En redes sociales muchos ciudadanos han expuesto la preocupación de por quien votar en el actual proceso electoral, a partir de dos premisas: primero, no lo quieren hacer por Morena y, segundo, Xóchitl Gálvez no les convence del todo.

Unos dicen que no la consideran capaz o que no simpatizan con sus ideas, incluso hay quien va más allá y señala como algo en contra cuestiones como su apoyo al aborto o a la comunidad LGBTI+.

Pero una gran parte de quienes comparten está inquietud señalan al PRI y al PAN como las verdaderas razones para no votar por la candidata de Fuerza y Corazón por México; ya sea por cuestiones morales o históricas, incluso por la trayectoria de corrupción y crímenes que acompaña a dichos partidos, eso a pesar de reconocer que Morena los está superando en ambos rubros.

https://twitter.com/MeDicenLaurel/status/1763706463459971343

Es un verdadero dilema que la oposición no ha asumido para dar una respuesta convincente en este tema.

Se trata de un grupo de electores que junto a los aún indecisos y los abstencionistas pueden ser un factor clave para el triunfo en las elecciones, pero que no es abordado con la importancia que merece.

¿Por qué votar?

Votar es fundamental para el funcionamiento de una democracia. Al votar, los ciudadanos tienen la oportunidad de expresar sus opiniones y elegir a los líderes y representantes que creen que mejor defenderán sus intereses. No votar puede resultar en la elección de líderes que no reflejen los valores o necesidades de la mayoría. Además, el acto de votar puede enviar un mensaje poderoso a los políticos sobre las prioridades y preocupaciones de las personas. En última instancia, cada voto cuenta y puede tener un impacto significativo en el resultado de una elección (el texto de este párrafo fue generado mediante la IA de Notion).

¿Qué se les puede decir a quienes mantienen esta inquietud?

Es claro que Xóchitl Gálvez no es la candidata perfecta, incluso se puede decir que tiene muchos errores y que se equivocará en el futuro, como todos nosotros, pero también hay que considerar que su candidatura surgió con un respaldo ciudadano y es la que ahora mismo está compitiendo contra el aparato de Estado que respalda a la abanderada oficial.

También hay que considerar que las candidaturas en nuestro país tienen más posibilidades de ganar si parten del apoyo de uno o varios partidos políticos; las experiencias de candidaturas independientes no han logrado el respaldo necesario para despegar y tener posibilidades de triunfo, así que aunque no se quiera, los partidos son parte de la campaña.

Ahora bien, el PRI y el PAN tienen sus errores que pueden conocerse si se revisa su historia y este espacio no es para defenderlos, sino para explicar que un voto para Xóchitl Gálvez no necesariamente es para dichos partidos, pues estamos ante una candidatos que no es militante de ninguno de ellos y que ha diferido de la fuerza política que la llevo al Senado en temas como el derecho de las mujer a decidir sobre su cuerpo, algo a tomar en cuenta.

Si el temor es a qué regresen los políticos que se formaron en ambos partidos, con toda la escuela de corrupción que esto implica, hay que hacer notar que muchos de estos personajes se cambiaron a Morena y todo su cuestionable pasado ya ha sido perdonado e incluso se les toma de ejemplo, se les defiende y hasta se les llama patriotas.

Pero también es cierto que en el caso de Xóchitl Gálvez se le puede pedir que su gabinete sea formado por personas sin militancia y con capacidad para desempeñar el puesto –uno de los errores realizados por la 4T–, algo que la presión social puede hacer realidad y los partidos no podrían evitar.

Y es que el mejor argumento que se puede dar para votar –acudir a las urnas, no abstenerse– y hacerlo por la oposición se llama “posibilidad”, pues cada voto depositado en su favor es una posibilidad de corregir el rumbo del país, enseñarles a los partidos lo que no queremos que sigan haciendo, limpiar la política y castigar a los irresponsables de la situación que vivimos –desde el desabasto de medicinas hasta el desastre en inseguridad–; es la posibilidad de que a través del voto esto se convierta en una realidad.

Muchos dirán que nunca votarán por el PRI o por el PAN, menos por ambos en alianza, para ellos dos reflexiones: primero, ¿votaron por un partido que combina lo peor de ambos y quiere convertirse en el partido único por muchos años? Porque esto es lo que puede pasar si mantienen esta postura y, segundo, ahí está el PRD que también puede recibir su voto y hacer que su postura se mantenga inalterada.

Es cierto que Xóchitl no es la mejor candidata y que el PRI y el PAN no son los mejores partidos, pero hay que pensar que la otra opción es mucho peor en términos de todo aquello que les disgusta en materia política.

Así que ustedes tienen la decisión.