Nuestro país padece de una evidente desmemoria, pareciera que en algún momento fue sumergido en el río Lete del que nos habla el mito en la antigua Grecia, quien se mojaba en aquellas aguas perdía la memoria y ganaba la amnesia.

Ya han transcurrido 29 años de la muerte de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el asesinato consumado aquel 23 de marzo de 1994, desde entonces se escribieron miles de páginas, hay una verdad legal y cientos de especulaciones acerca del tema.

El caso Colosio es la descripción de una tragedia que se consumó, al igual que otras que se escribieron en 1994, se trató de una anualidad corrosiva que dejó un saldo fatal.

Un crimen de la magnitud del referido no es algo usual, se recordaba el crimen contra Álvaro Obregón, ello en una época donde muchas de las cosas políticas se descomponían a balazos, en las últimas décadas no se tenía registro de un acto con tales características.

Tenemos una verdad legal de acuerdo con la norma y el procedimiento correspondientes de los tribunales, aunque las dudas con un torrente de especulaciones continuarán porque la credibilidad en asuntos de esta índole es muy escasa.

En un año se habrán de cumplir 30 años del asesinato que se perpetró en Lomas Taurinas, más de un cuarto de siglo, lapso en el que no se han dejado de contar historias, ficciones, se han filmado películas y no se ha concluido el debate alrededor de quien fuera candidato del Partido Revolucionario Institucional. Un hecho oscuro, que ha quedado como una mancha en la historia reciente.

Colosio Murrieta fue candidato a la presidencia, ocupó diversos cargos políticos en el ámbito legislativo y también en su partido al que llegó a encabezar por decisión de quien fuera su jefe Carlos Salinas de Gortari.

Las hipótesis en torno al asesinato de Colosio fueron múltiples, de inicio dijo el primer fiscal especial para el caso, Miguel Montes, que se trató de un acto concertado es decir de un complot para acabar con la vida del sonorense. Poco tiempo después se afirmaría que el homicida fue un asesino solitario llamado Mario Aburto, originario de Michoacán y avecindado en Tijuana en aquel entonces.

Luis Donaldo Colosio pronunció un discurso el 6 de marzo de 1994 en la explanada del PRI en el marco de su aniversario, algunos interpretaron dicho mensaje como ruptura con Carlos Salinas de Gortari, no hay constancia de ello y semanas después sería asesinado el entonces candidato.

Hace tiempo el periodista Raymundo Riva Palacio publicó de su autoría el libro Colosio, crónica del fracaso de un proyecto transexenal; en el citado texto se resalta la cercanía del candidato con el presidente Salinas, aunque como lo escribió: “la historia popular elevó a mito la figura de Colosio e identificó como villano a su arquitecto”.

Alguien dijo que en 1994 los demonios se soltaron ante la violencia desmedida que pareció gangrenar el cuerpo social de México. Luis Donaldo Colosio Murrieta se asocia a la tragedia, al intento y promesa de los cambios democráticos que en aquel entonces fueron abruptamente cancelados, al final pervive la desconfianza en torno a la verdad oficial. Lo cierto es que fue un crimen que mostró el lado oscuro de la anti política.