México tiene este año la oportunidad de elegir entre dos opciones: La esperanza de cambio real que propone la sociedad civil organizada de la mano con el PAN, PRI, PRD o la continuidad de la violencia y desolación que propone Morena.

En un contexto con altos niveles de violencia, se observa desde el gobierno una preocupante tendencia a revictimizar a las víctimas. Los datos escalofriantes revelan una masacre diaria en el país y más de ochenta personas asesinadas por día. Esta es una realidad que clama por un cambio inmediato.

El llamado “segundo piso” de la cuarta transformación parece traducirse en un incremento alarmante de los índices de violencia, desapariciones y la desintegración de las instituciones. Los mexicanos se enfrentan a una elección crucial: seguir por este camino o elegir una alternativa como la de Xóchitl Gálvez en donde se ofrezca certezas y un rumbo prometedor para el país.

La aversión de López Obrador hacia los organismos constitucionales autónomos revela una obsesión por la concentración de poder y la falta de transparencia. El desdén hacia el INAI, que ha desenterrado casos de corrupción, evidencia la resistencia del gobierno a rendir cuentas.

El mal manejo de proyectos como la refinería, cuyo costo triplica su valor real, y el polémico tren Maya, auguran una carga financiera que recaerá sobre las generaciones futuras. Este derroche de recursos, que podrían destinarse a áreas vitales como la salud y la seguridad, pone en claro la falta de prioridades de un gobierno que se autoproclama como defensor del pueblo.

Xóchitl Gálvez trabajó incansablemente en la precampaña, con la convicción de ofrecer un cambio necesario para México. Precampaña que, por cierto, cerró con la energía vibrante de más de 23 mil personas en la Arena Ciudad de México es un testimonio claro: la esperanza ya cambió de manos. Xóchitl ha demostrado con pasión y compromiso que #MéxicoMereceMás. En su búsqueda de vida, verdad y libertad, se ha conectado con la esperanza de un país que merece un futuro mejor.

Que este entusiasmo colectivo sea el motor que impulse el cambio que México merece. En unidad y determinación, porque México merece ser más fuerte, justo y próspero.