Una vez que está por terminar el actual año, esperamos que el próximo sea más venturoso, a pesar de que, por el momento las cosas en perspectiva no se perciben halagüeñas, para todo el mundo, ni para nuestro País.
En el contexto internacional, se continúan escuchando las explosiones de la guerra en el Medio Oriente, que inexorablemente ligado a los conflictos entre Israel y las naciones árabes, nuevamente los equilibrios geopolíticos ponen en peligro a la humanidad. En este caso, la intervención de los Estados Unidos, ha logrado un frágil “estatus quo” que pende de un hilo, ante la necesidad de proteger a su población por parte del gobierno de Israel, ante la beligerancia irracional del grupo terrorista Hamas que miope, es incapaz de una visión de futuro.
La delincuencia organizada transnacional o globalizada, cobra cada vez mayor fuerza, sin que los gobiernos de las naciones más afectadas parezcan poder detenerla; el trasiego y venta de estupefacientes representa solo entre Estados Unidos y México, un mercado de cerca de 40,000 millones de dólares anuales. Los programas dedicados al combate de estos grupos son un mero paliativo, tal vez porque los intereses económicos están muy entremezclados en el sistema financiero mundial, hay que reconocerlo, pues en ningún país existen programas intensivos en materia de Salud para la prevención de adicciones y de rehabilitación de adictos, para disminuir la enorme demanda de los enervantes, como por ejemplo la campaña que se ha hecho en contra del tabaco a nivel mundial.
En el plano económico mundial, remontar la crisis económica, todavía parece lejos, se avecina un recrudecimiento de la guerra de divisas y la baja del precio del petróleo, persisten los síntomas de inestabilidad en el sistema financiero estadounidense, se prevé que continuaran las crisis en algunas naciones europeas y la perspectiva para la economía norteamericana de la que somos interdependientes, solo presagia un crecimiento bajo. Lo cual no deja mucho margen para el optimismo.
Por lo que hace a nuestro País, estamos en el último año del gobierno de López Obrador, llegando al cierre de año y muy pronto de sexenio con saldos deficitarios en todos los rubros. La inoperancia del sector salud, sin medicamentos a pesar de la anunciada Mega farmacia, en el sector educativo, los jóvenes que terminan la secundaria fueron reprobados en matemáticas, la comprensión de lectura en ciencias, entre otras. En política de seguridad el sexenio ha sido el fracaso total, cerramos este año con la noticia de 12 jóvenes masacrados mientras celebraban una posada en Salvatierra, Guanajuato. Las cifras de homicidios ascienden cerca de las 175 mil muertes violentas.
De la prospectiva en materia de economía, seguridad, derechos humanos y política, el escenario no parece muy positivo. La dependencia económica que nos ata –para bien y para mal– con la economía de nuestro vecino del norte, solo nos permite aspirar a un crecimiento moderado y continuar sobrellevando las cifras oficiales a modo, de generación de empleo e índice de inflación.
De seguir esta misma dinámica de violencia, debemos estar atentos que no ocurra el escalamiento de las violaciones de derechos humanos. La verdadera lucha contra el crimen, debe ser aplicando la ley en un Estado de Derecho, y utilizando los Protocolos de Naciones Unidas para el uso legítimo de la fuerza por parte de los agentes del Estado debe de hacerse una seria investigación financiera para ahogar a los carteles a través de estrangularles sus flujos financieros, y el control de las aduanas para bloquear el ingreso de armamento para los grupos delincuenciales.
En el escenario político, con las elecciones del próximo año serán determinantes para el futuro de nuestro país, están en contienda la Presidencia de la República, la renovación de ambas Cámaras del Congreso de la Unión y las elecciones locales en estados, las cosas no pintan mejor, existe una clara intencionalidad de polarizar a la sociedad para que a “rio revuelto ganancia de pescadores”. Iniciaremos el año con el arranque de las precampañas de las elecciones para renovar las gubernaturas en 9 entidades de la República: Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Llegamos al fin de este 2023 con los males de este tiempo, que conviven en los ámbitos de lo público y lo privado, como la concentración del poder en unos muy pocos actores públicos y privados y de poderes fácticos, la exacerbada corrupción en todos los niveles, la violencia, la delincuencia organizada, la impunidad, la desigualdad y pobreza cada vez más graves entre los habitantes, las injusticias que los órganos jurisdiccionales no son capaces o no quieren evitar, el desempleo y la miseria de muchos millones de mexicanos.
Sin embargo, hay que tener esperanza en el porvenir, por lo que hago votos para que el 2024 sea el año de la reconciliación, el año de la reactivación económica y que llegue la paz a todos los hogares.