En los últimos tiempos, hace algunas décadas, los partidos políticos han resultado onerosos, desdibujados ideológicamente y por ello cansinos porque lejos de proponer alternativas de actualidad que se enfoquen en una agenda real, lo digo por el caso mexicano, se han estacionado en pleitos de callejón, aunque no podemos dejar de reconocer que son la opción para llegar al poder a través de una manera legal y pacífica, si no fuese así el panorama sería más complicado.

Actualmente se vive un verdadero frenesí respecto a los comicios del próximo año, previamente se vivirán dos episodios electorales en Coahuila y el Estado de México, las encuestadoras que son múltiples nos despachan constantemente cuáles son los cálculos al momento, las tendencias pueden varias, no olvidemos         que en los comicios del 2012 los pronósticos quedaron lejos de la realidad una vez computados los votos, la victoria del entonces candidato Enrique Peña Nieto no resultó aplastante como se presagiaba.

No hay hasta hoy una encuesta que registre una ventaja a la oposición que no logra avanzar, no cuenta con un cuadro que tenga un carisma apabullante al menos que haga pronosticar una contienda altamente competitiva, Morena va adelante, el partido en el gobierno ha sido un exitoso movimiento social y no propiamente un partido ortodoxo. Recordemos que los partidos políticos les marca su génesis, el morenismo se ha nutrido de ex perredistas, ex priistas y de cuadros provenientes de otras organizaciones.

Aún falta poco más de un año para los comicios del 2024, el desfile de las llamadas corcholatas está a todo lo que da, el propio presidente Andrés Manuel López Obrador inició prematuramente el juego interno en su partido, quienes aspiran están en las redes sociales, el tema central se reduce al futurismo, es legítimo al final del día aunque hay temas de mayor relevancia para abordarlos como lo son el de la seguridad, la migración y el sector salud.

A mucha gente le provoca molestia la forma de proceder de los dirigentes partidistas porque el debate de las ideas precisas en torno a temas de actualidad no se escucha, en cambio desde hace un buen rato registramos a diario la polarización, las descalificaciones a granel y manifestaciones contrarias a la civilidad.

La política suele reflejar la condición humana desde tiempos antiguos, si revisamos la historia nos encontramos con muchos ejemplos, digamos que Nicolás Maquiavelo no inventó nada, describió desde una perspectiva realista el impacto que provoca la tenencia y ejercicio del poder, lo cual toma distancia de la religión. Fue el politólogo florentino un enfoque antagónico al clásico en el que abundaron las ideas platónicas y aristotélicas que siglos después, ya en la Edad Media, habrían de ser retomadas por San Agustín y Santo Tomás de Aquino, es decir la Patrística y la Escolástica.

Lo cierto es que tanto Morena como el bloque opositor les conviene estilar otras formas de hacer política y no anclarse en esquemas primarios que no rebasan la frontera de la descalificación que se ampara en dogmas, es decir verdades reveladas de sus líderes.