Pese a todas las adversidades engendradas desde el poder, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), cumple 109 años de existencia, como una de las organizaciones gremiales más nacionalistas e independientes del país.

La historia del sindicalismo del pasado siglo como del presente, no puede entenderse en México sin referir el papel de primer orden que ha tenido el SME a lo largo de las conquistas de la clase trabajadora.

De sus primeras luchas expresadas en paros y huelgas contra empresas extranjeras como la Mexican Light and Power, se plasmaron en el artículo 123 de la Constitución de 1917, mecanismos de defensa sindical como el derecho a huelga, la jornada de ocho horas y avances en la seguridad como el derecho a la atención médica, a la vivienda y una jubilación digna, entre otros avances.

El SME también estuvo presente en la defensa popular al gobierno del General Lázaro Cárdenas, que le permitió llevar a buen término la Expropiación Petrolera. Y de su histórica huelga de 1936, surgió uno de los mejores Contratos Colectivos de Trabajo en el mundo.

Los smeitas también jugaron un rol fundamental en la Nacionalización de la Industria Eléctrica, realizada el 27 de septiembre de 1960, por el Presidente Adolfo López Mateos. Fue a los miembros del SME a quien el mandatario encargó la vigilancia de la industria eléctrica, como patrimonio de la nación.

La contribución del Sindicato Mexicano de Electricistas al movimiento obrero organizado y a los movimientos sociales del país, ha dejado una huella indeleble por su irrenunciable solidaridad, por lo que es ineludible que para entender la fuerza ideológica del sindicato centenario en México, debe conocerse el sentir y necesidades de las clases populares, a través de nuestra historia.

Por eso, cuando la miopía histórica del narcogobierno de Felipe Calderón Hinojosa y sus neófitos colaboradores como sus Secretarios del Trabajo, Javier Lozano Alarcón y de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, buscaron la disolución de una de las instituciones sindicales con mayor prosapia en el país, se llevaron un chasco mayúsculo.

Imposible que un grupúsculo de tecnócratas neoliberales, sin un gramo de sentido nacionalista, entendieran que al interior del SME existía un grupo de hombres y mujeres con una sólida conciencia de clase y un compromiso con la defensa del sector energético del país, como parta de nuestra soberanía nacional.

Haber asumido la defensa del sector eléctrico y de manera conjunta la del sector petrolero, resultó un contrapeso incómodo para un gobierno panista que como sucedió con el Dictador Porfirio Díaz, se puso de tapete a los intereses de las empresas extranjeras, ahora representadas por el poder global de las trasnacionales.

Al celebrar este 14 de diciembre sus 109 años, el SME deja constancia, una vez más, de que ningún gobierno de las siglas que se trate, puede estar por encima de una institución sindical que representa la historia misma de la clase trabajadora en México, porque desde la centenaria organización, prosigue la construcción de objetivos comunes de lucha al lado de sindicatos independientes y organizaciones sociales que están convencidas que el neoliberalismo aún no se ha ido y queda mucho por avanzar en unidad, hacia la construcción de una sociedad más justa.