Vivimos una nueva época en cuando a exploración espacial se refiere, con el surgimiento tanto de nuevas empresas dedicadas a colocar en órbita satélites y cargas útiles para la Estación Espacial Internacional (EEI), además de dar los primeros pasos para construir bases en otros planetas como la Luna y Marte, así como por la diversidad de países que intervienen en esta actividad.

A esto hay que agregar que la iniciativa privada ya es parte de esta labor, aportando algunas de las nuevas tecnologías que ayudarán a alcanzar las metas que se tienen trazadas en este campo.

Así, tenemos actualmente una buena cantidad de cohetes que permiten colocar en órbita satélites de todo tipo: el Terran R de Relativity Space –que es uno impreso en 3D que ahorra costos con esa técnica–, el New Shepard de Blue Origin, los Vulcan de United Launch Aliance (ULA), los SLS de la NASA, los Falcon 9 de Space X, los cohetes CZ chinos, los GSLV de la India, los H-IIA de Japón, los Ariane de la Agencia Espacial Europea.

Mención aparte merecen los proyectos Dream Chaser, una nave reutilizable similar al transbordador espacial de menor tamaño, la Starship de Space X que está pensada para llegar a otros planetas, la New Glen de Blue Origin y las Starliner de Boeing que forman parte del proyecto Artemis para que seres humanos regresen a la Luna está década.

Sin duda, esta nueva etapa que nos ha tocado en suerte presenciar nos dará muchas satisfacciones, a la vez que una que otra sorpresa, en un tema que busca convertir en realidad muchas de las historias que la ciencia ficción nos ha dado a conocer.