Recién pudimos ver la película Napoleón, en ella figura Joaquín Phoenix quien interpreta al general corzo, la trayectoria del francés de origen italiano no podría haber sido concebida sin el antecedente que fue la Revolución Francesa, misma que es el origen del estado moderno que se fundamentó en el siglo de las luces con las aportaciones de los enciclopedistas que abundaron respecto al contractualismo desde el poder.

En la Revolución Francesa de 1789 se originó la derecha y la izquierda, la primera optaba por el indulto al monarca, la segunda por la muerte al rey; obvio ganó ésta última. En aquel periodo convulsionado de Francia se levantaría el estandarte de Libertad, Igualdad, Fraternidad como una utopía que sería el motor de cambios para combatir al antiguo régimen. Al final la revolución fue un baño de sangre aunque también legaría la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que no pasó en ese entonces de ser un extraordinario discurso, la utopía revelada.

En aquellos tiempos algunos de los legisladores de la derecha -Girondinos- se habría de pasar a la izquierda -jacobinos-, ellos se graduarían como tránsfugas que es una tradición inextinguible por ejemplo en México en donde muchos integrantes de la clase política suelen cambiar de piel en nombre de la madre democracia.

Uno de los tránsfugas de aquellos tiempos revolucionarios fue Josep Fouché, el alto graduado como intrigante que estuvo en la derecha, posteriormente con los revolucionarios, luego con Napoleón y después regresó con la monarquía. Una novela histórica que describe puntualmente al también conocido como el carnicero de Lyon es Fouché, el genio tenebroso de la autoría de una de las plumas más exquisitas: Stefan Zweig.

Los acontecimientos registrados en la Revolución Francesa nos hacen recordar al politólogo florentino que fuera un símbolo renacentista como lo fue Nicolás Maquiavelo con su obra El Príncipe que tiene su basamento en el pensamiento realista de la condición humana, en el libro de referencia separa la política de la religión y la moral para establecer que todo es válido si se trata de alcanzar y preservar el poder.

En nuestro país se efectúan las precampañas, no existe un purismo ideológico, la pretensión de los que habrán de contender por los cargos de elección popular es ganar como sea, así sea mediante alianzas que se atojarían ilógicas, derecha con izquierda. Las tesis maquiavélicas parecen reescribirse porque la condición humana no ha mutado.

Claudia Sheinbaum continúa en lo alto de las encuestas, algunas de estas mediciones reflejan una diferencia de escándalo respecto a Xóchitl Gálvez a quien casi le dobla en la intención de voto; atrás se registra Samuel García que recién inició sus actividades.

Podría ser que Samuel García pueda arrebatar el segundo lugar a Xóchitl Gálvez, ésta última se puede percibir abandonada por las dirigencias de los partidos que la postulan, parece que perdió la espontaneidad y se ha vuelto acartonada, urgen cambios en su equipo.

Todo puede suceder porque la política no es una ciencia exacta aunque ello no significa que esté ausente la lógica.