Una amiga en una ocasión me dijo que el grado de desarrollo de un país puede medirse por sus aeropuertos. El Charles de Gaulle, en París; el John F Kennedy en Nueva York; el aeropuerto de Barajas en España. Tiene razón, un buen indicador del desarrollo de una nación son sus terminales aéreas. Toda gran ciudad, debe tener un gran aeropuerto.

El Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México está saturado. Diría que al borde del colapso. Es un problema que por lo menos tiene 30 años de estar presente, pero que la demagogia, la corrupción y la falta de visión, han postergado irresponsablemente una solución. Enrique peña Nieto quiso construir un nuevo aeropuerto, pero no lo concluyó en su sexenio. Le faltó tiempo y le sobró corrupción. La primera decisión del entonces nuevo gobierno de AMLO fue cancelar el proyecto del aeropuerto de su predecesor y proponer la construcción del suyo, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que el año pasado fue inaugurado, pero que aún le falta tiempo para que pueda funcionar al 100 por ciento de su capacidad.

La Zona Metropolitana de la CDMX tiene un aeropuerto saturado, el Benito Juárez; uno inaugurado, pero aún en construcción, el Internacional Felipe Ángeles; dos subutilizados, el Aeropuerto Internacional Adolfo López Mateos, de Toluca y el Hermanos Serdán, en Puebla. El gobierno federal habló de crear un sistema de aeropuertos, la idea es buena pero no ha logrado concretarse. Urge descongestionar el Aeropuerto de la CDMX. La saturación y el deterioro de las instalaciones, aumenta día a día el riesgo de las miles de operaciones que se realizan y de los millones de usuarios que lo utilizan.

La decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de sacar los vuelos de carga del aeropuerto de la Ciudad de México es correcta. No es una solución a la saturación, pero es un primer paso para aminorar el problema. Las diversas empresas que mueven sus productos en el aeropuerto de la Ciudad de México y las líneas aéreas que los transporta, manifestaron su rechazo a esta decisión. Algunos aspectos tienen razón, pero seguir realizando operaciones únicamente de vuelos descarga en el Benito Juárez es insostenible.

El AIFA aún carece de la infraestructura para el mantenimiento y distribución de ciertos productos, que requieren condiciones especiales. El aeropuerto hermanos Serdán en Puebla es la alternativa viable para convertirse en el principal centro de distribución de productos hacia otras partes del país. No sólo cuenta con la autopista México Puebla, con ruta hacia el sureste, tiene salidas hacia el Circuito Exterior Mexiquense, el Arco Norte y vías de salida hacia Morelos y Guerrero, por la Autopista a Atlixco-Cuautla.

No se trata de que el gobierno siga peleando con la iniciativa privada. Tampoco de que la iniciativa privada evada todas sus responsabilidades. Sino de comprender y atender la complicada situación que vive el transporte aéreo de carga y de pasajeros en la zona metropolitana de la capital del país. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce

@onelortiz