Todos los mexicanos esperábamos que a partir de que el inquilino de Palacio Nacional tomara protesta como Presidente de México, se pusiera a gobernar. Pero él solo sabe hacer campaña, no le pidan algo distinto cuando estuvo 18 años recorriendo a lo largo y ancho el país, con quién sabe que recursos. Ahora prepara la sucesión presidencial que empezó desde que Andrés nombró a funcionarios públicos en sus corcholatas. Salir en una revista (muy probablemente pagada por ellos mismos), escribir un libro o lo que sea es un pretexto para que plasmen su nombre y rostro por todo el país; espectaculares, bardas, camiones con publicidad, campañas pagadas en redes sociales, entre otros están por todas partes. Existen distintas encuestas que posicionan a las corcholatas y que se han vuelto una herramienta como si decidieran lo que sucede en las urnas, salvo por un gran detalle: fallan por más de 15 puntos porcentuales en sus pronósticos. Y a todo esto el Instituto Nacional Electoral no cataloga a esto precampañas…

Es flagrante que tanto Adán Augusto, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal estan cometiendo un delito electoral. De acuerdo a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales se entiende por actos de precampaña electoral “las reuniones públicas, asambleas, marchas y en general aquéllos en que los precandidatos a una candidatura se dirigen a los afiliados, simpatizantes o al electorado en general, con el objetivo de obtener su respaldo para ser postulado como candidato a un cargo de elección popular.” ¿Entonces cómo nombramos a estas actividades?

Simplemente todo lo mencionado cuesta dinero y nadie está fiscalizando ni reportando a la autoridad electoral. Ahí esta el debilitamiento del INE que Morena logró con tanto esfuerzo. Las fechas del proceso electoral 2023-2024 son en septiembre y desde hace meses estos 4 personajes han sido impulsados desde la mañanera y con todo el aparato del Estado Mexicano.

Finalmente, el PRI, PAN y PRD aparecieron el lunes con sus respectivos dirigentes, para anunciar su proyecto de selección del candidato presidencial. Establece un piso parejo y dos vías para elegir al ganador. La primera, es la elección directa del aspirante por el padrón de electores que los mismos aspirantes hayan reunido para competir. Cada aspirante debe reunir al menos 150 mil firmas en apoyo a su causa durante el mes de julio. En el transcurso de ese mismo mes, participarán en un foro nacional para exponer su visión de México y serán evaluados en encuestas por un consejo de expertos. Los 3 aspirantes mejores calificados en el mes de julio, pasaran a la siguiente vuelta con nuevos foros en el mes de agosto. El 3 de septiembre, se llevará a cabo una elección directa en la que participarán los ciudadanos que registraron su firma anteriormente. Habrá un centro de votación por cada uno de los 300 distritos electorales y será una votación presencial. El resultado de esta elección directa valdrá un 50% y el otro 50% lo aportará la encuesta entre los finalistas. Quien salga mejor en la suma de ambos procesos será el candidato o candidata presidencial. Sin duda una propuesta nueva para México y un gobierno de coalición en caso de resultar ganadores, pero esto será tan bueno o tan malo como se realice su ejecución. Por cierto, ellos también violarán los tiempos que señala la ley, pero a México parece no importarle la misma.