El análisis electoral del Estado de México se llena en automático de clichés, que si es la joya de la corona, que si es el listado nominal más grande, que si es la antesala a la elección del 2024, que si es un laboratorio electoral, bla bla bla. Hay algo de cierto, pero hay muchas aristas, y en un ejercicio de honestidad pongo en el debate los siguientes argumentos.

Esta es una elección que se debe de analizar como un todo, como un proceso y no como un hecho aislado, si iniciamos con la 1ª incursión de MORENA como un actor serio con probabilidades de triunfo, entonces debemos remitirnos a la elección de 2017, en donde no se puede negar que poco les faltó, pero las circunstancias no estaban dadas para que ello sucediera, se negaron a ir en coalición, después el PT en un movimiento ágil intentó apoyarles en el último minuto pero de facto y no en boletas, el PRD tuvo un crecimiento importante, de tal forma que la opción de izquierda fueron ellos y no los primeros.

Intentaron de todo, pero la operación política “en tierra” de quien en aquel entonces presidía dicho partido, se detuvo dos semanas antes de la elección, y a través de varios actores políticos se supo que el “liderazgo” viajaba a Coahuila, sabían que la suerte estaba echada y perdieron. Al final el candidato Del Mazo ganó por poco más de 3 puntos porcentuales.

De 2018 hay poco que decir, el tsunami morenista fue de tal magnitud que incluso ellos, a través de pláticas posteriores, discretamente reconocieron que no esperaban un triunfo “así”, ganaron lo que nunca habían ganado, un buen candidato y pocas propuestas de campaña pero bien ancladas en el imaginario colectivo, sumado al hartazgo ciudadano de los mal llamados “partidos tradicionales”, generó un gobierno que ganó casi todo. Cambió el sistema político, el funcionamiento del sistema de partidos e incluso modificó la forma en como funcionaba el sistema nacional de elecciones.

Respecto a esta elección, el oficialismo ha intentado generar la sensación de que su precandidata ya ganó una elección a la precandidata de la coalición Va por el Estado de México, y si bien es cierto que la fórmula de senadores la ganaron ellos, las medias verdades son mentiras completas. Ganó la precandidata oficialista al exgobernador Camacho que es quien encabezaba dicha fórmula, iban acompañados por Higinio Martínez y por Ale del Moral, respectivamente. ¿Ganaron? Si, pero no como quieren hacer pensar a los demás.

Habiendo cambiado las reglas del juego, con un sistema de partidos adaptándose a las nuevas circunstancias, 2021 marcó un hito. En una cena entre amigos, un embajador me comentaba que le sorprendía la unión política electoral de los partidos opositores, pues, en otros países, Venezuela para ser exactos, dicha amalgama tardó más de 11 años en darse, el sistema democrático en aquel país por si mismo ya era inexistente, en México unirse tardo menos de 3 años con un árbitro electoral todavía existente, aunque en peligro de extinción.

Contrario a lo que otros han querido sembrar en la plática entre ciudadanos, la coalición si sirvió, para tres cosas, pero sirvió: 1 para romper con la mayoría calificada en la cámara federal de diputados, 2 para que la oposición, aun sin esperarlo, ganara más de la mitad de la Ciudad de México, pero 3 para que la coalición opositora pudiera ganar mucho más de la mitad del territorio mexiquense, y para ello un dato, de 2018 a 2021 solo el PRI creció 220%.

Aquí me detengo en una serie de detalles numéricos, la coalición Va por el Estado de México ganó mas de 2.8 millones de votos, mientras que Juntos Haremos Historia solo pudo conquistar 2.3 millones de voluntades, cosa que no es menor, pero, no es suficiente. ¿Por qué? Porque si estos conjuntos de posibles votantes fueran un núcleo duro para cada coalición, a la nueva composición de la candidatura única de Juntos Haremos Historia, habría que restarle casi 300 mil votos de posibles votantes, entonces, Va por el Estado de México comenzaría con un conjunto de 3.1 millones de probables votantes contra solo 2 millones de posibles votantes para Juntos Haremos Historia, aunque para estos últimos el escenario después empeoró.

Después de haberse empecinado en que se celebrara el ejercicio de Revocación de Mandato, el presidente de MORENA y sus pares en el estado salieron a medios a decir que ellos contaban con 3.5 millones de posibles movilizados, eso esperaban y les falló. Los partidos políticos decidieron no registrar representantes en las casillas, el árbitro brilló por su ausencia dada la forma en la que se había diseñado tal ejercicio, obvio no hubo observadores y a pesar de ello el resultado fue triste para los operadores políticos del oficialismo, solamente 1.4 millones de ciudadanos se manifestaron por el “sí, que se quede”, mientras que 300 mil optaron por el famoso “que se vaya”.

Al día siguiente en el ejercicio informativo de las mañanas del jefe del ejecutivo, este mostró los 10 estados en donde habían captado la mayor votación, es obvio que la pésima operación del oficialismo generó que el Estado de México quedara fuera del ranking.

O sea, en 4 ejercicios democráticos, MORENA solo ha salido avante en 1, en el de 2018, que por cierto fue más el efecto de su candidato presidencial que el carisma de quienes encabezaron la formula al senado.

Hoy tienen un problema mayor, haber decidido por una candidatura única en lugar de una coalición, lo cual explicare en otra ocasión. Pero esa es otra historia…

@DrThe