Aunque no era necesario que Occidente ratificara su posición en la guerra de Ucrania —dispuesta por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en febrero de 2022 al invadir territorio ucraniano bajo el rubro de “Operación Militar Especial”, que en realidad era una invasión bélica brutal como tantas otras—, en la reciente cumbre del G7 en Hiroshima, Japón (del viernes 19 al domingo 21 de mayo en curso), la alianza de las siete democracias más poderosas del planeta: Estados Unidos de América, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia, se selló definitivamente con el respaldo que sus respectivos mandatarios reunidos en la ciudad mártir nipona dieron al invitado especial en la cumbre, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que se ha convertido en el paladín de los que luchan en su patria por la libertad. En esta ocasión, fueron invitados a la cumbre, la India —el país de la democracia más grande del mundo—, y Brasil. El primero representado por el mandatario con “mayor apoyo popular del planeta, Narendra Modi; y, el segundo, por Luiz Inacio Lula da Silva, el brasileño que va en su tercer mandato de gobierno.
Nadie puede negar que Rusia invadió a Ucrania y que Putin hizo malos cálculos creyendo que alcanzaría una fácil victoria. Lo contrario tampoco es cierto: una rápida contraofensiva que culmine con una humillante derrota rusa. El escenario no es halagüeño para ninguna de las partes. Habrá guerra para rato; y en un descuido, el conflicto puede empeorar. Muchos analistas se abstienen de hacer pronósticos a favor y en contra, solo los voceros identificados de cada bando aseguran el futuro.
Simpatías y diferencias aparte, lo cierto es que una vez que el jerarca ruso decidió la invasión —con el consentimiento implícito de su aliado chino, Xi Jinping—, el distanciamiento entre los regímenes liberales y el modelo autocrático que representan Moscú y Pekín se ha agravado a niveles inéditos que conducen a una situación parecida a la Guerra Fría posterior a la IIGM, de 1947 a l991.
En suma, en la cumbre de Hiroshima del G7 abundaron las expresiones de hostilidad contra China y, por supuesto, hacia Rusia. Los gobernantes del Grupo 7 acordaron aumentar las presiones contra Moscú para obligar al gobierno de Putin a emprender una retirada “completa e incondicional” de Ucrania y se comprometieron a redoblar el apoyo diplomático y militar a Zelenski sin los cuales desde hace meses lo hubieran rendido.
Los líderes del Grupo trazaron una cerrada alineación de fuerza alrededor del presidente ucraniano, quien se enfrentó al escenario diplomático de mayor envergadura desde que Rusia invadió su país hace ya 15 meses. Por lo mismo, Volodomir aseguró que pese a las insinuaciones del Kremlin, la ciudad de Bajmut, el foco de batalla en el este de Ucrania, “no ha sido ocupada”, a lo que sumó la advertencia de que “Rusia sentirá la contraofensiva ucraniana cuando llegue”.
La cumbre de Hiroshima ha sido la reunión de las fotos con Zelenski, como la que se distribuyó después de su plática con el presidente Joe Biden, en la que acordaron sobre los aviones de combate F-16 a los que el estadounidense dio luz verde para que los aliados europeos puedan enviar a Ucrania. Siempre y cuando los cazas fabricados en EUA no se usen contra objetivos dentro del territorio de Rusia. Los tête à tête del ucraniano con el líder de la India y el de Brasil fueron importantes porque eran invitados del Sur Global, la parte del planeta donde se encuentran los más divididos sobre el conflicto en Ucrania. Con el primero no hubo problema, pero con Lula llegó tarde y no hubo foto. Con agenda tan complicada como tiene Zelenski no todo podía salir a la perfección.
La mejor foto del líder del país invadido fue con todo el grupo de participantes, en la misma mesa. Sin excepción, unánimes le reafirmaron su “apoyo inquebrantable” y continuarán endureciendo las sanciones a Rusia, además de enviar a Kiev más armas y dinero. Elementos sin los cuales ninguna guerra es posible. Pronto recibirá —promesa del representante del Tío Sam—, un paquete de ayuda militar de 375 millones de dólares, que incluye artillería, municiones y lanzacohetes HIMARS. La moraleja del caso sería: ¡qué cantidad de obras civiles podrían realizarse en lugar de desperdiciarlo en armas para matar miles de personas!
Los símbolos de la Cumbre del G-7, la número 49, son varios, en los momentos de extrema agitación internacional. El encuentro para la deliberación y la cooperación entre las principales democracias industriales del planeta captaron un inusitado interés. Al igual que el hecho de realizarse en Hiroshima, cuando el riesgo de uso de armamento nuclear es mayor que nunca desde la Guerra Fría. La ciudad mártir nipona, cuyo sacrificio sucedió en 1945, se erige como un poderoso símbolo, tanto de la devastación de la guerra como del potencial de prosperidad por medio de la paz. Por lo mismo los líderes presentes llevaron a cabo una visita histórica al Museo de la Paz, que documenta la devastación causada por la bomba atómica estadounidense hace 78 años. En el mismo museo, los visitantes se reunieron con una Hibakusha —mujer superviviente al bombardeo— llamada Keiko Ogura.
EUA hizo estallar la primera bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, y una segunda sobre Nagasaki tres días mas tarde. Aproximadamente 210,000 personas, en su mayoría civiles fallecieron a consecuencia de esos bombarderos. De tal suerte, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, estableció el desarme nuclear como punto clave de la agenda del G-7, en medio del chantaje atómico ruso y la vertiginosa expansión de las fuerzas nucleares chinas.
Como colofón de la Cumbre, el G-7 acordó mayores sanciones sobre las exportaciones de “equipos industriales, herramientas y otras tecnologías que Rusia usa para reconstruir su maquinaria de guerra”-
EUA impuso el sábado 20 de mayo una nueva batería de sanciones que afecta a unas 300 entidades, personas, barcos y aviones que están colaborando con Rusia en su ofensiva. Al finalizar la cumbre, el domingo 21 de mayo, el ministerio ruso de Asuntos Exteriores, criticó la reunión, afirmando que el encuentro fue “politizado”, en el que se hicieron declaraciones en contra de Rusia y de China. Asimismo, por medio de un comunicado, la misma cancillería afirmó que el G-7 se ha “deteriorado de manera irreversible”, convirtiéndose en una “incubadora” en la cual, bajo el liderazgo de los anglosajones, se preparan “iniciativas destructivas que socavan la estabilidad mundial”.
En fin, un vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de la Republica China lamentó que “el G-7 se obstina en manipular las cuestiones relacionadas con Pekín. Nos desacredita y ataca”, por lo que manifestó su “firme rechazo” … “El G-7 pregona que quiere avanzar hacia un mundo pacífico, estable y próspero. Pero en realidad, obstaculiza la paz mundial, perjudica la estabilidad regional e inhibe el desarrollo de otros países” … “La única coerción económica aquí es la que ejerce EUA”, advierte el vocero.
Por lo que se ve, la efervescencia bélica en el mundo, debido a la invasión rusa en Ucrania, está más agitada que cuando empezó el conflicto. El asunto va para largo. VALE.