AMLO, aún no se hace a la idea de que está cercana la fecha en que debe a entregar el Poder. Esto será el 30 de septiembre próximo. Dispone, ordena, veta, viaja y ataca como lo ha venido haciendo desde 2005. La novedad es que de unos años a la fecha inaugura y reinaugura obras.

Supuso que seis años era mucho tiempo; hizo planes como si fuera a ser presidente durante décadas: sus obras faraónicas, todavía inconclusas, así lo indican. Dio inicio a muchos proyectos; ninguno terminó y, a pesar de ello, como lo he dicho, los inauguró una y otra vez.

AMLO, durante su sexenio dejó hacer y dejó pasar. La delincuencia ha hecho y desecho a su antojo ante la vista de las fuerzas armadas y del orden. Algunos gobernadores hicieron lo mismo, como el de Veracruz; o de plano no han hecho nada, como la que supuestamente gobierna el estado de Guerrero. Los corruptos, dentro y fuera del gobierno, en todos los niveles, hicieron y los dejaron hacer. Lo de la barrida de arriba para abajo quedó en promesas.

A más no haber, AMLO se ha resignado a entregar formalmente la presidencia de la República; no el Poder. En el mejor de los escenarios, aspira entregarle formalmente la banda presidencial a Claudia Sheinbaum. Llegado el momento, aspira a que ella se conforme con sentarse en la silla presidencial, portar el bastón de mando, mandar en las materias que expresamente le sean confiadas y dar el grito de independencia. Algo es algo.

Conforme avanza el proceso electoral, las posibilidades de que Claudia gane la elección se reducen; el que ocupe la silla presidencial cada día se ve más cuesta arriba y, por qué no decirlo, hasta impredecible. No tiene con qué luchar ni cuenta con un programa político propio que ofrecer a la ciudadanía. Repetir lo que AMLO dice no ha terminado por convencer a los electores informados. No la hace diferente de su padrino y mentor en momentos en que, por los niveles de inseguridad, la ciudadanía exige un cambio radical.

Todo apunta a que Morena no alcanzará la mayoría calificada de las dos terceras partes de los miembros del Congreso de la Unión. Al parecer la clase media de las grandes ciudades se pronunciará por un Poder Legislativo dividido.

En lo interno AMLO debe estarse diciendo: eso me pasa por pretender seguir ejerciendo el poder más allá de mi sexenio y hacerlo a través de alguien que no levanta.

Como lo comenté en una colaboración anterior, la anulación del proceso electoral es un escenario posible. AMLO y Morena comienzan a contemplar esa posibilidad. Se negaban a considerarla en razón de que partían del supuesto de que no había Tribunal Electoral integrado que interviniera y declarara la nulidad de la elección. Las cosas han cambiado.

Apostaron a que el Senado no designara a los magistrados electorales faltantes; al enterarse de que en la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación hay una vía para suplir temporalmente las faltas han entrado en pánico.

Como lo sugieren las encuestas, es predecible que, en el mejor de los casos, por lo que toca al Congreso de la Unión, Morena y sus aliados sólo alcancen el número suficiente para tener la mayoría de votos en ambas cámaras. Eso es preocupante por muchas razones: no se aprobarían las reformas constitucionales que integran el paquete presentado por AMLO al Congreso de la Unión.

En donde la situación pasaría de grave a gravísima es en lo relativo a la designación de un presidente interino para el caso de que el Tribunal Electoral declare la nulidad de la elección. Desde luego cesarían en el cargo AMLO. Al no haber presidente de la República, tampoco habría gabinete, no existiría la posibilidad de que la secretaria de gobernación asuma el cargo.

En el supuesto anterior, de conformidad con el artículo 85 constitucional, mientras tanto el Congreso de la Unión designa el presidente interino, debe asumir el cargo, de manera provisional, el presidente del Senado.

Tomando en consideración la posibilidad anterior los senadores, al elegir a su presidente, independientemente del consenso al que deben llegar para nombrarlo, están obligados a elegir para ocupar su presidencia alguien que reúna los requisitos que, de conformidad con el artículo 82, se requiere para ser presidente de la República. Nada dispensa de la obligación de hacerlo.

Independientemente de lo anterior, dado el peso que la oposición pudiera llegar a tener, si bien ésta no estaría en posibilidad de imponer por sí un presidente del Senado, sí estaría en aptitud de impedir que llegue alguien totalmente afín a Morena.

La mayor dificultad se presentará al momento de pretender constituir al Colegio Electoral que deba elegir al presidente Interino. En el caso se requiere la presencia de las dos terceras partes del número total de los miembros de cada Cámara. En esto estará la mayor dificultad para AMLO, Morena y menudencia que los acompaña. La oposición, con su ausencia, estaría en posibilidad de impedir la constitución del Colegio Electoral de manera indefinida.

Ciertamente el artículo 85 constitucional no señala un plazo para la duración del presidente provisional. Si no hay consenso en la integración del Colegio Electoral la duración de ese presidente pudiera prolongarse de manera indefinida.

En razón de lo anterior, es decir, que durante mucho tiempo no se pueda constituir el Colegio Electoral, los senadores de oposición deben ser muy cuidadosos al designar a quien deba presidir la Cámara Alta.

El escenario al que pudiera enfrentarse AMLO le sería adverso. Desde luego, por no ser senadora, Claudia Sheinbaum no podría ocupar, por esa vía, la presidencia de la República de manera provisional. Es ahí donde Omar García Harfuch, como senador, pudiera colarse y ayudar a su ex jefa. Como pintan las cosas, salvo uno que otro senador como Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal, políticamente los restantes, por ser nulidades políticas, no dan el kilo para ocupar el cargo. AMLO no nos puede salir con que sea presidente Félix Salgado Macedonio.

En ese contexto, la oposición real no puede dejar que presida el Senado cualquier hijo de vecino. Es responsabilidad de todo político anticiparse a los hechos y prever a distancia los posibles escenarios.