El debate por lo dicho por la lingüista Violeta Vázquez-Rojas en el programa La Hora de Opinar arrojó luz acerca de un tema que se había discutido poco en los espacios públicos y que tiene que ver con un término de nuevo cuño: la posverdad, algo que se ha utilizado para justificar aquellas declaraciones con las que se trata de validar lo que es una mentira, así de simple.

En una época en la que la mentira disfrazada de posverdad se presenta sin rubor, no extraña que haya quienes busquen justificar todo mintiendo, pero teniendo defensores que tratan de explicar lo inexplicable. Así, tenemos frases como aquella que se repite constantemente en Palacio Nacional los miércoles que dice que “no es falso, pero se exagera” a lo que se suma lo dicho en el programa de televisión mencionado: “Las declaraciones del presidente son sinceras, no necesariamente verdaderas…”.

Esto es algo que se ha utilizado para justificar acciones de gobierno, como la desaparición de los fideicomisos –de lo cual se siguen esperando las pruebas de su corrupción–, el nuevo esquema de compra de medicinas –que tampoco se conocen las pruebas de corrupción, aunque sí los efectos del desabasto–, la construcción de una refinería que lleva varios cambios de fecha para su entrada en operación y producción de combustibles, la omisión de la violencia que se vive en el país derivada de las acciones del crimen organizado o los sufrimiento de los familiares de desaparecidos o los riesgos que sufren las mujeres a diario.

Que también la oposición, o al menos algunos de sus simpatizantes, recurran a mentiras para defender sus preferencias políticas, no exime a los partidarios del lopezobradorismo –que entre sus máximas tienen aquello de “no mentir”– de buscar que se cumpla esa frase que es parte de los discursos del presidente y se atienda ese otro término que también ya es utilizado –aunque viene de la derecha– también en eventos oficiales y es el “bien común”.

De acuerdo a Luis Estrada, director de Spin, en 30 ocasiones el presidente López Obrador ha sacado el pañuelo blanco para anunciar el fin de la corrupción, algo que a la luz de escándalos como el de Segalmex, las denuncias por los negocios que al amparo del poder llevan a cabo los hijos del mandatario y sus amigos, las irregularidades encontradas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), las denuncias en contra de Ana Gabriela Guevara por sus acciones en la Conade, entre otros y variados temas que medios de comunicación han dado a conocer en lo que va del sexenio.

Así, con el pretexto de dominar la narrativa que orienta la discusión pública, el uso de la posverdad y la justificación de las mentiras que dicen los actores políticos, empezando por el presidente, domina el actuar de nuestra clase política, mientras los ejemplos de actos de corrupción continúan en nuestro país.

Así, según reporta Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), “el Órgano Interno de Control del Servicio de Administración Tributaria (SAT) instruyó que se investigue la caída en la detección y sanción de empresas fantasma, también conocidas como “factureras”, durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Lo anterior ocurrió después de que el 3 de marzo de 2024 un ciudadano identificado como Miguel Alfonso Meza presentó una denuncia contra Carlota Domínguez y Ruiz, quien desempeña el cargo de administradora central de operación de la Fiscalización Nacional del SAT”.

El propio Miguel Alfonso Meza señaló en su cuenta de X (Twitter) que “en su gestión, cayó 98% la detección de estas empresas. Pienso que es el mayor caso de encubrimiento de corrupción del que se tenga registro. Es subordinada de Rosalinda López, candidata de Morena al Senado, hermana de Adán Augusto López y esposa del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón”.

También se dieron a conocer nuevos elementos del tráfico de influencias de los hijos del presidente López Obrador y sus amigos respecto al negocio que están haciendo en el Tren Maya.

Animal Político dio a conocer un micrositio acerca de los efectos dañinos que ha tenido la austeridad lopezobradorista en la salud de los mexicanos, en el cual se informa que “el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo como prioridad ‘la austeridad’ en todos los sectores de gobierno, incluyendo la salud. Aún a costa de vacunar a menos niños, que los hospitales estén rebasados, o que el personal médico atienda como pueda, sin insumos tan básicos como suturas o jeringas; o que la falta de equipo les impida operar.

“El sistema de salud mexicano nunca ha tenido lo suficiente, pero los recortes, según testimonios, han empeorado la atención a los enfermos en los hospitales públicos, lo que puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Peor aún: no ha habido ahorros. El gobierno de AMLO ha gastado más que Enrique Peña Nieto en las adquisiciones de medicinas debido a las compras a sobreprecio. Y los pobres también gastan más de su bolsa para comprar los medicamentos e insumos que necesitan”. https://panel.animalpolitico.com/amlo-austeridad-en-salud-no-fuimos-dinamarca/

Como es posible apreciar, la corrupción no ha cesado en el actual sexenio a pesar de los dichos del presidente, quien no puede dejar los recursos retóricos para justicar acciones que dañan al país, como el desabasto de medicamentos lo demuestra, algo en lo que ha mencionado en repetidas ocasiones que ya se va a resolver, algo que no ocurre, por lo que hay que justificar al costo que sea esta situación preferentemente con el uso de mentiras, a pesar de que les llaman posverdad o digan que son sinceros.

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