Desde el inicio de la presente semana, la mayoría de los mexicanos estuvimos atentos, por el estado de salud del presidente, quien se encontraba de gira en Mérida y de pronto una vez más tuvo que ser trasladado para recibir atención médica de urgencia, y a pesar de que los testigos informaran del desmayo del presidente, los reportes oficiales se empecinan en ocultar el verdadero estado de salud del primer mandatario.

Resulta trágico, amén de cómico, los malabares retóricos de los voceros del palacio sobre el parte médico sobre la salud del presidente, que pudiera ser tan solo una recaída por tercera ocasión en un nuevo contagio de Covid-19 como fue anunciado desde el inicio, pero como todos los funcionarios que pretenden dar información al respecto no hacen más que hacerle al ensarapado y tratan el tema como súper secreto, siendo que la salud del presidente es de interés nacional, por las repercusiones que conlleva su ausencia o incapacidad.

De ser grave el estado de salud, por una afección que le impida continuar al frente del gobierno, nuestra Constitución en su artículo 84 prevé que ante la falta absoluta del Presidente, la titularidad del ejecutivo la asumirá el Secretario de Gobernación por un término de hasta por 60 días, periodo en que el Congreso deberá nombrar un presidente sustituto.

Lo anterior por lo que hace a la parte legal de cambio de estafeta en el Poder Ejecutivo, pero por la parte política al prolongarse la ausencia del mesías de Morena asistiremos al lamentable espectáculo de una lucha fratricida entre las diversas corrientes morenistas que buscan hacerse del control del partido y de las posiciones de poder resultantes, como las coordinaciones de las fracciones parlamentarias en las cámaras de senadores y diputados.

La percepción es la descrita, pese al esfuerzo por aparentar que lo que sucede dentro de Morena es un ejercicio democrático de autocrítica para soslayar la histórica falta de coordinación y acuerdos internos. El presidente es el líder moral y dueño del partido creado por él mismo, y se ha asegurado el control de la nomenclatura del partido. De concretarse su falta absoluta por razones de salud, lo que estaría en juego, además de la dirigencia del partido, sería el control de las bancadas y las designaciones de candidatos para las gubernaturas, y para senadores y diputados federales que se disputaran el próximo año, así como asegurarse el dominio del partido como base de poder. Lástima que el presidente no haya percibido que su excesiva injerencia afecta la viabilidad del propio partido. El resto de las facciones en que se ha dividido Morena, muestran con claridad que las fracturas obedecen al desgaste en el ejercicio del poder, que será la causa principal de su debacle electoral de los próximos comicios.

Los indudables errores del presente gobierno que han afectado a muchos ciudadanos en el sector salud, el educativo, en la falta de empleos, en el casi nulo crecimiento económico, la falta de inversión, y los actos de corrupción denunciados son solo algunos de los factores que incidirán en las próximas elecciones asi como la propia imagen de los futuros candidatos, también tendrán su peso específico en los resultados de la elección presidencial, sin olvidar  que también estarán en juego, las elecciones a Senadores y diputados, así como diversas elecciones locales, que obedecen a sus propias inercias y responden a otras consideraciones de equilibrios de poder regionales.

A pesar de que lo van a negar, los fragores de los encontronazos internos se escucharan fuertes. Informar que hay coordinación y armonía sería mendaz, porque nadie de los militantes actuales tiene el liderazgo. Muchos mexicanos, estamos convencidos que al país le conviene tener partidos fuertes, renovados, propositivos   que recuperen los valores, que tomen su papel de equilibrio del poder y contribuyan al fortalecimiento de la democracia.

En espera de recibir noticias sobre la mejoría en la salud del presidente debemos actuar con prudencia, no es deseable que se tenga que recurrir a la aplicación del artículo 84 de nuestra Constitución, pues el actual mandatario aún tiene muchas tareas pendientes por realizar y al final de su mandato tendrá muchas cuentas que rendir ante los mexicanos. Le deseamos una pronta recuperación.