“Dios perdona, el tiempo no”, reza una popular canción mexicana de fines del siglo pasado, que puede relacionarse con el panorama político que enfrentarán el año próximo —que curiosamente empezará a partir del día de mañana lunes— 1 de enero de 2024, Estados Unidos de América (EUA) y México. ¿Quiénes serán los próximos mandatarios de ambos países? Si algo terrible e imposible de revertir no sucede, en el primer caso la disyuntiva será entre Joseph Robinette Biden Jr., de 81 años de edad,  popularmente conocido como Joe Biden, el presidente demócrata en funciones que busca su segundo y último periodo, y el ex presidente republicano, Donald John Trump, de 77 años, con una cauda de acusaciones judiciales que jamás enfrentó un “sobrino” del Tío Sam.

Parece increíble que sean dos ancianos los que compitan por el puesto más importante del gobierno estadounidense. Situación que afecta, de varias maneras, el proceso democrático de la Unión Americana, más allá de los intereses de demócratas y republicanos. Por lo mismo, son muchos los analistas que coinciden en denunciar que la democracia de EUA “corre peligro” de cara al año electoral. Por lo que respecta a México, la moneda en el aire: el voto del domingo 2 de junio, indicará qué candidata será la ganadora: la oficiosa Claudia Sheinbaum Pardo, de 61 años, o la abanderada de la oposición, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, de 60. Ambas egresadas de la UNAM. Según se ha desarrollado el anticipado proceso electoral, manoseado, en todos los sentidos, por el titular del Ejecutivo Federal, los comicios del próximo año son, como antaño, una “elección de Estado” que pretende asegurar la continuidad de la 4T, cueste lo que cueste.

Por su condición de mandatario en turno, la reelección de Biden podría considerarse algo prácticamente seguro, sin embargo, la situación política y económica del último imperio del planeta y las guerras en curso, Rusia contra Ucrania y la situación bélica en el Oriente Medio: Hamás y algunas naciones árabes en contra de Israel, así como el declive del prestigio internacional de EUA en prácticamente todo el mundo, hacen que los deseos de Biden estén en apuros provocando que la tradicional democracia estadunidense esté en jaque por un posible retorno de Trump a la Casa Blanca. En suma, las posibilidades de Biden son borrascosas pese a los cuatro juicios que enfrenta con un total de 91 cargos crimínales el contrincante republicano y los esfuerzos de los demócratas para que el extravagante magnate de cabello naranja no aparezca en las boletas de algunos estados como Colorado.

Lo más escandaloso del caso es el sorprendente apoyo popular —celebrado incluso en los medios de comunicación de medios pro-demócratas—, a un ex mandatario derechista acusado judicialmente de pretender un golpe de Estado, en un intento por desconocer los resultados de la anterior elección presidencial. Muchos electores que apoyaron a Biden en 2020, ahora pueden abstenerse de hacerlo en los comicios de noviembre de 2024. Ese es el problema.

Para los demócratas el asunto está claro: Donald Trump “ciertamente apoyó una insurrección, no hay ninguna duda al respecto”, afirmó el presidente Biden, después de la sorprendente decisión adoptada el martes 19 de diciembre por el Tribunal Supremo de Colorado que mantiene al republicano fuera de las elecciones primarias de ese estado, debido a sus acciones durante el brutal ataque, en 2021, de miles de sus fanáticos al Capitolio, en Washington, sede del Congreso.

El Tribunal de Colorado —entidad que cuenta con una gran extensión territorial que formó parte de México hasta el Tratado de Guadalupe Hidalgo firmado en 1848–, determinó que el presidente Trump “se rebeló el 6 de enero de 2021” durante el asalto al Capitolio, y consideró que la 14a. Enmienda de la Constitución, invocada para reclamar su inelegibilidad, se aplicaba a quien oficiaba entonces como Presidente. Por su parte, en su red Truth, el magnate arremetió contra la decisión del citado tribunal escribiendo: “Un día triste en Estados Unidos”. En otra publicación, el ex mandatario agregó: “¡Qué vergüenza para nuestro país!”, en la que además sugirió que EUA se está convirtiendo en una “república bananera” y que la decisión supone otro ejemplo de “interferencia electoral” como ya ha manifestado  con decisiones judiciales en su contra. No solo eso, sino que además reclamó que el “presidente Biden debería retirar todas esas falsas acusaciones políticas contra mí, tanto penales como civiles. Cada caso por el que llucho es trabajo del Departamento de Justicia y de la Casa Blanca. Nunca ha pasado tal cosa en nuestro país antes”.

Los magistrados de Colorado consideraron que los actos de Trump durante el asalto tumultuario al Capitolio en enero de hace casi tres años, cuando se desempeñaba como mandatario de EUA, pero denunciaba que se cometió “fraude masivo que impidió su victoria”, encajan en la definición de “insurrección”, delito que lo invalida para retornar a la Casa Blanca. La Enmienda 14 fue aprobada en 1868 después de la Guerra Civil en la Unión Americana, para evitar que personas asociadas con los sublevados sureños de la Confederación pudieran hacerse del poder.

