Todo el revuelo que ha causado la inteligencia artificial, que para algunos no es inteligencia, con la aplicación Chat GPT y con los temores que podría acabar con miles de empleos, ha dado un giro inesperado al empezar a darse a conocer historias en las que se demuestra que esta tecnología se equivoca o miente descaradamente.

Una de los episodios de esto tiene que ver con alguien que fue pasajero en un vuelo de Avianca, durante el cual fue lastimado por un carrito de servicio y al llegar a Estados Unidos, como es una costumbre muy extendida en dicho país, decidió demandar a la aerolínea; el despacho de abogados que contrató presentó un escrito con casos legales similares para apoyar la demanda; los abogado de la línea aérea se dirigieron al juez para decirle que no encontraban los casos del demandante, algo que el juez pudo comprobar, pues no estaban en los registros, digitales y en archivo, de los casos mencionados, por lo que la sorpresa fue mayúscula al enterarse que el abogado que elaboró el escrito lo hizo con Chat GPT, tecnología que sacó de la nada los antecedentes legales.

Esta anécdota nos muestra, como muchos han podido comprobar, que esta inteligencia artificial no es confiable y puede equivocarse o, peor aún, mentir o inventar algún dato en la interacción con sus usuarios.

Desgraciadamente y a pesar de que se conoce esto, hay empresa que sí están recortando plazas de trabajo y las sustituyen con Chat GPT porque es más barato, insistimos, sabiendo que comete errores que pueden costarles dinero por demandas o un daño irreparable a su imagen.

Es parte de la historia de la llegada de la inteligencia artificial a nuestras vidas.