El calentamiento global, producto del cambio climático por las crecientes emisiones de gases que acrecientan el fenómeno invernadero, fue nuevamente puesto en la agenda de prioridades pospuestas durante la conferencia climática celebrada en Egipto y donde nuestro país anunció un aumento considerable en la generación de electricidad a partir de fuentes renovables como la energía eléctrica y eólica.

Presente en el evento estuvo John Kerry, enviado especial del gobierno norteamericano para asuntos climáticos y por parte de México hizo acto de presencia el canciller, Marcelo Ebrard. En el contexto de la crisis mundial del medio ambiente es importante destacar los compromisos adquiridos durante la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, la COP27, por la actual administración.

México planteó como objetivo de su política de energías limpias generar más de 40 Gigavatios de Electricidad recurriendo a la fuerza eólica y la potencia solar, además de impulsar otras fuentes como la geotermia y las hidroeléctricas.

Cabe destacar que desde 2019, nuestro país tenía 80 Gigavatios de capacidad instalada de acuerdo a datos de la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos, de cuyo monto la mayoría proviene de gas natural, lo que nos ubica como la decimotercera nación, con mayor emisión de gases de efecto invernadero, pues solo un 10 por ciento se genera de energía limpias y un 7 por ciento de parte de las hidroeléctricas.

Desde hace años y en el sexenio de Felipe Calderón, alertamos en los foros organizados en el Senado de la República, que la política energética neoliberal incurría en dos graves error al priorizar la instalación de plantas generadoras de electricidad a base de gas. Por un lado, al no ser autosuficiente nuestro país, tal estrategia supeditaba la generación a las importaciones de este combustible, sobre todo de los Estados Unidos; y, por otro, se iba a contracorriente de los acuerdos internacionales para disminuir el calentamiento global.

Otro de los garrafales errores neoliberal fue dejar en el abandono y sin el mantenimiento adecuado a las hidroeléctricas que precisamente son fuente de producción de energía limpia y barata. Gran parte de las generadoras a gas fueron concesionadas a los llamados Productores Independientes, que terminaron desplazando a la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE), obteniendo a cambio, millonarios contratos para la compra de su energía, vigentes hasta la fecha y que buscaban ser revertidos con la Reforma Eléctrica.

El compromiso adquirido por México de disminuir para el 2030 en un 35%, las emisiones en la COP27, implicará duplicar su gasto para energías limpias. Estados Unidos se dijo dispuesto a brindar apoyo financiero y canalizar inversiones para el impuso de estas energías renovables. El reto es global e implica el compromiso de grandes potencias y naciones en vías de desarrollo.

Nuestro país tiene vastos recursos eólicos, hídricos y solares, pero todo dependerá de alentar la construcción de las plantas que deban responder a las expectativas de las energías limpias en el corto plazo, porque el 2030 está la vuelta de la esquina.