Son tantos los excelentes reportajes, artículos, análisis, que se han escrito y que describen a la perfección el desastre que el meteoro Otis provocó en Acapulco, lo que después del desastre causado por el huracán mismo padece la ciudadanía ahora sin empleo, ni agua, ni luz, ni mucho menos seguridad ni en centros turísticos, en las zonas comerciales, pero las zonas habitacionales. Los acapulqueños viven con doble miedo: el miedo de la incertidumbre del apoyo prometido y que llega a cuentagotas; del miedo de los asaltos en casas habitación de casas de la ciudad y de poblaciones cercanas al puerto. Entes armados asaltan sin la más mínima decencia, amenazan, roban, vacían propiedades, vacían orgullo, integridad de una sociedad que hasta hace una semana vivía vejada por el narco, por las autoridades, pero al menos tenía un sustento cierto de vida, para ellos y sus familias.

Hoy ni eso existe en el Acapulco que es. Ahí está la Bahía, sus playas memorables por múltiples décadas. Pero el puerto turístico predilecto de millones de visitantes ya no es. Tardará décadas en recuperarse.

El presidente complaciente fracasó en su estrategia de relaciones públicas en su intentona de llegar a Acapulco por tierra. Mejor se regresó rápido y ya por aire.

Hoy puede hablar, decir y despotricar. Es en esencia, un fracaso de ejecutivo. Su gobernadora, o hija de un gobernador a escondidas, por sus antecedentes de abusador sexual y sus nexos de negocios con narcos, destacan en ese gobierno estatal que poco, si es que algo ha hecho por su pueblo.

 

Los recursos y desastres

Los mexicanos aprendimos en 1985 que, ante la ausencia de gobierno, de soldados que robaban a los cadáveres dinero, relojes, anillos, solo la unidad de los ciudadanos inició la gran tarea de levantar lo caído en el DF.

Hoy el presidente no quiere que esa sociedad civil le compita en su imagen con el pueblo que todavía le cree al mentiroso de palacio. Ese es un daño adicional muy grave.

Ahora bien, para la recuperación se requerirá mucho dinero. Para la recuperación se necesitará por lo menos una década completa. Los muertos reales nunca los terminaremos de contar. Por desaparecidos, morgues, y fosas lo sabremos, también, en un lustro o una década.

 

Los dineros

Nadie lo puede calcular. Los soldados piden entre 18 y 20 mil millones de pesos para ellos reconstruir y por supuesto todo en secreto y con asignaciones misteriosas de obras. Enrique Quintana de El Financiero, calcula que dinero, dinero para reconstruir Acapulco y hacerlo transitable y vivo para recuperar poco a poco el turismo, significará cerca de 15 mil mdd.

Un servidor a la luz de los números de lo que costó reconstruir Nueva Orleans después de quedar completamente destruida por otro brutal meteoro hace años, calculo que serán entre 25 y 40 mil mdd lo que se necesitará. Una cantidad mínima para lo que costó por ejemplo revivir el DF después del terrible terremoto de 1985, que en vidas humanas nunca sabremos el número real. En recursos fueron tantos, que solo después de 20 años nuestro DF volvió a tomar personalidad de nueva prosperidad, listo para el desastre del 2017.

 

¿Y el FONDEN?

Carlos Urzúa en su extraordinario artículo-análisis en su diario El Universal, con fecha 30 de octubre del año en curso, deja muy en claro la ineptitud y negligencia de este gobierno, así como la torpeza de mando de nuestro bien amado mesías, que no Ejecutivo, que protege más su imagen, a lo que ejerce poder para mover recursos humanos, económicos y financieros, para asistir a Acapulco.

La clave para ayudar a Acapulco era el FONDEN, Fondo Nacional para Desastres Naurales. Pero el siempre inoportuno presidente López Obrador decidió al igual que como muchos otros fideicomisos, extinguirlos. Pretexto: Ollas de corrupción de neoliberales.

La verdad es que se robó esos dineros para él controlarlos a través de la tesorería de la federación, para sus obras faraónicas, gastos electorales, y vaya usted a saber qué más. Pero como ahora todo es seguridad nacional, no podemos saber a qué han destinado esos recursos.

Total, que el FONDEN ya no existe. Del dinero existente en el FONDEN, Carlos Urzúa detalla que las obras faraónicas se tragaron 30 mil mdp. El jefe, o director, o empleado del presidente encargado de la oficina de comunicación y todos sus esquiroles en medios, dicen que hay otros fondos por 17 mil mdp en algo así como un Fondo Fonden.

Nada más que ese fondo no es un Fideicomiso. Por lo tanto, no puede ser usado multianualmente, característica fundamental para atender una emergencia como la de Acapulco. Lo más importante es que ese fondo “Caltzontzin”, -le llamo yo-, Carece de Protocolos Técnicos, que hubieran ayudado para afrontar de manera inmediata el desastre provocado por Otis

Este fondo es un simple fondo dentro del Ramo 23. Ahí se friega el asunto, porque Hacienda entonces lo usa para solventar todo tipo de imprevistos. No sabemos si ese fondo tiene 17 mil mdp o 7 mil mdp. Aún si cuenta con los 17 mil mdp, como dice Carlos Urzúa son cacahuates para lo que requiere el puerto, la ciudad, y municipios aledaños.

Remata tajante su artículo Carlos Urzúa, -yo lo secundo-, el presidente tiene que tomar muy muy pronto dos decisiones fundamentales: Sacrificar o no los guardaditos para las elecciones a SU manera del 2024, y realmente ayudar a Guerrero. Y por último López Obrador deberá decidir si los dineros que se designen para el rescate de Guerrero, SEAN CONTROLADOS POR EL EJÉRCITO.

Ese Ejército que ni a empujones sacó del lodazal el jeep de doble tracción en el que viajó un par de metros el presidente, después de que la Suburban blindada no pasó. “Los gatos empujando para que el tlatoani no se molestara”.

Al final el tlatoani se bajó, caminó, se enlodó, llegó en camión de redilas “que le dio un aventón” al máximo tribuno de la nación, según dicen las lenguas, hasta Acapulco, que ahí a la Diana cuentan. Pero curioso, este soberbio pagado de sí mismo, como que no se tomó fotos con el pueblo guerrerense enojado. Turismo de imagen que salió mal, muy mal.

Como al presidente Luis Echeverría que no le quedó otra que viajar a Monterrey, NL, al velorio de Don Eugenio Garza Sada. En pleno aguacero el estado mayor presidencial rodeó al presidente con paraguas, hasta que pueblo neoleonés incluidos los empresarios le gritaron, ¡No! Que se moje como todos nosotros, su pueblo.

La foto del jeep del tlatoani López es de caricatura, para el semanario Proceso en México, para la revista Time en Estados Unidos. Cero empatías de López y la gobernadora con el pueblo de Acapulco, sus empresarios. Incapacidad de respuesta DN-3 ni financiera.

Ese es el gobierno inepto que reclama la continuidad; un sexenio más para destruir en mayores proporciones al país, a la República, a la Democracia Liberal, a nuestra Constitución y leyes, a los tres Poderes de la Unión, a las libertades, la libertad de expresión, los órganos autónomos constitucionales, control electoral, militarización de la Nación para consolidar la autarquía dictatorial que este señor aspira, quiere, para nuestra gran nación Republicana.

Pasen como ustedes mejor lo prefieran el Día de Muertos de nuestra bella tradición mexicana. ¡Gocen el puente de estas fechas!

Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 40 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos, impresos, digitales, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU. Las opiniones expresadas en  este artículo son exclusivas del  autor.