-Analicemos, Carlos, si AMLO se ha convertido en dictador, para poder afirmar con razón, emulando a los cónclaves en la Capilla Sixtina:” dictatorem habemus”… pero con indignación y pesadumbre.
La dictadura tiene un sentido peyorativo, pero en Grecia y en Roma era una forma legítima de gobierno, comprendida en el concepto genérico de magistratura (magis más, y tractus, acción de atraer) es decir un funcionario público destacado. Hoy, magistrado es quien ejerce la judicatura con funciones superiores a un juez.
En Atenas el futuro dictador sustentaba un examen (dokimasía) para verificar su moralidad y competencia; en Roma era designado por el Senado, por 6 meses quien hubiese sido un excelente magistrado, y sólo en disturbios graves. El dictador (dicere, dictum, dictar leyes y el sufijo ura relación, oficio) tenía amplias facultades de gobierno, incluso en materia legislativa; su tarea era el bienestar y progreso de la Pólis o de la República.
Solón, como dictador durante 22 años, estableció los fundamentos de la democracia ateniense, perfeccionada después por Clístenes; logró la paz y estabilidad, decretó la pérdida de la ciudadanía a quienes en las revueltas sociales permanecieran neutrales, porque “la indiferencia del pueblo es la ruina del Estado”. Invitado a convertirse en dictador permanente, rehusó diciendo: “Es muy buena posesión, pero sin salida” (Heródoto, VII, 104).
En Roma Lucio Quincio Cincinato, terminado su consulado, se retiró a su finca a cultivar la tierra, y nombrado dictador con motivo de la guerra contra los ecuos, restableció la paz, volviendo inmediatamente a tomar el arado.
Actualmente un dictador concentra el poder absoluto, controla los órganos legislativo y judicial, gobierna quebrantando la ley y las instituciones, atropella las garantías individuales, excita el odio y el rencor de los pobres contra quienes progresan profesional y económicamente, elimina a sus enemigos, cuyos bienes confisca en beneficio de los pobres, manipulándolos políticamente, realiza inopinadamente obras públicas innecesarias, motejadas popularmente como faraónicas, consiguiendo créditos en perjuicio de las finanzas públicas, postergando la seguridad pública y los servicios de salud, medicamentos y educación; su despotismo deviene en una tiranía violenta sin limitación de poder.
Pisístrato, en el siglo VI a.C. mediante engaños, se apoderó de la Acrópolis de Atenas apoyado por 400 guardias convirtiéndose en tirano, pero hábilmente se hizo perdonar por el pueblo, y según Aristóteles, “gobernó con moderación, y más como un buen ciudadano que como tirano” (Aristóteles, Constitución de los Atenienses, 16). Hubo ciudades gobernadas por Sabios de Grecia en su carácter de tiranos -tírannos, tirannéuein, soberano, príncipe, tirano, ser gobernado por un tirano – (cfr.Rufo Mendizábal S.I. Diccionario Griego Español Ilustrado, 4a. edición, p. 542 y 543); de lo que se infiere que la tiranía de entonces no tuvo la misma connotación que la actual.
En Roma existió la dictadura en el sentido antiguo entre los siglos V y II a.C. El término tirano en el Imperio, se aplicó a Tiberio, Calígula, Nerón y Heliogábalo, quienes por sus excentricidades y abusos son una afrenta para Roma.
Lucio Cornelio Sila fue dictador “al estilo actual” en los años 81 y 80, a.C. y por haber vivido en una cultura esencialmente jurídica, fue inexcusable su proceder con abierta violación a la ley. Después de vencer en el Oriente al rey Mitrídates IV, exterminó alevosamente y con ventaja a 12,000 samnitas de Praeneste, inició en Roma su dictadura por dos años; confiscó las tierras de las víctimas para entregarlas a sus soldados, nombró senadores a sus veteranos y duplicó su número a 600 para lograr mayoría en el Senado; obligó al Senado a conferirle poder de dictar leyes y reformar la República; convocó a comicios para la elección de diversos magistrados, triunfando sus candidatos; por su victoria sobre Mitrídates, fue proclamado salvador y padre de la patria; implantó las proscripciones, listas públicas de sus enemigos, que eran ejecutados impunemente; asesinó a 40 senadores y 1,400 caballeros, confiscándoles sus inmuebles; sus descendientes, señalados con la infamia, perdían sus derechos civiles; construyó un templo a la diosa Fortuna para festejar sus victorias y reformó las diversas magistraturas para nombrar a sus seguidores. Al no lograr reimplantar la realeza, renunció a la dictadura.
Te sugiero, Carlos, consultar la HISTORIA DE ROMA I Ediciones Cátedra (Grupo Anaya S.A.) 2007, Págs. 497 a 500 de José Manuel Roldán. Sin ironía, realiza un enroque mentalmente, sentando a Sila en nuestro Palacio Nacional que arbitrariamente ocupa AMLO, y a éste en un escaño del Senado romano, y quien resulte “vencedor” como el peor dictador, será premiado. Agregarás a las hazañas de “Sila en México” (abonables a López Obrador), los reiterados ataques a la S.C.J.N., el promover el rencor, la envidia y la división del pueblo; 80,000 mexicanos desaparecidos y 180,000 asesinados por los criminales ante la indiferencia e ineptitud del gobierno, la política de abrazos para los criminales y balazos para los ciudadanos, que supone un Narco- Estado; el tren maya, la refinería Dos Bocas; la nugatoria función de sus colaboradores porque él siempre impone su capricho; el desempleo de los médicos mexicanos, prefiriendo a los enviados por el dictador cubano; el desprecio a pedagógos y filósofos mexicanos, privilegiando a los ignorantes del dictador Nicolás Maduro para elaborar pésimos libros de texto; las pláticas mañaneras, que son un desahogo de venganzas, bravuconadas, calumnias, bufonadas y odio a gobiernos anteriores, amén de la pérdida de tiempo que a lo largo del sexenio equivale a cinco meses laborables totalmente desperdiciados; justificación de su inepto gobierno culpando al PRIAN de las carencias, la inseguridad y todas las calamidades que aquejan a México; regala dinero de nuestros impuestos a los pobres, pero impide que se superen, para asegurar su gratitud y el voto a favor de los candidatos de su partido.
– Ahora he comprendido y me convenzo de que AMLO es un indiscutible dictador y seguramente los jueces Minos, Éaco y Radamanto antes de juzgarlo en el Hades, lo castigarán con el ostracismo, pues no merece vivir ni morir en su patria, por traidor a la democracia y a México.