La facultad de aprovechar bien mis recursos disminuye cuando su número aumenta“, Robert Bresson (Notas sobre el cinematógrafo, Ediciones Era, 1979).

El viernes 29 de septiembre, asistí a otra presentación del libro LA ELITEP (Escuela de Arte Libre de Tepito), de Fabiola Martha Villegas Torres, y a la exposición pictórica CRUCES DE PASO, de Alejandro Caballero Valdez, en la Fundación Elena Poniatowska Amor.

En la presentación del libro, recordé que Fabiola, Doctora en Historia del Arte, investigó y escribió sobre el Barrio de Tepito, una excelente Historiografía que contiene la Cronología de Tepito, de 1337 a 1985, de posible adaptación para una película digital o una serie de programas para la televisión, que nos recuerden lo dicho por Edmundo O´Gorman, en su magnífico libro Crisis y Porvenir de la Ciencia Histórica (UNAM, 2006): “Podría decirse que el historiador es el hombre a quien se le ha encomendado la tarea de disculpar antes sus contemporáneos la manera de vida de las generaciones pasadas. Su misión consiste en dar explicaciones por los muertos, no en regañarlos” (creo que ya antes lo había citado, pero, en fin, a veces segundas citas son mejores).

Espero que logremos, algún día, escribir el guion y concretar el proyecto de grabar una película digital o una serie de programas para la televisión e incluir un pasaje del libro Los hijos de Sánchez de Oscar Lewis que, como ella dice, “La vecindad de Tepito retratada en el libro… nada tiene que ver con la pobreza folclórica del cine nacional, como en la película Nosotros los pobres” [México, 1947, de Ismael Rodríguez]. El hombre propone… Y las circunstancias sociales, económicas y políticas disponen.

La exposición de Alejandro Caballero Valdez fue calificada por Roberto Ramos, El Tigre Famélico, como hiperonírica. Entendí la expresión como hipersurrealista circense. Quizá divagando un poco en mi comentario y preguntas, mencioné dos películas de Federico Fellini: en las que el realizador incursiona en el fascinante mundo del circo, de manera realista y surrealista: La calle (La Strada, Italia, 1954), con los formidables Anthony Quinn y Giulietta Masina, una conmovedora tragicomedia, en la que el realismo y el surrealismo son combinados, magistralmente, mientras ellos trabajan como cirqueros callejeros, y Los Payasos (I Clowns, Italia-Francia, Alemania, 1970), en la que el realizador le rinde un entrañable homenaje a los payasos, en particular, y al mundo del circo, en general.

Al apreciar los cuadros de Alejadro, la sorpresa fue grata. Montó su exposición (no le pregunté por qué la denominó CRUCES DE PASO) en base a pequeños oleos en los que, amontona, en varios zapatos o zapatillas, a un sinnúmero de personajes y cosas de lo más fantásticos y reales que nos podamos imaginar, como pequeños duendecillos surgidos de su poderosa imaginación freudiana, bretoniana o anguianoiana, vayan ustedes a saber por quién inspirada. Quizá Luis Buñuel. Por ejemplo, en uno de ellos, Alejandro pintó a Elena y sus amigos. Trascribo: “Es una zapatilla elaborada por sus 90 años, es una casita estudio dentro de la Plaza de las tres culturas. El confeti de colores festivos se convierte en multitudes de jóvenes protestando y cientos de zapatos dispersos después de la masacre. En el toldo de la zapatilla hay diversos libros escritos por Elenita. La acompañan sus grandes amigos: Leonora Carrington, Carlos Monsiváis, Héctor García, Alberto Beltrán, gran ilustrador y dibujante tepiteño” (Ver el óleo).

Y así, por el estilo, los demás oleos: Libros y libros y más libros, Ustedes los Ricos y Nosotros los Pobres, homenaje a Ismael Rodríguez, El Palacio de las novias en la Lagunilla, homenaje a Hugo Neuman, etc.

En la exposición destaca el collage Caja de Arte Objeto “Las Cuatro Estaciones”, homenaje a Elena Poniatowska y a Gabriel García Márquez. Se trata de una exposición, muy al estilo de Alejandro que vale la pena ir a ver, en Av. José Martí No. 105, Col. Escandón, Miguel Hidalgo, C. P. 11800, Ciudad de México.

Alejandro escribió: Fue (debió haber escrito: Es) un evento de gran importancia en mi carrera artística y sobre todo que se exhibiera la obra pictórica Zapatilla, miniatura que le obsequie a la maestra Elena Poniatowska, por sus noventa años y, también, una Caja de arte Objeto que recuerda a Poniatowska recibir el premio Cervantes en España. Donde aparece como la amada Dulcinea de don Quijote de La mancha. Máxima obra literaria de Miguel de Cervantes Saavedra.

Varias veces me ha dicho Alejandro que le comente y y le pregunte a la directora de la Revista Siempre si él podría ilustra la portada de la Revista en algún aniversario. Le he dicho que llegará el momento circunstancial. Alejandro fue discípulo y asistente del maestro Raúl Anguiano que alguna vez, en el 40 Aniversario de Siempre ilustró la portada de la Revista. Ojalá y Alejandro tenga la oportunidad de hacerlo.

Termino, atreviéndome a decir que la exposición de Alejandro es una muestra del cinematismo, a lo Eisenstein, por aquello del cine esteroscópico (“dudar que el cine esteroscópico representa al mañana es tan inocente como dudar del advenimiento de dicho mañana… Pero está cercano el día en que al puerto del cine esteroscópico irán a dar, no ya las balsas de solitarios Robinsones, sino esbeltas galeras, fragatas y galeones, poderosos cruceros e invencibles acorazados, escribió alguna vez Eisenstein) y una muestra de la cinefilia, a lo Anguiano, por aquello de los dichos populares de Anguiano (el maestro dejó una serie de obras, seis conocidas litografías humorísticas, en las que supo dar nuevas formas a la tradicional filosofía popular, a lo Goya, Dumier y Posada, he leido por ahí). Enhorabuena, amigo.