Por Marco Antonio Tinoco Álvarez

 

Un tema de vital importancia en materia medio ambiental, es el agua, en todas sus vertientes, iniciando por el agua potable, y, siguiendo por el derretimiento de los grandes glaciares en los polos que se piensa generan temperaturas más altas en todo el orbe.

En un primer acercamiento, de 30 años a la fecha, la distribución de agua potable –y su saneamiento, así como alcantarillado– ha sido encargado a los municipios por mandato Constitucional, ellos, han creado empresas paramunicipales, organismos operadores, que obtienen, gestionan y distribuyen el agua, la reconducen a través del alcantarillado, para su posterior saneamiento.

Hay especialistas que refieren que en las redes de distribución de agua se pierde entre el 28 por ciento y 35 por ciento del agua extraída, pero no solo eso, las legislaciones nacionales, no disponen que en los centros urbanos –que es donde más se consume y desperdicia el agua– aún no se hace el triple drenaje, para aguas negras, grises y fluviales, para sanear algunas, aprovechar al 100 por ciento otras y desechar otras.

A esto se añaden los distritos de riego regionales, en gran parte de ellos, a estas fechas se utilizan canales a cielo abierto y en algunos lugares todavía se riega “rodado”, es decir, abriendo el canal y dejando que el agua tome su curso en la totalidad del terreno. En esto se dice por los especialistas que, de ocupar un litro de agua en sistemas de riego avanzados, con este sistema tradicional, se gastan entre 80 y 120 litros por metro cuadrado –dependiendo del terreno, tipo de suelo y clase de cultivo–.

A lo anterior, se suma otro episodio. Lo rural. No hay un modelo de tratamiento de lo rural en México. Desde la decisión de quien así lo decide, hasta como llevar los servicios básicos a lugares en donde hay pocas personas, pero con actividades necesarias cultural y socialmente, más allá de la función económica.

Pero, además, la casi total ausencia de los municipios en la vigilancia, supervisión y en su caso, sanción, a quienes fraccionan o construyen, pues tienen el deber de realizar todos los actos para captar, tratar y sanear el agua y generar menos desperdicios de ella, utilizando un diseño urbano sostenible.

También, como se dijo, hay que rediseñar las legislaciones en materia ecológica, no se cuenta con un modelo urbano y rural, desde la legislación que potencie la actividad humana, pero permita un mayor aprovechamiento del líquido.

Nuestro cuerpo se compone 70 por ciento de líquidos, igual nuestro planeta, hoy, el agua salada se puede transformar, el oleaje y corrientes marinas se pueden aprovechar para generar electricidad y otros satisfactores.

En suma, agua, hay, lo que no hemos podido es tener una buena gestión de ella, creando modelos sostenibles de desarrollo, que permitan la conservación de especies endémicas y generen lluvia, y potenciando la agricultura, piscicultura, actividad pecuaria, así como la actividad empresarial –de bienes o servicios–, pensando la necesidad que existe entre lo urbano y lo rural. No hay que olvidar que este es un eje rector de la agenda 2020-2030, y, parte de los 17 objetivos de desarrollo sostenible, no podemos aplazarlo del debate y la acción pública.

Al autor es ombusperson de Michoacán.