El tiempo inexorable ha agotado la duración del régimen morenista,  López Obrador está en la recta final,  le quedan sólo 180 días –lo que regocija a muchos y preocupa a otros– y con ello, para infortunio de todos los mexicanos hemos perdido definitivamente este sexenio de la posibilidad de orientar las políticas públicas para la seguridad, el crecimiento económico y el desarrollo.

Una gran parte de la población ha llegado al hartazgo y descontento que se expresa de muchas formas, por ejemplo el pasado fin de semana estuvimos impactados por los acontecimientos en la ciudad de Taxco en Guerrero, en donde una niña de 8 años fue violada y asesinada, y la población se hizo justicia por propia mano debido a la lentitud con que actuaron las autoridades, y en una manifestación violenta llegaron hasta el domicilio en donde se perpetró el homicidio de la niña y sacaron por la fuerza a una mujer a la que hicieron responsable y la lincharon causándole la muerte. Estas manifestaciones son evidencia clara de la ausencia de la autoridad y la falta de un Estado de Derecho.

Por otro lado el domingo, arrancaron las campañas políticas en cuatro de las nueve entidades que renovarán la gubernatura. Las entidades son Veracruz, Morelos, Chiapas y Puebla, actualmente gobernadas por Morena, se unen a la Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Tabasco y Yucatán,  en donde ya se llevaban a cabo las campañas electorales.

En las redes sociales se hizo amplia difusión el inicio de la campaña de Rocío Nahale candidata de Morena para el gobierno del estado de Veracruz, contra quien al presentarse en el popular restaurante “La Parroquia” ubicado en el Puerto, hubo un abucheo casi unánime, los comensales se pronunciaron por su rechazo y sin dejarla exponer su discurso de campaña la obligaron a abandonar el lugar.

Este año en todas las entidades los candidatos deberán hacer campaña en un país azotado por la violencia causada por las disputas entre grupos criminales dedicados a diversos delitos desde extorsión; robo; huachicol; producción y venta de fentanilo y otros estupefacientes; secuestro entre otros. Además la violencia política nos enciende un foco rojo, ya que aspirantes de diversos partidos han denunciado amenazas para que dejen la contienda. En el estado de Chiapas la violencia se ha incrementado, contra los migrantes y recientemente un grupo armado del Crimen Organizado  irrumpió en el sur del estado, en un rancho ganadero incendiando vehículos y asesinando a varias personas. En Guanajuato  tan solo el lunes pasado la candidata de Morena  a  la Presidencia Municipal de Celaya fue asesinada por disparos de arma de fuego cuando se encontraba en un mitin.

El domingo 2 de junio, millones de mexicanas y mexicanos acudiremos a las urnas a elegir quién será la o el sucesor del presidente, así como cientos de cargos de elección popular, lo cual significará, más allá de la renovación de esas parcelas del poder, la fijación del rumbo del país para las próximas décadas. Lo que está en juego es: continuar por los senderos del populismo autoritario y totalitario que se ha traducido en mayor inseguridad y violencia desmedida, el agudizamiento de la polarización y el aumento de la desigualdad social; o bien, regresar al Estado de Derecho con la realización de ajustes -por cierto impostergables- al modelo de desarrollo económico-social.

El proceso fácticamente inicio hace casi año y medio cuando el propio Presidente adelantó los tiempos y con ello puso término a su propio sexenio. Hoy día, legalmente estamos inmersos en tiempos de campaña y diariamente testimoniamos violaciones al espíritu de la legislación electoral, sin que se perciba el mínimo respeto al árbitro electoral. Todos los candidatos y todos los partidos buscan eludir y darle vuelta a la normatividad y están adicionalmente saturando de quejas y recursos al INE en una batalla campal sin ton ni son, que preludian un zipizape legaloide en torno a la jornada comicial.

Lo que se percibe y respira es un ambiente de conflicto, controversia, descalificaciones e injerencias indebidas e ilegales en el proceso, las descalificaciones y ataques entre los candidatos es muestra fehaciente de ello, lo que implica tomar distancia del régimen de su propio partido, por lo cual han tenido que recular. Asimismo, los abanderados de la oposición han iniciado los señalamientos de ineptitudes, corruptelas y errores del actual régimen en todos los ámbitos, que solo preludia un escalamiento del encono. Es cierto y a nadie extraña que en las campañas, la oposición señale los errores del gobierno para restar votos al partido del cual surgió el gobierno. El país está maduro y los electores no son débiles mentales, lo que deseamos es una contienda civilizada, responsable, de propuestas, de contrastar proyectos. Lo que más daño nos hará es un proceso de injurias, difamaciones, infamias, calumnias o mentiras, sobre todo cuando comienzan a ser visibles en el partido Morena, los “asesores” extranjeros expertos en guerra sucia.

Por otro lado, el candidato y las candidatas a la presidencia de la República,  han olvidado el difícil y complejo entorno social internacional y desde luego el no menos complicado y volátil campo de la economía internacional y la propia perspectiva de la economía nacional. Habrá que confiar en que llegado el momento aborden estos temas sin los cuales, no pueden formular propuestas, programas o planes de desarrollo, con seriedad, profesionalismo y responsabilidad.

Hasta ahora, sólo hemos escuchado lugares comunes, propuestas abstractas o generalidades, y si bien los candidatos han publicado documentos con ideas en torno a sus proyectos o perspectivas sin ser  un  programa de Gobierno integral ante el electorado con miras de convencer sobre la ruta y destino con el cual plantean conducir al país el próximo sexenio.

Otro factor esencial es el papel que están tomando los medios de comunicación, los campos de batalla se están definiendo, muchos presionados bajo amenaza por el gobierno; los medios impresos, radiofónicos y televisivos están tomando partido y se identifican con claridad con algunos de los contendientes, no es malo que lo hagan, sólo que debe exigírseles que no busquen engañar con falsas objetividades o pluralismos engaña bobos.

Los ciudadanos debemos, no sólo participar depositando nuestro voto en las urnas. Es momento de orientar el proceso por la vía de la concordia y de la unidad, tenemos y debemos hacer entender a los actores políticos que requerimos un Pacto de Unidad Nacional, la crisis política, económica y social que enfrentamos lo requiere. Que  quede claro que nadie quiere una confrontación que genere división y encono.