Hace ya bastantes años, cuando iniciaba mis estudios de Griego, con el libro titulado PRIMER CURSO DE LENGUA GRIEGA, del autor JOSÉ Ma. DE OLEZA S. J. Doctor en Filología por la Universidad Bona del Rhin ( Alemania ) y Profesor de Lenguas Clásicas, me llamó la atención el preliminar del libro, cuyo encabezado era exactamente el mismo que lees arriba, y cuyo texto inicial era: “ Mi querido amigo: No sé quién eres ni cómo te llamas, pero con otras cosas que sé de ti me basta y sobra para que me interese por tu bien con toda mi alma”. Enseguida expresaba su gran satisfacción por el interés que el lector tenía por estudiar la lengua griega, mostrando las grandes ventajas de dicha lengua, que abre los tesoros de la historia y cultura de la antigua Grecia y de la terminología científica, además de ser instrumento de un cabal conocimiento de nuestra lengua castellana, incluyendo en uno de sus párrafos lo siguiente: “Lo más probable es que nunca nos hayamos visto; y aun así, te quiero como el más verdadero amigo tuyo”.
Has de ser clemente, querido lector, por hacer mías las palabras del referido autor, con la única particularidad de que hoy hacemos un mutuo intercambio de ideas y opiniones, con motivo de algo verdaderamente trascendental para la vida, como son las próximas elecciones.
Parafraseando al gran maestro Oleza cuando dice “con otras cosas que sé de ti me basta y sobra para que me interese por tu bien”, es válido afirmar que, por el solo hecho de atreverte a leer estas líneas, sé que eres un joven que tiene plena madurez como para interesarse por cuestiones políticas.
Los diversos temas susceptibles de ser tratados en nuestras pláticas pueden ser aleatorios, ya que no estamos obligados a una disciplina académica. Indudablemente habrás escuchado con frecuencia la siguiente expresión:
“PREFIERO NO VOTAR, PORQUE NINGÚN CANDIDATO ME CONVENCE, Y MENOS AÚN, LOS PARTIDOS”.
Imaginemos que tú compartes esa opinión, querido amigo; a tu juicio, ¿es razón suficiente para abstenerse de votar, el hecho de que nadie convenza o sea del agrado o coincida con el ideario o las convicciones del ciudadano elector?
– La primera cuestión a dilucidar es si estamos o no de acuerdo en que, para poder convivir en sociedad, ¿es necesario que exista un gobierno, o bien podemos vivir como un simple conglomerado y utópicamente en plena armonía y organización social sin un elemento político que vele por el bienestar colectivo y por el orden y la seguridad de la propia sociedad?
– Estimo que, conforme se fueron ampliando los grupos sociales a partir del clan o la tribu o grupos sociales de cualquiera otra denominación, se fue haciendo cada vez más necesaria la existencia de un gobierno con suficiente autoridad.
– Y si atendemos a la forma más conveniente de gobierno que se ajuste y acomode a las inquietudes y aspiraciones de la población, ¿cuál de ellas considerarías que resulta la más favorable para que toda la gente se sienta representada y se convierta en un factor participativo en el gobierno de la colectividad?
– No me queda ninguna duda de que la mejor forma de gobierno es la democracia, ya que la historia nos enseña que las más radicales dictaduras existieron como consecuencia de los gobiernos monárquicos.
– Amigo mío, es un gusto dialogar contigo, porque demuestras tener los conocimientos fundamentales de los asuntos de gobierno, y seguramente has leído, o mejor dicho has estudiado los temas referentes a la organización política, comprendiendo con claridad que para la existencia de un país no es suficiente una sociedad natural viviendo en un determinado territorio, sino que es menester una sociedad políticamente organizada en dicho territorio, que es lo que determina la existencia de un Estado. Conviniendo en esos elementos, ¿en qué forma opinas que debe organizarse el gobierno de una sociedad?
– No puede haber uniformidad absoluta, pues es evidente que cada país tiene sus características peculiares, y por eso vemos que algunos pueblos siguen aferrados todavía a un Estado monárquico, pero la gran mayoría de ellos, sobre todo en el mundo occidental, han logrado establecer un régimen republicano o democrático.
– Dices bien, y por eso mismo las antiguas oligarquías o aristocracias, sin negar que algunas hayan funcionado bien, ya se consideran, al menos, pasadas de moda o no funcionales. Por tal motivo Maquiavelo sostenía en el siglo XV que los Estados y soberanías que han tenido autoridad sobre los hombres son o repúblicas o principados. Pero, ¿cómo se asume el gobierno en una república como la nuestra?
– Mediante elecciones, como las tendremos el próximo 2 de junio.
– Ignoro si tú has pensado en la posibilidad de participar activamente en alguna subsecuente elección, en la convicción de que te consideras, y eres, efectivamente, un hombre de bien, que está consciente de poder gobernar no por intereses espurios , sino porque tienes una vocación de servicio a la sociedad y aceptas ser candidato a la presidencia del municipio donde vives; imaginemos también que tu competidor es una persona con muchas inquietudes políticas, pero su propósito fundamental es “hacer buenos negocios” como presidente para ganar mucho dinero; tú eres un buen candidato, pero no cuentas con el apoyo y simpatía de la mayoría de electores, amén de que hay muchos indecisos y una gran cantidad se abstiene de votar. El otro candidato, con astucia y demagogia, logra la victoria por una mínima diferencia de sufragios. ¿Justificarías a los que por apatía o porque no te conocen a fondo, o incluso por una supuesta antipatía, no votaron por ti, al grado de que si hubieran votado, tú habrías sido el ganador?
– De ninguna manera, no justificaría esa negativa. Por no haber votado, dieron lugar a que gobierne un mal ciudadano. Estoy de acuerdo con tu punto de vista. El voto, además de ser obligatorio, es lo que da legalidad al Estado.