La decisión demócrata de Colorado —ningún magistrado de ese estado es republicano—, consideró que “Trump está descalificado para ocupar el cargo de presidente”… “Debido a que está descalificado, sería un acto ilícito según el  Código Electoral que el Secretario de Estado de Colorado lo incluya como candidato en la boleta primaria presidencial”.

Mientras son peras o manzanas, la decisión de Colorado contraviene la sentencia de una jueza de Denver, la capital estatal, que consideró que el extravagante magnate tomó parte en una “insurrección”, pero no que estuviese inhabilitado para tomar parte en las elecciones. Falla que fue recurrida por una institución de Washington bautizada como Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética (CREW, por sus siglas en inglés), en varios estados, pero esta es la primera vez que un tribunal les da la razón.

Fran Ruiz, en una de sus colaboraciones periodísticas sobre Las elecciones en EU, reflexiona sobre el particular: “En cualquier caso, este histórico fallo, a semanas de que arranque la temporada de primarias irrumpe de lleno en la campaña y podría cuestionar la popularidad de Trump, favorito indiscutible a ganar la candidatura republicana frente al resto de sus adversarios conservadores, gracias a su agresiva retórica patriota y antiinmigrante, que los demás tratan de copiar, sin mucho éxito”.

Obviamente el equipo del magnate —cuya riqueza también ha sido ya puesta en tela de juicio por adulterar el monto de las mismas para obtener préstamos y otros servicios financieros—, adelantó que recurrirán el fallo ante la Suprema Corte de EUA, que consideró “completamente erróneo”.

En tales circunstancias, Colorado llevará a cabo sus primarias presidenciales el próximo 5 de marzo —en el tradicional SUPERMARTES—, una fecha clave en la que votarán 16 estados y que pueden definir la contienda para elegir al candidato presidencial.

A su vez, la vicegobernadora de California, Elena Kounalakis, expuso que intentará un procedimiento legal de excluir a Trump de las elecciones primarias republicanas estatales, de la misma forma que se hizo en Colorado. Con una carta dirigida a la secretaria de Estado de California, Shirley Weber, Kounalakis recordó que la Corte Suprema de Colorado descalificó la insurrección de Trump por el asalto al Capitolio en 2021. La misiva dice: “California debe estar en el lado correcto de la historia; está obligada a determinar si Trump no es elegible para la boleta electoral por las mismas razones descritas en Colorado”.

Así las cosas, las primarias republicanas inician el 15 de enero próximo con el caucus de Iowa. Trump está en el partidero como favorito según las encuestas para volver a enfrentarse en noviembre de 2024 con el presidente Joe Biden, a quien supera en las mismas, aunque hay quienes denuncian el sucio manejo del acostumbrado método de consulta electoral.

Al paso de los días, y del juego de las encuestas —desprestigiadas en muchos casos—, Donald Trump a principios del mes de diciembre endureció su lenguaje (si esto fuera posible) en un mítin en Durham, New Hampshire, en contra de los inmigrantes a niveles que preocupan a propios y extraños. En esta reunión aseguró que los inmigrantes “envenenan la sangre del país” y que limpiará todo el territorio estadounidense de indocumentados desde ele primer día que llegue al poder.

Parra regocijo de sus simpatizantes, el magnate despotricó contra los inmigrantes y la política de fronteras abiertas de la Administración Biden: “voy a parar la invasión por la frontera sur y comenzaré la más grande y masiva operación de deportación en el país!. No es la primera vez que utiliza este lenguaje. El hecho es que a lo largo de las recientes semanas, un gran número de expertos y comentaristas en Washington, en Nueva York y otros ciudades importantes de la Unión Americana, han advertido que si Trump se reelige el resultado será un régimen autoritario y hasta fascista. Por ejemplo, la ex diputada y poderosa republicana en la Asamblea de Representantes, Liz Cheney, cuyo progenitor, Dick Cheney, fue vicepresidente en el gobierno de George W. Bush, advirtió que con Trump en la boleta de elección presidencial de 2024, EUA procede como “sonámbulo hacia la dictadura”.

Además, agregó en una entrevista con CBS News que “las herramientas que está utilizando son aquellas que hemos visto siendo usadas por autoritarios, fascistas y tiranos en el mundo”. En Durham, Trump recurrió a un discursos xenófobo con reticencias nazi y que llevó al responsable de la Liga Antidifamación, a calificar su lenguaje de “racista, xenófobo y despreciable”.

Por su parte, Jason Stanley, catedrático de la Universidad de Yale, y autor de un libro sobre el fascismo, titulado Como funciona el fascismo, declaró que el uso repetido de ese lenguaje por parte de Trump es peligroso, pues se hace eco de la retórica de Adolf Hitler, quien advirtió de la contaminación de la sangre alemana “envenenada por los judíos” en Mein Kampf (Mi lucha), la biblia nazi.

Agrega Stanley: “Ahora, Trump emplea este vocabulario en los mítines. Repetir un discurso peligroso aumenta su normalización y lo que recomienda…Es un discurso muy preocupante para la seguridad de los inmigrantes en EUA”.

Todo esto sucede cuando Joe Biden está en negociaciones con senadores republicanos para endurecer el sistema de asilo a cambio de que le apoyen un gasto de más de 60,000 millones de dólares para la guerra de Ucrania. ¿Y en México, en Babia? Así son las cosas. Vale.