Cuando el lector recorra con su vista estas líneas, estará próximo, o acabara de emitir su voto para elegir a la candidata del FAM. Las últimas semanas de pre-campaña, se ha generado una gran expectativa, para conocer a la candidata definitiva del Frente Amplio por México, tras un arranque difícil en el cual se percibía un electorado no convencido. Al ir disminuyendo la lista de los aspirantes de los tres partidos la competencia es ahora entre dos grandes mujeres con trayectorias diferentes y experiencia política.

Apoyemos sin mezquindad a la candidata ganadora, con todo el entusiasmo para llevarla al triunfo y de esa manera poder sacar a Morena del poder, solo de esa manera podremos asegurar un futuro promisorio para nuestros hijos y nuestros nietos, con salud con educación de calidad y un país en paz.

Para las elecciones 2024 se tiene que convencer a los jóvenes de que deben buscar nuevos derroteros y la ciudadanía en general debe ser más participativa, con la esperanza de que disminuya el abstencionismo. En este proceso electoral se juega el futuro del país, no solo se renueva el Ejecutivo Federal y ambas cámaras del legislativo federal, 128 senadores y 500 diputados federales; habrá elección de gobernadores en nueve entidades: Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán y la Ciudad de México, además de renovar 30 legislaturas locales y presidencias municipales.

La trascendencia de esa próxima elección es enorme, porque del resultado dependerá el ajuste o cambios al actual modelo de la 4ª  transformación, el que deja como saldo; la pobreza extrema de más de la mitad de la población, de los cuales  28 millones sufren de pobreza alimentaria, la inoperancia del sistema de salud, hasta ahora 165 mil muertes violentas, la desaparición de más de 40 mil personas  y,  una corrupción galopantes creando una élite de nuevos ricos favorecidos por el sistema.

El rumbo que se imprima al devenir de la Nación impactara en las próximas generaciones. Es urgente generar empleos para los jóvenes tanto para quienes abandonan sus estudios como para los egresados del sistema educativo en sus diferentes niveles. Es también prioritaria una profunda reforma educativa. La política educativa es una política pública que corresponde al gobierno,  el problema deviene por la impericia e ineptitud y desaciertos  de quienes desde el ejecutivo federal  han compartido con el SNTE el ejercicio mismo del poder.

Es cierto que la atención mediática se ha centrado en la elección del próximo presidente de la República, no obstante la composición de las cámaras de diputados y senadores, pudiera resultar en un incremento de la gobernabilidad  pero este sexenio nos deja una lección muy importante, que nunca más deberá el partido que obtenga la presidencia alcanzar también mayoría legislativa.

Hay que precisar que en ello va el equilibrio de los poderes, para evitar el exceso en el ejercicio del Ejecutivo el hecho es que debe haber una  “cohabitación” política, lo cual no significa  que esa circunstancia imposibilite gobernar, porque se gobierna con políticas públicas, con acciones ejecutivas, con el ejercicio mismo de las facultades que en un sistema presidencialista como el nuestro, que aún conserva el presidente, contrario el argumento de algunos intelectuales, que cargan las tintas de la ingobernabilidad a que el Ejecutivo tenga al Poder legislativo sin mayorías de su partido.

Este 2 de junio del 2024 los mexicanos definiremos el rumbo del México de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.  Quienes entendemos que después del 2018 las cosas ya no serán nunca más como antes, debemos participar y abonar para que la situación fluya sin enconos, sin enfrentamientos, sin divisiones, queremos que a México, le vaya bien para que nos vaya bien a todos. Por eso nuestra preocupación por que la Macroeconomía marche y marche bien para que a la población de menores ingresos y a las clases medias les vaya bien. Los paradigmas y los dogmas del pasado deben sustituirse por la praxis de construir un País, más justo y más libre.

Entendemos que después del próximo proceso comicial las cosas deben cambiar, buscamos contribuir para que la situación fluya sin enconos, sin enfrentamientos, sin divisiones, queremos que, a México, le vaya bien para que nos vaya bien a todos. Por eso nuestra preocupación por que el próximo proceso electoral marche y marche bien para que a la población le vaya bien. Los rencores, enconos descalificaciones y los dogmas del pasado deben sustituirse por la praxis de construir un País, más justo y más libre para todos.