AMLO es perverso; también ambicioso. No quiere dejar la presidencia de la República ni el Poder. Ante el imperativo constitucional de no reelección y de que, por ello, debe abandonar el cargo y su departamento en Palacio Nacional, con tal de conservar de hecho el Poder, está apostando a dejar amarrada a su sucesora, sin importar quien sea; y, además, le está incendiando la casa para que no pueda gobernar. Quiere que lo extrañemos y que, ante el fracaso de su sucesora, le supliquemos que regrese.

Con las reformas constitucionales y legales que ha propuesto pretende ocultar su fracaso y, de paso, perpetuar su legado. Van más allá: impedirán la gobernabilidad del país.

No es exagerado decirlo: con las pensiones que propone, el programa de beneficios que apunta y las deudas que ha contraído, dejará amarrado presupuestalmente a quienes ocupen la presidencia de la República en los próximos treinta años. En ese contexto, nadie, sea quien sea, podrá gobernar. Quien gane las elecciones estará, por muchas razones, atada: el endeudamiento público que en las actuales circunstancias ha alcanzado cifras que lo tornan impagable.

La próxima presidenta de la República carecerá de margen de maniobra y, a querer o no, tendrá que cargar con el peso que implicará conservar el legado de la supuesta 4T.

AMLO no puede permitir que su sucesora rechace su legado; tampoco que tenga el campo de maniobra que él tuvo al asumir el cargo o que lo opaque. Le apuesta a que fracase y a que, en todo momento, recurra a él a fin de que convenza a sus seguidores para que le permitan ejercer su encargo. Pretende ser el único quien defina el programa político, social económico que debe seguir su sucesora y quien, en el momento oportuno, dará las instrucciones de cómo actuar.

La voluntad de AMLO es mano en la integración del próximo Congreso de la Unión tanto de parte de Morena, como de los partidos satélites.  Se ha reservado el derecho de admisión; en ejercicio de él, llegado el momento, también determinará la conformación del próximo gabinete. Luisa María Alcalde y Hugo López Gatell pudieran repetir. Todo apunta a que también se reservó el derecho de sustituir a su candidata presidencial. Pretextos y motivos no le faltan. De operarse una sustitución, veo a la señora Sheinbaum como embajadora de México en Israel.

Así se presentan las cosas doña Claudia, ante tanto grito, más le vale jugarle a la gatita mansa. Llegado el momento, de ganar la elección, ya tendrá oportunidad para buscar la forma de quitarse esa monserga que tiene por padrino.

A estas alturas del sexenio, conociendo al presidente saliente, todo lo que venga de él debe ser visto con desconfianza; nada está aséptico o exento de veneno. Venenum cauda, decían los latinos para indicar que, en el caso de los alacranes, el veneno está en la cola, en el de AMLO el veneno está al final de su sexenio.

En estas colaboraciones aludo a un tema específico: las iniciativas de reformas, constitucionales y legales que presentó AMLO al Congreso de la Unión el pasado 5 de febrero. Son más de veinte y están referidas a muchos rubros. Coincido con los que lo han dicho: son electoreras y demagógicas. Las relativas a materia indígena y la que tiene que ver con los mexicanos de origen africano, son redundantes. No agregan nada y sí harán más confuso el texto fundamental.

El iniciador sabe perfectamente que, por no contar en el Congreso de la Unión con los votos para que sus reformas sean aprobadas, no pasarán; a pesar de ello, las presentó. Si es así, ¿por qué lo hizo? La respuesta es simple: el hecho de que las iniciativas de reformas se discutan en la Cámara de Diputados, ya será un éxito para AMLO, en este momento de veda electoral él, de esa manera, sigue en campaña. Llegado el momento, de ser rechazadas sus iniciativas estando en plena campaña electoral, él gritará en todos los foros que una minoría del Congreso ha detenido la aprobación de los beneficios que quiso dar al pueblo; prometerá que su sucesora lo hará, pero ella necesita contar con un Congreso de la Unión afín a la 4T. Entra en sus cálculos convencer a la ciudadanía poco informada de que voten por Morena.

El rechazo de su reforma durante el proceso electoral será el pretexto para que AMLO haga campaña a favor de su candidata o de quien la substituya sin, aparentemente, violar las leyes que le impiden intervenir y lo obligan a ser neutral; él, ante el rechazo de sus iniciativas, va a tener un buen pretexto para decir:

“Vean mis adversarios políticos sólo miran por sus intereses y no por los del grueso de la población mexicana; vean por qué necesito contar con un Congreso de la Unión acorde al programa de la 4T. Son mis adversarios los que los han privado de los beneficios que yo propuse le den al pueblo bueno. Voten por los candidatos de Morena y de sus aliados. Con la composición del nuevo Congreso de la Unión vamos a lograr se aprueben los beneficios que estoy proponiendo. De paso, con un Congreso bajo mi control, podremos alcanzar la aprobación de las reformas de las que derive una nueva integración del Poder Judicial, que tanto lo necesita, para que deje de ser un obstáculo a la transformación y lograr la desaparición de los entes autónomos, que son innecesarios y que tanto cuestan al erario público.” Eso y otras cosas dirá. Al tiempo.

Tienen razón quienes afirman que la acción de AMLO es netamente electorera; no llega a electoral; a pesar de ser económicamente inviable, pretende que se apruebe su reforma por virtud de la cual se sube el importe de las pensiones. Está consciente de que en temporada de elecciones sería impolítico rechazar su propuesta. Está apostando a que sean rechazadas para exhibir a sus adversarios. Quiere arrastrarlos y que dejen carne y sangre en el pavimento. Sus iniciativas le sirven para no dejar el micrófono y que Xóchitl se lo arrebate.

 

Reforma al Poder Judicial Federal

A todos, incluyéndo a AMLO, a su familia y a sus amigos cercanos, nos conviene e interesa la existencia de un Poder Judicial Federal fuerte e independiente; requerimos de jueces de amparo imparciales y que sepan derecho, no egresados de las universidades del bienestar o de esas en las que la carrera de abogado se hace un fin de semana; tampoco de los electos por el pueblo sabio.

¿Quién le asegura a AMLO, de que, de perder la elección su candidata o de que gane Claudia y necesite que corra sangre para que vean quien manda, que él o alguno de sus allegados sea objeto de una denuncia, de una solicitud de extradición o sujetos a un proceso penal? En este supuesto, llegado el momento, se va a arrepentir de sus ataques al Judicial. Debe tener presente que algunos de sus familiares y amigos han sido exhibidos recibiendo dinero, señalados de haber incurrido en negocios ilícitos o hecho alguna gestión indebida.

De presentarse ese supuesto, llegado el momento, el ahora presidente va a parecer cucaracha en quemazón, no va a saber a dónde esconderse o a quien recurrir. Él, sus familiares y amigos estarían expuestos a recibir justicia a secas.