El presidente acusa que la concentración en el Zócalo del 26 de febrero es una conspiración ciudadana en contra de él. Lo cierto es que tiene miedo al despertar social. Sabe que cada día pierde más adeptos y más poder.

Su desesperación lo ha llevado a tratar de contaminar las causas de la manifestación.  Ha utilizado el juicio en contra de Genaro García Luna para calificar de corruptos a quienes vamos a participar en la movilización.

Dice que se trata de una marcha para defender al viejo régimen.

Vamos a decirle de una vez por todas a López Obrador por qué México levantará la voz en plazas, ciudades, pueblos y municipios de toda la república.

Será un canto de libertad para detener la destrucción del país. El INE estará en el centro de la defensa, pero en el aire los múltiples agravios, ofensas e infamias cometidas desde el poder en contra de instituciones, leyes, mujeres, hombres, niños y jóvenes.

Vamos a decir que no podemos callar ante una realidad dramática. A plantar cara a un aire totalitario que quiere arrasar la democracia. Desnudar la crisis moral y los excesos unipersonales de quien fabricó una reforma para aplastar la disidencia e impedir la alternancia.

Los conceptos de libertad y legalidad inundarán las calles para poner un alto a una dictadura electoral que busca llevar a México a la autocracia.

Millones marcharán o se congregarán para poner un alto a un proyecto político que en nombre del “pueblo” y de la justicia social destruye derechos humanos y libertades.

Lo dijo con toda claridad el analista político canadiense norteamericano David Frum en un artículo: Estados unidos tiene como vecino a un autócrata. Alguien que busca destrozar al INE para subirse al potro del poder y ya no bajarse.

Que impulsa una reforma para convertir al crimen organizado en su cómplice. Que abre las puertas a narcos para que sigan ayudando al régimen a imponer gobernadores y también al próximo presidente de la república.

La cita en el Zócalo es para pedir a los ministros que no avalen una reforma electoral que dinamita los cimientos institucionales y democráticos del país. Que no nos quiera distraer López con juicios y casos que se llevan a cabo en Brooklyn.

El Plan B es tan inconstitucional que el presidente ya huele su derrota en la Corte. Por eso está tratando de jalar la atención hacia un terreno donde se siente triunfador. Asume como victoria de su gobierno el que un jurado norteamericano haya encontrado culpable al ex secretario de Seguridad de su principal enemigo político Felipe Calderón.

No vaya a ser que las cosas den un vuelco y la defensa de García Luna termine por exhibir pruebas que vinculen el triunfo de Morena en el 2018 con dinero de la delincuencia organizada. De ser así, quedaría claro por qué los abrazos y no balazos a los sicarios. Lo que mercería llevar a juicio al mismo López Obrador.

El presidente se equivoca si cree que los ciudadanos somos tontos. Sabemos perfectamente cuál es el objetivo de nuestra movilización: Pedir al máximo tribunal constitucional que ponga un hasta aquí a la carnicería del INE e impida la consumación en el 24 de un fraude.

@PagesBeatriz

 

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