Reitero mi solidaridad a los ministros de la Corte que son agredidos desde Palacio Nacional una y otra vez por no someterse a los caprichos de López Obrador.

Ver al Gobernador de Veracruz y a políticos morenistas de ese estado a fuera de la Corte, ofendiendo al Poder Judicial es la muestra clara de que en Morena están desesperados por violar la Constitución y amenazar a los ministros valientes.

Este gobierno de López Obrador tiene ensangrentado al país con más de 151 mil asesinatos y en lugar de que el Presidente rechace las acciones infames del gobernador de Veracruz, se atreve desde la mañanera a respaldarlo, diciendo que “lo hizo bien”.

No señor López Obrador, no lo hizo bien, la marcha con ataúdes y la agresión a los periodistas en la Corte, demuestra que en Morena no respetan las instituciones, no respetan a los Poderes, no respetan a la Constitución, no respetan a los mexicanos.

Debe investigarse el uso de recursos públicos y debe parar esta violencia, ya, generada desde el gobierno.

Presidente, debe de parar esta polarización. Un día el coordinador de diputados, morenista, propone una consulta pirata. Después el presidente del Senado, morenista, presenta una iniciativa para cumplir con sus caprichos. Al otro día, el gobernador morenista de Veracruz, hace un circo con ataúdes. Ya debe parar presidente, porque sus subordinados queriendo quedar bien con Usted, llegan a extremos que si hoy no se paran, después van a ser lamentables.

Y que quede claro que la voz del pueblo de México se hizo escuchar una vez más. Miles de mexicanos salieron a las calles en la capital del país y en distintas ciudades, en una hermosa marea blanca para defender la división de poderes, para reclamarle a López Obrador que respete la Constitución y exigirle que cese esta guerra contra las instituciones.

Se pudieron ver consignas que claramente demuestran la exigencia de los ciudadanos para que López Obrador detenga los ataques contra la Corte. Los letreros de “la corte no se toca”, “ministros valientes, el pueblo los defiende” y “la ley es la ley, basta de ocurrencias”, son mensajes claros del hartazgo que hay por la agresión sistemática a las instituciones.

Ahora resulta que para López Obrador decirle a los mexicanos cuánto cuestan las obras, en qué se están gastando los impuestos, quiénes son los proveedores a los que se les están asignando los contratos, es un golpe de Estado. Qué manera de querer cambiar la realidad, cuánto daño hace este gobierno populista a los mexicanos y a las instituciones.