Las elecciones en el Estado de México y Coahuila ofrecen una radiografía interesante de la realidad política y electoral en México. Pero uno de los hechos más destacados es el papel del PRI, que después de perder el Edomex tras gobernarlo 90 años está en su mínima expresión, al pasar de catorce gubernaturas en 2017 a sólo dos en 2023, esto se debe a que perdió su visión social y se volvió frívolo.

La realidad es que existe una divergencia entre el discurso y los hechos, por un lado, un discurso triunfalista del PRI y también del PRD, que parecen estar en negación ante la decadencia priista y perredista de haber perdido espacios en los últimos cinco años. Por ejemplo, durante la presidencia de Alito se han perdido once gubernaturas y el PRD, que pasó de ser el tercer partido político más grande del país, hoy pierde el registro en el Estado de México y Coahuila.

Esto no sólo es un tema electoral, es un proceso político más complejo que va desde la crisis de los partidos hasta el perfil del electorado, pero, sobre todo que ambas instituciones perdieron su función social. Ambos tienen muchas cosas en común: el PRD, al firmar el Pacto por México, cambió la primogenitura por un plato de lentejas, dado que significó una renuncia a su orientación de izquierda y a la lucha de clases, mientras que el PRI renunció a su visión social y revolucionaria, perdiendo agenda y orientación. En los dos casos, los líderes de los grupos se centraron en dominar los Consejos Nacionales, pero perdiendo miles de militantes y la esencia de sus partidos.

Hoy, ambos se encuentran confundidos, perdidos y como gran paradoja histórica, la única posibilidad que tienen para mantener su ruta de angustia es que el PAN les eche una manita en lo que pareciera más una caridad política que una alianza. También comparten que pasan de ser lo que por muchos años fueron: los grandes partidos políticos, a partidos pequeños y sin credibilidad; hoy gobierna más Movimiento Ciudadano y el Partido Verde que ellos.

Hoy, el principal riesgo que enfrenta la democracia no es el debate sobre el INE, es el colapso y la ruta de vergüenza de los partidos que no permiten un sano ejercicio democrático, la falta de liderazgos de los proyectos políticos, una función social y una voluntad de cambio que parecen quedar fuera o ya fueron obviados de la ecuación política nacional. Gracias, adiós, los vamos a extrañar.

@LuisH_Fernandez