Veraz o no, la encuesta de El Universal debió prender los focos rojos en la oposición. Colocar a Claudia Sheinbaum a 30 puntos por arriba de Xóchitl obliga a resetear la bitácora de vuelo.

La distancia entre una y otra aspirante está en el piloto. Sheinbaum tiene como jefe de campaña al Presidente. López Obrador marca desde las “mañaneras” el rumbo, los contenidos, manipula las emociones de los electores más pobres. “Agradezco a las comunidades indígenas de Oaxaca que nos ayuden a construir la carretera de Oaxaca a Puerto Escondido”.

López se encargó de construir la imagen de Claudia. Logró hacer saber que es su favorita, la heredera de su obra política, la que se atreverá a radicalizar la Cuarta Transformación.

Hay la percepción de que detrás de la exjefa de Gobierno hay apoyo, equipo y dirección. La maquinaria oficial está operando para hacerla ver como una candidata a la Presidencia de la República, como una ganadora.  Ya no como una “corcholata” más.

Del otro lado, no está claro quién es el piloto. Se habla de dos, tres o cuatro consultores. Todos meten la mano. Todos opinan. Todos creen saber de campañas políticas. Lo mismo hay ex candidatas perdedoras que asesores improvisados.

Alguien tiene que dar un manotazo en la mesa para meter orden. Tiene que haber una cabeza y esa debe ser Xóchitl. Tiene que estar al frente, pero arropada por un equipo de talentos que no se ve, por una narrativa que no es clara y un estilo disruptivo de campaña que contraste con la de una contrincante espuria y acartonada.

La percepción en campañas políticas es decisiva. Define la derrota o la victoria. La gente siente que en el cuartel de Sheinbaum hay ruta, es ella la candidata y nadie más. En el cuartel de Xóchitl, en cambio, hay dudas, indecisiones y hasta traiciones.

El Frente Amplio opositor se enfrenta a un proceso inédito. Son tres partidos políticos más las organizaciones ciudadanas las que tienen que ponerse de acuerdo. Pero lo inédito no justifica la tardanza y menos el fracaso.

Hoy lo inédito es oportunidad. Xóchitl por su origen ciudadano y carácter desacomplejado puede hacer una campaña embriagadora. Angela Merkel decía que su éxito político se debió a que siempre caminó al lado de la gente. No adelante. No atrás, sino de la mano.

La queja se repite: “Los partidos han dejado sola a Xóchitl”. Los partidos no la han dejado sola. Más bien, no saben qué hacer con ella. ¿Qué trato darle a una candidata ciudadana? Lo único cierto es que no deben devorarla. Darle el vehículo, la pista para que corra, acordar con ella un inteligente acompañamiento para que Xóchilt conserve la marca social.

Sheinbaum tuvo que echar mano de Juan Ramón de la Fuente para demostrar que en su equipo hay figuras de peso, cuando en la oposición hay talento de sobra. La pregunta es: ¿dónde está José Ángel Gurría, Ildelfonso Guajardo, Enrique de la Madrid?

Cuando las encuestas no favorecen deben ser leídas sin soberbia y con total humildad. No sirve negarlas. Tampoco suicidarse en ellas. Lo importante es atender las señales: la nave necesita de un piloto.

@PagesBeatriz

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