Nuevamente la Sociedad Civil convoca a una mega Manifestación en le Zócalo de la Ciudad de México y en las principales ciudades del país en Defensa de nuestra Democracia, esta ocasión será el domingo 18 de febrero para expresar nuestro repudio contundente a todas las acciones intervencionistas del presidente en las acciones previas al inicio de las campañas el próximo 1 de marzo.

El Zócalo es el Ágora de los mexicanos y nos pertenece a todos,  ese día se pretende  demostrar que no es un pequeño grupo de personas o de partidos los inconformes, sino que es el gran sentir de los ciudadanos para comunicarle al presidente Andrés Manuel López Obrador que deje de golpear al Poder Judicial y a las instituciones democráticas. La participación de la sociedad  en la toma de decisiones trascendentales lleva a la apropiación del país, a que sintamos en nuestro caso, que México nos pertenece, que México no es propiedad de solo unos cuantos políticos y que entre todos somos capaces de un cambio.

La democracia, requiere de adaptación cultural, es decir se requiere educar a la población para vivir en democracia, educación que consiste en lograr que los individuos tengan claro el significado y valor de la democracia para ellos mismos, para sus familias y sus comunidades. La democracia no se agota en un proceso electoral, es una práctica continua de participación de la ciudadanía en el acompañamiento y corresponsabilidad en las tareas de gobierno. Una auténtica democracia va más allá del ejercicio electoral, implica una participación real de los ciudadanos en las grandes decisiones del gobierno.

Es por ello que es muy importante que todos participemos acudiendo a votar; si bien la democracia no se agota en las urnas, pasa necesariamente por estas. No es cosa menor, toda vez que estarán en juego la elección de la presidencia, para el Congreso de la Unión y

El ejercicio de un verdadero gobierno democrático, se consigue con una mayor participación de todos los sectores de la sociedad en la vida política, cuyo objeto entre otros, es promover la justicia social, luchar contra la impunidad y la corrupción, así como   atacar de raíz las causas de la marginación y la pobreza.

En los últimos 20 años en México se han sucedido diversas transformaciones políticas, sin embargo la cultura política del ciudadano mexicano se ha quedado estancada; nuestra sociedad presenta características que no propician la participación de los ciudadanos de manera activa, en amplios sectores de la población hay un gran desconocimiento de las acciones públicas, y una gran desconfianza en las instituciones y en los procesos democráticos, lo cual propicia que en las estructuras de gobierno existan rasgos autoritarios apoyados en el clientelismo y el corporativismo propiciado por los partidos políticos.

El despertar de ese gigante que es la Sociedad Civil, no es una moda, es una  urgente necesidad, porque una auténtica democracia va más allá del ejercicio electoral; supone una participación real de los ciudadanos en las grandes decisiones del gobierno. Sólo mediante el ejercicio de un verdadero gobierno democrático, se consigue una mayor participación de todos los sectores de la sociedad en la vida política, con objeto de promover la justicia social, luchar contra la corrupción y atacar de raíz las causas de la marginación. La participación de la sociedad civil en la elaboración de políticas públicas de Estado lleva a la apropiación del país, a que sintamos que México nos pertenece, y que somos capaces de transformarlo.

La lucha por la vigencia eficaz del Estado de Derecho, como única opción real para asegurar la convivencia pacífica, tendente al mejoramiento de la vida colectiva, se actualiza día con día, tanto en la teoría como en la práctica. A esta dinámica evolutiva de interrelación entre las fuerzas sociales y la configuración jurídica se debería sumar la actuación cotidiana de quien gobierna. Si queremos realmente un cambio para vivir en un verdadero Estado de Derecho como una Democracia Plena, debemos como sociedad dejar la apatía y el miedo, debemos tomar la iniciativa y organizarnos para poder ser más participativos y no dejar que otros decidan por nosotros.

En el proceso electoral de este año, se juega el futuro del país, no solo se renueva el Ejecutivo Federal y 128 Senadores y 500 diputados de ambas cámaras del Legislativo Federal  en total se elegirán más de 19 mil cargos; en particular se destaca en los estados de Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, la elección para determinar la titularidad de las Gubernaturas, además de renovar 31 legislaturas locales y presidencias municipales.

La trascendencia es enorme, porque del resultado dependerá el ajuste o cambios al actual modelo de desarrollo económico, el que deja como saldo tras treinta años; la pobreza extrema de más de la mitad de la población, de los cuales  28 millones sufren de pobreza alimentaria y, en contraste una acumulación brutal de la riqueza en tan pocas manos como nunca en nuestra historia.

El rumbo que se imprima al devenir de la Nación impactara en las próximas generaciones. Es urgente generar empleos para los jóvenes tanto para quienes abandonan sus estudios como para los egresados del sistema educativo en sus diferentes niveles. Es también prioritaria una profunda reforma educativa. La política educativa –que nadie se engañe- es una política pública que corresponde al gobierno, a nadie más, el problema devino por la impericia e ineptitud de quienes desde el ejecutivo federal en los dos últimos sexenios han compartido con el SNTE el ejercicio mismo del poder.

Es cierto que la atención mediática se ha centrado en la elección de la próxima Presidente de la República, no obstante la composición de las cámaras de diputados y senadores, pudiera resultar en un incremento de la gobernabilidad si como parece ocurrirá.

Este 1 de julio los mexicanos definiremos el futuro del México de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.