Comienza formalmente el inicio de las campañas presidenciales, con ello, el proceso electoral más grande, más importante y, el de mayor complejidad, en la historia del México contemporáneo. Las particularidades, connotaciones e intensidad, encierran un entramado que se puede calificar como inédito, incomparable con ningún otro del que se tenga memoria.

En principio sobresale por el número de puestos a elegir, más de diecinueve mil cargos estarán en disputa, sobresaliendo la Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, donde se cambian las gubernaturas.

Por vez primera, la contienda es entre dos mujeres, pues si bien, el partido Movimiento Ciudadano registro como candidato a un hombre, lo cierto es que la competencia en esta ocasión tiene como eje central a dos damas, así que alguna de ellas será la próxima titular del Poder Ejecutivo Federal, el varón además de no tener posibilidad alguna hace el papel de vocero en el desierto.

Se desarrolla en medio de escándalos, brotan por todas partes un sinnúmero de información de conductas atribuidas a personas cercanas al Presidente e inclusive de familiares, que han usufructuado el erario, realizando tráfico de influencias, recibido recursos de dudosa procedencia, sin que haya de por medio explicación alguna, cuestión que abona para enrarecer aún más el álgido clima.

Un aspecto relevante, consiste en la injerencia del tabasqueño en el proceso, pues en aras de apoyar a la candidata de su partido, lleva a cabo cuanta acción esté a su alcance, incluyendo la descalificación del árbitro electoral, que fue motivo de ataques y descalificaciones por parte del tabasqueño arremetiendo en su contra sin pudor alguno.

Todavía no eran tiempos de campaña y los gastos erogados por la aspirante oficial ya eran exorbitantes, los espectaculares y pintas de bardas llegaron a todos los rincones del país, rebasando con creces los topes fijados.

Que decir de la participación de la delincuencia organizada, ya en ocasiones anteriores su presencia hizo estragos, sin pasar de lado que en esta ocasión su influencia en diversas regiones del país se ha consolidado a tal grado que prácticamente son gobierno, imponen su ley, someten a los ciudadanos y manejan los procesos electorales a su antojo.

En algunas zonas, ser candidat@ es asumir un grave riesgo, las ejecuciones de aspirantes a cargos de elección popular, cada vez son más frecuentes e incluyen a familiares, se ha convertido en una peligrosa actividad sin que el gobierno asuma su responsabilidad.

A la par, tenemos un Tribunal Electoral incompleto por negligencia de la mayoría morenista en la Cámara de Senadores, al negarse sistemáticamente a nombrar los Magistrados faltantes, los quieren a modo lo que resulta intransitable.

La realidad es que estamos transitando por una etapa harto complicada, un gobierno que se resiste a dejar el poder, una administración que llegó por la vía democrática ahora quiere permanecer burlando las reglas y pisoteando la constitución.

En ese contexto, se presenta un episodio donde todos somos protagonistas en la definición del porvenir, las condiciones extraordinarias actuales requieren también acciones extraordinarias.