Desde el inicio de la segunda mitad del siglo XX, el fenómeno climático en el mundo se ha agudizado cada vez con mayor rapidez. Los especialistas advierten que los cambios pueden acelerarse más rápido de lo que se suponía. No solo en el Polo Norte, sino también en el Sur. Lo peor del caso es que ni los gobiernos ni las poblaciones en muchas partes del planeta están conscientes del terrible problema que esto significa. Así como en algunas partes la temperatura se registra arriba de los 46 grados Celsius, con sensación térmica superior a 50 grados, el frío también se ha agudizado en otras zonas. Los huracanes —tifones o como quiera llamárseles—, son más poderosos, las lluvias y las granizadas igualmente. Todo como consecuencia del cambio climático, el fenómeno que muchos insensatos en la Tierra proclaman que eso es pura propaganda política. Así como hay idiotas que a estas alturas del partido continúan afirmando que el Holocausto nunca existió. De que los hay, los hay.
Por ejemplo, el llamado Fenómeno del Niño, es un evento climático que ocurre en el Océano Pacífico, en el que las aguas superficiales en las costas peruanas y ecuatorianas se calientan por encima de lo. normal, afectando el clima en diversas partes del globo. Al respecto, la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rosario Romero Centeno, explica en un comunicado el origen del fenómeno del Niño: el fenómeno es parte de una oscilación natural del sistema acoplado océano-atmósfera conocida como el el niño-Oscilación del Sur (ENOS). Las predicciones de los modelos y las evaluaciones de los expertos indican una probabilidad moderada (60%) de formación de un episodio del Niño. Y la investigadora citada detalla que El Niño se refiere a la fase cálida de esta oscilación, mientras que La Niña se refiere a la fase fría. Durante el Niño, se produce un calentamiento anómalo de la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico central y ecuatorial, mientras que durante la Niña se produce un enfrentamiento anómalo.
Durante un evento del Niño, explica Romero, la temperatura superficial del mar en el Pacífico se eleva y causa un cambio en los patrones de lluvia, sequía y temperatura en diferentes regiones de México. En otros casos, se pueden experimentar lluvias torrenciales e inundaciones, especialmente en las zonas costeras ya en las regiones más al sur del país.
Por otra parte, durante una presencia del Niño, las regiones del norte de México pueden experimentar temperaturas más altas de lo normal, lo que puede tener un impacto en la producción agrícola y en la salud de las personas. Asimismo, el Niño también puede afectar la pesca, ya que los patrones de migración de los peces pueden cambiar en respuesta a los cambios en las temperaturas del agua. Hoy, por hoy, estamos bajo la influencia del Fenómeno del Niño. Y se espera que se fortalezca gradualmente en el hemisferio norte en el invierno noviembre 2023- enero de 2024. Mientras que en México y El Caribe se intensificarán las lluvias en el noroeste y noreste del país, aunque habrá menos lluvias en el centro y sur del territorio nacional.
Actualmente México se encuentra en su tercera ola de calor, pero éste no será la última, pues expertos afirman que seguirán afectando nuestro país durante mucho tiempo más. Aunque la tercera ola terminará en pocos días, se espera que en los siguientes años continúen otras olas de calor en varios países, y en México, y éstas serán más frecuentes y extremas. Los otros países afectados serían, además del nuestro, Perú, Chile, Guatemala y Colombia. La Organización Mundial de Meteorología (OMM) ha determinado que las olas de calor continuarán afectando a México y el mundo hasta el año 2060. Es decir, aún faltan 37 años de olas de calor; se espera que en esos años se presenten con mayor frecuencia. Aunque los expertos aseguran que este año será el más caluroso en medio siglo, lo que se sufrirá en el año en curso solo será una “probadita” de lo que es posible de ahora al 2060.
CONAGUA y el Sistema Meteorológico Nacional (SMM), adelantan que en lo que resta de año se espera que haya cuatro olas de calor más, las cuales afectarán principalmente a la Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, Tlaxcala, Puebla, Morelos e Hidalgo.
VARIACIÓN DEL SISTEMA CLIMÁTICO
En pocas palabras, la Organización de Naciones Unidas (ONU) detalla que “este ciclo conforma la mayor variación del sistema climático de la Tierra; se produce en escalas de tiempo que van de estacionales a anuales y puede afectar al tiempo y al clima en todo el planeta”.
Entre los efectos peligrosos que puede traer EL NIÑO se encuentran las fuertes lluvias e inundaciones, así como también sequías. En el norte de EUA y Canadá, las temperaturas serían más cálidas y las precipitaciones menos frecuentes, mientras que en la costa del Golfo de México se esperan inundaciones debidas a un clima más húmedo de lo habitual.
Además, la ONU advirtió qué hay una alta probabilidad de que, hasta 2026, haya por lo menos un año con las temperaturas más altas jamás registradas. De acuerdo con el organismo mundial, pese a que la combinación EL Niño y el cambio climático provocaron que 2016 fuera el año más cálido jamás registrado. Hay un 93% de probabilidades de que por lo menos en un año hasta 2026 se supere este registro, y un 50% de probabilidades que la temperatura global alcance temporalmente el 1,5° por encima de la era preindustrial.
Lo que es especialmente preocupante. Por otra parte, los veranos con El Niño resultan más secos y cálidos que en los veranos de La Niña, lo que a menudo llevaba a sequías graves y la pérdida de bosques por incendios forestales. Como los que están afectando a Canadá en los últimos días —alrededor de 500 incendios—, cuyos humos llegaron a varias de las ciudades más importantes y habitadas de la Unión Americana.
Por todas estas razones, El Niño continúa siendo un factor importante en el clima de México, con impactos en la precipitación, las temperaturas y la disponibilidad de agua. Los veranos con dicho fenómeno son particularmente secos y cálidos, lo que a menudo lleva a sequías graves y la pérdidas de zonas boscosas por incendios forestales, sobre todo por el descuido y la mala fe de campesinos y paseantes. En fin, la disponibilidad de agua siendo un tema crítico en un país donde más del 60% del territorio se considera árido o semiárido.
En fin, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) confirmó los efectos del fenómeno EL Niño durante el mes de junio del presente año, a consecuencia de huracanes en el Océano Atlántico; la propia comisión señaló que otros de los efectos que podría provocar es sequía por un tiempo prolongado. Estas consideraciones aplican para el fenómeno en su versión moderada, pero un fuerte Fenómeno de El Niño, es decir un enfriamiento severo del Pacífico ecuatorial, resultaría en condiciones mucho más severas. En el peor de los casos, si las condiciones se presentarán en verano u otoño, muy probablemente habría sequía intensa en el noroeste, oeste, centro, este y sur del país. Panorama nada halagüeño.
La principal preocupación de la OMM es que después de tres años continuos de La Niña, continúe una etapa severa de El Niño y ello contribuya a otro repunte de temperaturas a nivel global. El asunto es serio: si El Niño llega con fuerza no sólo incrementará la probabilidad de sequía en México para lo que resta de 2023 y los primeros meses de 2024, sino también la de que uno de los próximos cinco años sea el más caliente jamás registrado en la historia del planeta. Algo que le preocupa muy poco al líder de la 4T y sus fanáticos seguidores. Lo único que les importa es la continuidad en la administración. VALE.