Antes que nada, deseo expresar a todos los lectores de Siempre un feliz próximo año 2024, que en cada hogar haya paz, amor, alegrias y abundancia.

El año que está por iniciar coincide con el sexto año de gobierno del Presidente López Obrador. El último año de ejercicio del poder de este régimen, en el cual se desarrollarán las campañas políticas que el 2 de junio el día de la elección millones de ciudadanos acudirán a votar para elegir 19 mil 634 cargos locales y 629 cargos federales, incluida la Presidencia de la República.

La política implementada por la 4T demostró que en Morena solamente saben obedecer a su Tlatoani, que NO les es posible dialogar, consensar, construir acuerdos y avanzar con el concurso y participación de todas las fuerzas políticas. En cambio, la sinergia social mostró que es capaz de detonar cambios y transformaciones que en ocasiones las mezquindades políticas sin horizonte de futuro obstaculizan.

La principal esperanza para este 2024, es que ante el cambio en la Presidencia exista un cambio de grupo político, con el que se abra la posibilidad de recomposición de un clima de diálogo, de debate sereno y reflexivo y sobre todo de construcción de acuerdos para acabar con los enconos y divisiones creadas en este sexenio. Y aquí es donde comienzan a vislumbrarse los retos. Lo prioritario será que se concreten al interior del Congreso reformas legales necesarias, y que en Materia de las Políticas Públicas sean reestructuradas en particular la educativa, en materia de Seguridad y de Salud Pública.

La transformación jurídica normativa y de política pública en materia energética que continuará polarizando a la sociedad; sería deseable que se despolitizara el tema y se privilegiara una reflexión sobre el mejor camino para el futuro del país, superando dogmas y buscando entender que el mundo ya cambió, que la realidad económica y geopolítica es distinta a la prevaleciente en los años previos a la segunda guerra mundial.

Respecto de la reforma educativa, debemos esperar que el gobierno, desoyendo las voces intolerantes, mantenga una extrema prudencia y continúe sin perder la paciencia convenciendo a los maestros agrupados en la CNTE, que la reforma no tiene marcha atrás, que se limpie los vicios que con este régimen se volvieron a consentir, porque los maestros deben recobrar el papel que les corresponde como líderes sociales y formadores de futuras generaciones.

En otro ámbito, la esperanza y el reto es que las nuevas líneas de acción gubernamental que se deberán prever en el Plan Nacional de Desarrollo, en tanto “sumun” de las Políticas Publicas se concreten en resultados tangibles. En especial la relativa al combate a la pobreza. La deuda histórica con el grueso de los mexicanos que viene de siglos debe comenzar a ser resarcida, pero en serio, debe dejar de ser tema de retórica discursiva, como lo ha sido desde hace 40 años. El tiempo se agotó. Es inadmisible que más de cincuenta millones de mexicanos sean pobres y ningún mexicano debe sufrir de pobreza alimentaria. Los resultados deben comenzar a percibirse.

En materia de seguridad pública el gobierno debe presentar ajustes en táctica y estrategia, sin abandonar los lineamientos prioritarios de prevención, inteligencia y coordinación entre los tres ámbitos de gobierno. Es necesario una nueva política bien estructurada científicamente para el combate al Crimen Organizado y frenar los altos índices de violencia y muertes en todo el territorio nacional. Estimo que debe frenarse la dinámica de crecimiento de fuerzas paramilitares y autodefensas  que nos llevan a una anarquía sin control. Las autodenominadas “policías de autodefensas” o “policías comunitarias” deben revisarse con acuciosidad y en una perspectiva de plena vigencia del Estado de Derecho. Es imposible la coexistencia de fuerzas paralelas a las del Estado.

Otro tema prioritario que es un reto histórico formidable es la Reforma del Campo. Se trata de elevar las condiciones de vida de los habitantes de las áreas rurales, de producir los alimentos suficientes para atender las necesidades de nuestra población, de organizar a todos los productores, de generar empleo, de allegar crédito, fertilizantes, semillas, plaguicida, en fin, todos los insumos para elevar la productividad. La fortaleza y solidez del sector primario, le otorgara vigor a nuestra economía. Los mexicanos unidos podemos lograr vencer los retos y cristalizar las esperanzas.

Por todo ello, es urgente que retornemos a la ruta de la transición democrática trunca, en la cual el eslabón de la alternancia falló lastimeramente y no pudimos hacer un reequilibrio institucional. Ese nuevo arreglo institucional quizá requiera de un nuevo Pacto Federal y de ser necesario hagámoslo. Somos más los ciudadanos que queremos una salida pacífica y democrática. La violencia sólo la necesitan y se regodean en ella los autoritarios. Cerremos el paso a la tentación autoritaria cesarista que se vislumbra desde el poder.