propiedades, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró 2023 Año Internacional del Mijo, con “actividades encaminadas a crear conciencia y centrar la atención normativa sobre los beneficios que conlleva el consumo de mijo y su idoneidad para el cultivo en condiciones climáticas adversas y cambiantes…”

Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO), considera que el mijo es “una solución ideal para que los países aumenten su autosuficiencia y disminuyan la dependencia de la importación de cereales”.

 

El mijo, un cereal de consumo prehistórico

El mijo, considerado nutricereal porque aporta fibra dietética, antioxidantes, proteínas y minerales como el hierro, es un grupo no taxonómico de cereales, que incluye perla, proso, cola de zorra, mijo de corral, pequeño, kodo, browntop, dedo, guinea, fonio, sorgo o gran mijo y teff, entre otros. Estas especies tienen diferentes características físicas, de calidad y de condiciones del suelo para su cultivo. Pero en general son resistentes al clima, tolerantes a suelos pobres, sequía y condiciones de crecimiento adversas.

Por estas razones, entre otras, el Año Internacional del Mijo se considera puede contribuir a la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, principalmente para alcanzar los objetivos de Hambre Cero, Buena salud y bienestar, Trabajo decente y crecimiento económico, Consumo responsable y producción, Acción por el clima y Vida de ecosistemas terrestres.

De acuerdo con estudios paleoetnobotánicos, basados en el análisis de granos carbonizados encontrados en yacimientos arqueológicos, el mijo fue de las primeras plantas que se domesticaron, fue importante en la dieta prehistórica de las sociedades india, china neolítica y coreana. Desde entonces, ha sido un alimento imprescindible para cientos de millones de habitantes de África subsahariana y Asia; además forma parte de la cultura y tradiciones de los pueblos autóctonos de esas regiones.

Se estima que más de 90 millones de africanos y asiáticos dependen del mijo para sus dietas. La producción anual es de cerca de 30 millones de toneladas, de los cuales 12 millones corresponden a la India, 3 millones 400 mil a Níger, 2 millones 700 mil a China, 2 millones a Nigeria y después les siguen con menor producción Mali, Sudán, Etiopía, Burkina Faso, Senegal y 17 países más, africanos y asiáticos.

En México el cultivo alcanzó en 2019 las 15 mil toneladas anuales, ya que es considerado un grano no convencional, que se utiliza sobre todo para alimentar al ganado.

 

Rico en patrimonio, lleno de potencial

En este año se pretende extender el cultivo del mijo pues, como señala el lema del Año Internacional, es Rico en patrimonio, lleno de potencial. Efectivamente, su potencial agronómico está en que puede cultivarse en suelos pobres, no requiere de fertilizantes ni pesticidas.

Su potencial nutricional está en su composición, ya que es una fuente de minerales, fibra dietética, antioxidantes y proteínas, que contienen un bajo índice glucémico, es decir que no elevan los niveles de glucosa en la sangre, por lo que es ideal para diabéticos. Asimismo, está libre de gluten, por lo que pueden consumirlo quienes padecen la enfermedad celíaca (padecimiento inmunitario en que el gluten daña al intestino delgado).

También el alto contenido de hierro del mijo puede ser una forma de terapia contra la anemia por carencia de este mineral; la fibra dietética que proporciona puede contribuir a regular la función intestinal. Por último, se le ha considerado con propiedades terapéuticas, por lo que podría emplearse en la industria químico-farmacéutica e incluso en la química especializada.

El mijo puede prepararse como gachas (platillo de diferentes variedades, una de ellas puede ser como el arroz con leche); se emplea para hacer el pan plano, que no se enrolla, sino que se extiende, de tal manera que se forma como una tortilla

Con el mijo también se pueden preparar ensaladas, croquetas, albóndigas, pasteles y otros platillos, pero será necesario que en América y Europa, al tiempo que se creen más campos de cultivo de mijo, se emprenda una campaña para enseñar a la población cómo consumirlo, para obtener todos sus beneficios.

 

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico