Las hay para todos los gustos, tanto para los ateos como para los que coinciden con la idea de que hay divinidades que rigen nuestras vidas, por lo que a pesar del momento que vivimos en la historia de la humanidad, las creencias son la que rigen nuestras vidas.

Tan sólo unos ejemplos para darnos cuenta de la fuerza de esta tendencia. Un grupo de personas cree que la Tierra es plana y a pesar de los esfuerzos de divulgadores de la ciencia por demostrar lo contrario, los terraplanistas siguen en lo suyo. En la pandemia, conocimos de grupos que creían que las vacunas eran algo negativo, que inoculaban otras enfermedades o que era un plan de control de la población, algo que se combinó con la creencia de que ciertas enfermedades se transmitían a través de las ondas radioeléctricas.

Sobre esto último, hay quien cree que es sensible a estas ondas y hasta lo manifiesta de manera muy clara al decir que siente dolor u otros malestares.

En momentos en que la población que no profesa alguna religión ha aumentado en el mundo, según estadísticas al respecto, llama la atención que dejen de creer en dioses, pero se entreguen a creencias que tienen que ver con los horóscopos, energías, seres sobrenaturales o las llamadas medicinas “alternativas” que prometen curas para todas las enfermedades.

Un lugar especial lo ocupan en quienes creen que los OVNIS son naves que vienen de otros planetas o de otras dimensiones, sin más prueba que su fe.

Y sí, en ahora vivimos en una época de creencias.