Con la popularización de los drones, especialmente en el campo de la fotografía y el video, y su abaratamiento, surgió una faceta de su uso que ahora empieza a preocupar.

En dos escenarios se ha visto estos nuevos usos para estos aparatos, pues en Ucrania y en México se han utilizado para atacar a adversarios.

En Ucrania, las noticias que han llegado del frente de batalla nos muestran como los drones se utilizan para atacar tanques, barcos y hasta edificios en la mismísima Moscú, algo que ya tiene atentos a las defensas aéreas rusas, pues se trata de un arma barata y con gran efectividad.

En nuestro país, algunos cárteles del narcotráfico empiezan a usar drones para atacar a grupos contrarios en la guerra por el territorio que sostienen, mostrando que el entrenamiento es rápido, que no se necesita un grupo amplio de personas para operarlos y que además de baratos son eficaces para el objetivo que persiguen.

En varios países, las fuerzas armadas los utilizan para tareas de reconocimiento y vigilancia, teniendo versiones especializadas en ataques a ciertos blancos, pero lo que ahora vemos es la adaptación de modelos destinados a civiles para usarse en otros fines.

Como ha sucedido con otras tecnologías, lo que vemos es que éstas no son negativas por sí mismas, sino es el uso que se les da lo que deriva en su concepción actual, como un arma más en casos de batallas.