Se aproxima el retorno a las aulas en lo que respecta a la educación básica, la espera y tradición que está presente desde hace tanto tiempo con el cumulo de propósitos, ilusiones y contenidos que serán de utilidad para forjar ciudadanía.

En lo referente a la educación superior ya se inició el ciclo escolar 2023-2024, como sucede en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo que comenzó el lunes 14 de agosto en un evento que presidió la rectora Yarabí Ávila González y el gobernador Alfredo Ramírez  Bedolla, esta casa de estudios tiene como ejes prioritarios la academia, investigación científica y la difusión de la cultura, triángulo necesario en todo tiempo si hablamos de restaurar tejido social y combatir los estragos de la violencia.

Aún persisten rezagos educativos en nuestro país, por ejemplo, el analfabetismo no es fantasma porque es una realidad corpórea que cabalga en muchos rincones de México.

Todos los actores involucrados en el rubro educativo tienen el imperativo de contribuir para que la cobertura y el cumplimiento de los calendarios escolares se cumplan porque es una responsabilidad, un deber que no puede ser escamoteado. La injusticia más grave es dejar sin clases a la niñez y juventud.

Alguna vez un docente cubano me dijo que el deber de un maestro revolucionario consiste, en principio, en no abandonar las aulas, ahí se gestan los cambios y verdaderas transformaciones. Son los educadores preceptores de ciudadanos como bien lo apuntó un gran maestro: Ignacio Manuel Altamirano.

Los tiempos son diferentes, a veces la nostalgia nos hace evocar aquellos años y pasajes de nuestra infancia y adolescencia, las primeras lecciones, los descubrimientos mientras en nuestros días oteaba el sol de la ingenuidad de la mano de los fascinantes relatos de la historia antigua.

Algo ocurrió que la educación fue disminuyendo en contenidos, tuvimos a un presidente de la república, Vicente Fox, que solía naufragar por su carencia de cultura, alguna vez dijo a los cuatro vientos que es bueno no saber leer, quiso borrar cualquier dato de la historia precolombina, es decir el origen de lo que somos, para el todo comenzaba después de la conquista de México.

Tuve un maestro cando yo fui niño, fue alguien especial, su formación fue como normalista y me hizo descubrir autores extraordinarios que recuerdo, Miguel de Cervantes, Shakespeare, Alejandro Dumas, Jack London, Saint de Exuperi, Emilio Salgari, Karl May, Ignacio Manuel Altamirano, Jalil Gibrán.

Este mentor fue un poeta y gracias a él supe lo que son los versos, esa maravillosa manera de interpretar las emociones y los sentimientos. Investidura emotiva. El profesor de quien hablo fue mi padre, Teodoro Barajas Jiménez.

Ahora que retornamos a las aulas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales para impartir la clase recuerdo, es decir vuelvo a pasar por el corazón, las imágenes de otros tiempos y es la gran oportunidad para aprender unos de otros parafraseando al gran Paulo Freire que dijo nadie enseña a nadie, todos aprendemos de todos.

Inició el nuevo ciclo escolar y se encienden las esperanzas para estar despiertos e interpretar nuestra realidad.