El Partido de la Revolución Democrática cumplió el pasado 5 de mayo treinta y cuatro años de haber sido fundado, inicialmente fue un partido opositor en un momento en que surtía efectos una organización simbiótica con el gobierno, es decir el Partido Revolucionario Institucional, estaba fresco el fraude electoral de 1988 que entronizó a Carlos Salinas de Gortari en el poder.

En 1988 se registró la participación opositora aglutinada en gran medida en el llamado Frente Democrático Nacional que postuló al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a la primera magistratura de la nación, en dicho bloque participaron muchos ex priistas como el propio candidato, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, también cuadros representativos de las izquierdas.

Aquella turbulenta elección de 1988 fue en la que se registraría la caída del sistema, en la Secretaría de Gobernación despachaba el ahora cuadro de la 4T Manuel Bartlett para que quienes han perdido la memoria hagan el esfuerzo por recordar.

El PRD fue más que un partido un movimiento contra el PRI y sus derivados, de origen careció de institucionalidad, proclive al caudillismo en una mezcla curiosa entre ex priistas, izquierdistas, ex guerrilleros y cuadros procedentes de la denominada sociedad civil.

Habría que reconocer que el denominado Sol Azteca influyó para que se creara el entonces Instituto Federal Electoral -ahora INE-, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y también abrió brecha para una mayor participación de la mujer en actividades políticas.

Un gran problema que enfrentó el PRD desde sus primeros años fue la proliferación de corrientes y sectas no para motivar el debate sino para la repartición de candidaturas y prebendas, lo cual fue minando la precaria institucionalidad, hoy día el perredismo está en fase de agonía, cada vez más lejos de los sitiales protagónicos en donde figuraron sus ex dirigentes como Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, los liderazgos más influyentes con que contara.

No olvidemos que el destacado sociólogo Max Weber señaló que las organizaciones políticas son marcadas por su origen, el PRD fue la suma de grupos heterogéneos que surgieron en una coyuntura en los años 1988, 1989.

Antes del surgimiento de Morena, el PRD fue el partido de izquierda más exitoso, registró momentos estelares como en el año 1997, en esas fechas ganó la jefatura de gobierno del entonces Distrito federal y el PRI perdió la hegemonía en la Cámara de Diputados.

Actualmente la fragilidad del PRD exhibe su declinación, su otrora membresía está ya en gran medida en Morena, el partido guinda que fundó López Obrador quien en su momento fue un destacado dirigente del perredismo.

El pragmatismo electoral todo lo marca, actualmente en este 2023 el PRD es una organización maridada con el PRI y el PAN, lo cual hace no muchos años fue impensable, las ideologías parecen haberse evaporado.

34 años tiene el PRD desde su fundación, la contribución a la democracia en México fue indiscutible, aunque su envejecimiento prematuro salta a la vista, apenas sobrevive, no tiene liderazgos emergentes, tiende a la baja, vive de sus viejas glorias y parece enfilarse a su extinción.