La concentración masiva de ciudadanos que recorrieron el trayecto entre el monumento a la Revolución y el  Zócalo de la Ciudad de México y en 35  ciudades del interior del país el domingo pasado, mostró el descontento de las y los trabajadores  del Poder Judicial de la Federación y de la ciudadanía que los acompañamos, por el rechazo las reformas recientemente aprobadas por los diputados de Morena y sus aliados con las que cancelan 13 de los 14 fideicomisos de los trabajadores del Poder Judicial. Miles de Ciudadanos que de manera ordenada y respetuosa caminaron y permanecieron bajo los rayos del sol intenso para hacer patente su desaprobación por la violación a la Independencia del Poder Judicial al ataque a los ahorros de los trabajadores y por la reforma legislativa a los diversos ordenamientos en materia presupuestaria.

Las miles de personas que estuvimos ahí, exigimos del Ejecutivo el respeto al Poder Judicial, a su Independencia y Autonomía, que el encono y la venganza no se consuma en contra de los integrantes de uno de los tres poderes de la Unión por hacer su trabajo dentro de las función que la propia Constitución establece, al resolver las diversas controversias constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad que fueron presentadas por los integrantes de los partidos de oposición.  Que desde Palacio Nacional el ejecutivo deje de amedrentar con las amenazas e insultos  que acostumbra emitir desde el pulpito de la mañanera,  ya que los Ministros solamente resolvieron con estricto apego a la Constitución.

La Ministra Presidenta Norma Piña recibió una invitación de los senadores Alejandro Rojas, Manuel Añorve y Julén Rementería, para que comparezca y explique el porque la cancelación de los 13 fideicomisos que pretende hacer el Congreso, perjudicará a más de 500 trabajadores y sus familias; invitación que la Ministra Presidenta aceptó, sin embargo el senador presidente de la Junta de Coordinación Política, Eduardo Ramírez des-invitó a la ministra argumentando que la invitación no había sido aprobada por la Junta de coordinación política. Finalmente la Ministra Presidenta concluyó que no existen las condiciones para llevar a cabo un diálogo institucional entre los dos Poderes.

La sociedad en  México ha llegado al hartazgo, causado por un mal gobierno,  como la concentración del poder en un solo actor político y sus lacayos, la exacerbada corrupción, la violencia, la delincuencia organizada, la impunidad, las injusticias, el desempleo y la miseria de muchos millones de mexicanos, por lo cual se necesita con urgencia un nuevo modelo de política.

Desde hace casi cinco años,  el vértice del debate nacional, existe una sola voluntad la del Ejecutivo federal, y así como en la canción de José Alfredo Jiménez, el  inquilino del palacio conduce el gobierno de la República con la convicción de que su voluntad y decisiones son únicas e inatacables “Porque mi palabra es la ley”.

Al inquilino del Palacio no le gusta La Constitución ni las leyes que no propuso él, no reconoce que el Supremo Poder se divide en 3 Poderes independientes entre sí, no quiere ser contradicho por nadie, es por eso su venganza en contra del Poder Judicial por no someterse a sus caprichos.

La eficacia del sistema político requiere de consensos que privilegien al interés general de la sociedad. Toda decisión implica definiciones con costos y ventajas para los actores políticos. La auténtica democracia no se agota en las urnas, va más allá de la democracia electoral; supone una participación real de los ciudadanos en la elaboración de las políticas;  se debe consensuar la extrema polarización política, construyendo un espacio que haga posible el entendimiento de las posturas contrarias y la suscripción de los compromisos ineludibles para la nueva conformación del Estado mexicano. Los tiempos actuales son tiempos de actuar con decisión, de actuar y decidir con visión de futuro, para sentar sólidas bases para el México del tercer milenio.

Es cierto que el presente que vivimos en el México no resulta especialmente luminoso, inmersos en una crisis económica y de seguridad pública sin precedentes; la desilusión, el escepticismo y la rabia social ante la ineptitud y autoritarismo de quien dirige los destinos del país se acrecientan; se percibe por un lado un ánimo de cambio y por otro parece existir una depresión social que se filtra por los vasos comunicantes de toda la sociedad.

La presencia de la Sociedad Civil ha adquirido en los últimos años una relevancia muy significativa, debido a que históricamente en el Mundo las sociedades se han ido conformando con sus características distintivas, en donde este resurgimiento ha estado enmarcado en cambios estructurales en lo político, lo social, lo cultural y por supuesto en lo económico.

En México, tenemos que construir una verdadera gobernabilidad democrática, la mayoría de la ciudadanía pensante percibe con claridad la necesidad de construir los  canales para expresar todas las demandas y que, esos canales sean  reales y operativos, en donde se escuchen todas las exigencias que se expresan. Podemos observar que en la actualidad la sociedad civil comienza a despertar y a participar, y se percata que,  ante la formulación de políticas públicas es muy importante su participación. La sociedad cada vez más, debe asumir con mayor intensidad su papel  y ejercer presión con fuerza sobre los diversos actores políticos para que el gobierno cumpla con sus obligaciones elementales de garantizar la vida, la integridad física y el patrimonio de los ciudadanos, así como otorgarles seguridad jurídica, y el respeto al voto en una verdadera democracia,  esto es vivir en un auténtico Estado de Derecho.