La sesión de un comité del Congreso estadounidense en la que varias personas testificaron bajo juramento acerca de la posesión de parte de Estados Unidos de lo que antes se llamaba OVNIS y que ahora se denomina FANI, es decir fenómenos anómalos no identificados, además de seres no humanos que piloteaban dichas naves está generando mucho revuelo no sólo en dicho país, sino en buena parte del mundo.

Desde hace años se viene anticipando el anuncio del hallazgo de vida fuera de nuestro planeta, no de simples bacterias u organismos unicelulares, sino de evidencia de que más allá del sistema solar hay otras civilizaciones con capacidad de viajar por el espacio interestelar y que nos pudieron haber visitado.

Pero la discusión debería ir más allá de si estamos a punto de hacer realidad la trama de cintas como Contacto o La Llegada en donde se da el primer contacto entre la humanidad y una civilización extraterrestre, aunque la idea es irresistible a pesar de las advertencias de científicos en el sentido de que se podría repetir un hecho histórico: el descubrimiento de América y lo que supuso para las civilizaciones que habitaban este continente ante el encuentro con otra con tecnologías superiores, en especial en cuestión de armas.

Más allá de lo que los aficionados a series como Star Trek esperan de este tipo de episodios, hay unas palabras que nos deberían llamar la atención y aterrizar las mentes en la tierra: el hecho de que algunos de quienes testificaron aseguran que Estados Unidos, mediante ingeniería inversa, ha sacado provecho de las naves no humanas que han caído en su poder, algo que supone una tecnología que puede tener distintos usos, pero principalmente en el terreno militar, algo que nos debería preocupar.