La mayoría de comentarios, periodísticos y de análisis más profundo del escenario internacional, considera este 2024 como un año que inicia en situaciones de particular gravedad y futuros complicados.

 

Guerras a granel

De lo mucho que se comenta por muchos, destaco en primer término las guerras, de Rusia invasora de Ucrania, de Hamas -milicia islamista- contra Israel, en la que ambos compiten en crímenes, y la crisis del Mar Rojo en la que los hutíes -chiíes de Yemen- atacan barcos “con destino a Israel”. La nota del prestigioso CIDOB, del 20 de diciembre pasado, hace notar que ”el mundo concentra hoy la mayor cantidad de conflictos activos desde el final de la Segunda Guerra Mundial” (CIDOB, centro de investigación en relaciones internacionales, Barcelona).

 

Año de urnas

En segundo lugar, en este “año de urnas y armas” –como también dice CIDOB– habrá elecciones en las que la mitad de la humanidad está convocada a votar en alguno de 70 parlamentos y en su caso, en comicios presidenciales directos: Para empezar, de alto voltaje el 2 de junio en México, que elegirá por primera vez en su historia, una presidenta de entre las dos candidatas contendientes. La presidencial de Estados Unidos, el 5 de noviembre’ de importancia mundial y -por obvias razones- especialmente para México, temeroso el mundo del retorno del infame esperpento Trump. Asimismo, las elecciones al Parlamento Europeo, entre el 6 y el 9 de junio, que hasta los comicios de 2019 había sido órgano de equilibrio en la Unión Europea hoy corre el riesgo de ser “invadido” por una coalición de partidos de ultraderecha. Al igual que los ya mencionados comicios, estos de la Europa comunitaria son de interés prioritario para México.

Del resto de elecciones que tendrán lugar en 2024 -o cerca- así como sobre las realizadas hace poco y en vías de “démarrer”, también informo, comenzando por Javier Milei, el “anarco capitalista” presidente de Argentina, en funciones desde el 10 de diciembre, que inicia sus necesarias reformas para salir del hoyo negro en que se encuentra la economía y el país, con decretazos ilegales, lo que le exigirá negociar con enemigos políticos y dar marcha atrás a más de uno de sus ilusos planteamientos -por lo pronto, un tribunal frenó ya el decreto de reforma laboral. Sigo con América Latina para referirme a Guatemala, donde el socialdemócrata presidente electo Bernardo Arévalo debe tomar posesión el 14 de enero, después de sortear mil obstáculos legaloides -conatos de golpe de Estado- y nos preguntamos si podrá echar abajo la red de corrupción creada y sostenida por los mandatarios que le han antecedido.

Concluyo, aunque de manera incompleta, con la región, mencionando a El Salvador, cuyas elecciones presidenciales serán el 4 de febrero y las ganará el presidente Nayib Bukele, quien goza de popularidad en su país y otros -incluso entre mexicanos- por haber pacificado a El Salvador, enviando a prisión a supuestos miembros de las Maras, pandillas de narcos, sin que se reconozca su presunción de inocencia, sin derecho a defensa en tribunales y encerrados en prisiones construidas al efecto, para decenas de miles de ellos. Bukele, además, está violando la legislación de su país, que le prohíbe reelegirse. Al lado de este político bananero menciono al venezolano Nicolás Maduro, en tramposa búsqueda de evitar elecciones presidenciales y el posible triunfo de la popular y carismática opositora María Corina Machado.

Del resto del mundo que celebra elecciones, menciono al minúsculo Taiwán, que las tendrá el 14 de enero, ante la amenaza permanente -hoy reiterada en el discurso de Xi Jinping- de que China anexionará esa “provincia separatista”. Igualmente, a Rusia, que el 17 de marzo reelegirá a Putin hasta 2030, mientras la guerra con Ucrania no se prevé finalice y el dictador tendrá que hacer ajustes en su entorno. Ese mismo mes, el 31, tendrían que celebrarse elecciones presidenciales en Ucrania, lo que se cree imposible porque la ley marcial que rige actualmente no lo permite, no hay fondos para ello y la población se opone a celebrarlas. En abril y mayo tendrán lugar elecciones generales en India, en las que el premier Narendra Modi aspira a un tercer mandato, contra una oposición muy unida y en una atmósfera de liberalismo agravado durante la gestión de Modi: desaparición de instituciones y equilibrios de poder, no pluralismo.

Joseph Wu, primer ministro de Taiwán

Hegemonías

Este inicio del 2024 nos permite también avizorar el escenario internacional y a las potencias hegemónicas y su futuro previsible-o su presente- frente a Estados Unidos, ¿Europa? China, Rusia, ¿India? En el entendido de que el crepúsculo de Washington será lento y duradero, preocupa el futuro inmediato ante la posibilidad de que Trump, la antítesis del Estado de derecho, zapador de acuerdos internacionales -las nefastas consecuencias, por ejemplo, de haber repudiado el acuerdo nuclear de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, con Irán. Trump incitó al populacho a dar un golpe de Estado y ha mostrado que importantes núcleos de la población de Estados Unidos no saben qué es ni les interesa la democracia y están a violar derechos políticos y derechos humanos. Sin que esto signifique desconocer a las mayorías del admirable pueblo estadounidense que cree en la democracia, la libertad y los derechos humanos.

Al lado de Estados Unidos -Occidente- hago comentarios sobre Europa, la Unión Europea, que mencioné más arriba entre interrogaciones porque no está claro para muchos que pueda tener los atributos de poder hegemónico de Washington, Pekín y hasta de Moscú. Como Europa: la Unión Europea, no es una potencia militar, podría hacerse la pregunta que supuestamente hizo Stalin a Churchill cuando este le sugirió invitar a Pio XII a las negociaciones de paz al término de la Segunda Guerra Mundial: “¿Cuántas divisiones tiene el papa?”, ¿cuántas divisiones tiene Europa? Y sin poderío militar ¿puede ser “hegemón”? No una potencia hegemónica, pero si, como sostiene Josep Borrell, ministro de asuntos exteriores de la UE, “mantenerse unidos al lado de Ucrania, porque Putin no se detendrá y lo mismo en Medio Oriente donde debemos pesar más; pienso que hemos delegado demasiado a Washington”.

Yo añadiría, profundamente vinculada a Latinoamérica, lo que, si creemos a lo que dice el Informe Elcano, sustanciándolo con datos, existe. Recuérdese la reactivación de vínculos políticos a través de las relaciones CELAC-UE y los multimillonarios fondos del Global Gateway (por lo pronto 3500 millones de euros para América Latina). (Cfr Informe Elcano. ¿Por qué importa América Latina? 5/7/2023).

Hago a un lado a Rusia para circunscribirme a China, poder hegemónico, que para muchos analistas de las relaciones internacionales -y simples amateurs- está desplazando a Estados Unidos como la principal hegemonía en este siglo. No me parece tan evidente.

Dicho esto, me parece particularmente interesante analizar el papel de India en esta lucha de influencias y aprovechar los comentarios de expertos que hablan del “choque de dos gigantes asiáticos: India y China”, que, dejaron ya a un lado la colaboración y se enfrentan por la dominación global de Asia. Por lo pronto, afirma Philippe Lee Corte, investigador especializado en China, del AsiaSociety Policy Institute, Pekín está incorporando a los BRICS -el club de potencias emergentes más Rusia y China como grupo internacional de influencia política y potencialidad económico comercial. Mientras India hace entrar a la Unión Africana en el G20 y se ostenta como líder de las democracias no occidentales. En todo caso, Pekín y Nueva Delhi por liderar el llamado Sur Global.