Escribir sobre Leonardo da Vinci, obrero de la inteligencia, como lo calificó Fred Berence, es un reto. Lo hago, previamente al comentario sobre el Vitral “Genoma-Vital” de Alejandro Caballero Valdés, quien, con Silvia Barbescu, son dos destacados artistas mexicanos del Salón de la Plástica Mexicana. De ella, escribiría, espero, en próxima colaboración.

Comenzaré citando a S. M. Eisensten (un genio del cine), pensando en que utilizaría el escrito como esbozo para realizar una serie de programas televisivos o un filme digital que traten los temas “El Hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vince y el Vitral “Genoma-Vital” de Alejandro Caballero Valdés.

En el apartado “Encuentro con libros” de su libro “Yo. Memorias Inmorales”, Eisenstein escribió: “Mis citas. Para mí existen muy pocas. Yo siempre he querido hacer un montaje con los fragmentos anotados por otros, pero hacerlo por otro motivo: un motivo esencial para mi. Como en el cine: uno no debe en absoluto representar cualquier fragmento. Su tarea es reunir los fragmentos… Y a veces un folleto de aspecto modesto, con un retrato de Leonardo en la cubierta (me interesa incluso su infancia), de un autor de nombre y apellido alemanes tomados de Los Nibelungos, como una urraca me trae en la cola el inesperado descubrimiento de un campo enteramente nuevo, al cual me lanzo sin guía alguno… trata sobre Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci y es de Sigmund Freud, entonces la frase ´como una urraca me trae en la cola´ suena muy precisa y corresponde a la descripción que en él hay del halcón en el sueño infantil de Leonardo. Sorprendentes las palabras de la descripción del sueño…” Otras citas de Eisentein: 1. “Of how to say simple things in complicated manners (de cómo decir cosas simples de manera complicada). Leonardo da Vince describía esto así: ‘la gente se quita las pieles de animales que había llevado encima y las entierra. Pero las pieles se convierten nuevamente en animales y se ocultan de la gente, cuando ellos, con el transcurso de los años, cavan en la tierra'”.

“En cada uno de nosotros existe una especie de complejo nudo, semejante a los nudos dibujados por Leonardo en el techo de la academia de Milán. Nos encontramos con un fenómeno. Y el esquema de este nudo se superpone sobre el fenómeno. Los rasgos coinciden o no. Conciden parcialmente. En algunas partes. No coinciden. Se fuerzan mutuamente, para lograr esa coincidencia. A veces rompen la estructura y el contorno de la realidad en favor del diseño del deseo individual. A veces fuerzan la individualidad en favor de la ‘sincronización’ con aquello con lo que han chocado”.

Leonardo da Vinci, escribió sobre su sueño: “En el más remoto recuerdo de mi infancia acude a mi memoria el que, hallándome todavía en la cuna, vino a mi un milano, me abrió la boca con su cola, y, repetidas veces, me golpeó con esa cola entre los labios. Tal es mi sino”.

Fred Berence, deduce que el sueño de Leonardo significa que desde su infancia se tenía por un ser excepcional. Ni que halcón, buitre o milano (nibbio), sino una águila. Habría que leer la interpretación psicoanalítica freudiana del sueño de Leonardo.

Vayamos al Vitral “Genoma-Vital”. Sabemos que “El Hombre de Vitruvio es un dibujo realizado por Leonardo da Vinci en 1492 (plumín, pluma y tinta sobre papel, estilo renacentista, 34.4 cm. x 26.5 cm) que representa una figura masculina desnuda en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas e inscrita en una circunferencia y un cuadrado. Se trata de un estudio de las proporciones del cuerpo humano, dibujado a partir de los textos de arquitectura de Vitruvio (80 a. C.-15 a. C.), arquitecto, de la antigua Roma, cuyo nombre tomó el dibujo.

También sabemos que vitral es galicismo de vidriera o conjunto de vidrios de colores, montado sobre una red de hilos de plomo, formado por una composición ornamental o figurativa, que cubren el hueco de una ventana, arte que llegó a su apogeo en la Edad Media y que ha perdurado hasta nuestro tiempo.

Alejandro Caballero Valdés parte de la idea vitruviana, imagen o figura, basado en el dibujo de gran autoridad y belleza de Leonardo, símbolo de la armonía matemática del microcosmos y el macrocosmos, inspirado en la filosofía estética. Pero, Alejandro va más allá del dibujo en blanco y negro y de la policromía que dan sensación de vida real.

Se comenta que con “El hombre de Vitruvio”, Leonardo sintetizó el ideal filosófico renacentista, dilema resuelto a través de la proporción áurea en el hombre, como medida de sí mismo y del universo que lo rodea y, la cuadratura al círculo, que en la interpretación de Alejandro, adquiere matices evolutivos al considerar el hexágono como representación de la química orgánica que busca integrar el microcosmos con el macrocosmos, como una estructura de vida y evolución, formas geométicas que nos llevan a la reflexión sobre la complejidad molecular del cuerpo humano.

El “Genoma-Vital” de Alejandro tiene, formalmente, vida simbólica y policromía armónica, conjugando aspectos científicos, filosóficos y mitológicos, ciencia y virtud, ética y estética. El artista incursionó en los campos de la biología, química, medicina, psquiatría y neurología. Alejandro, tratando de entender el significado del primigenio significante propuesto por Leonardo, hace contemporánea las concepción del hombre como manifestación del espíritu creador, de la causa primera y su relación con el universo entero.

La idea de que los elementos primigenios: agua, aire, tierra y fuego, dan lugar a las diversas manifestaciones de la vida, representadas por las espirales helicoidales del ácido desoxirribonucleico; el alfa y el omega, como principio y fin de todo cuanto existe y la caída de la ignorancia, representada a través de la caída de los falsos profetas, así como la renovación de los ciclos eternos representados, simbólicamente, por el fuego nuevo, que renace eternamente, evocando al Ave Fénix que resurge de sus cenizas.

Habría que indagar sobre el campo enteramente nuevo, al cual se lanzó S. M. Eisentein, sin guía alguno y que le trae una urraca en la cola: el psicoanálisis. Entre otros significantes (“El Corazón Rojo y la Corona Esplendente”, “La Caída de Ícaro”) tenemos un viaje en la “Máquina Eólica”, para adquirir el conocimiento neuronal del cerebro y el funcionamiento de la mente humana, tanto en estado conciente, como subconsciente, como “La marea y estrella de mar” oculta por descubrir, “El renacer del Ave Fénix”, símbolo de la sanación de la conciencia, perdida en la enajenación mental de las adicciones. La dialéctica materialista, como metodología del arte, y la medicina para la salud mental, como la cura de los desquilibrios psíquicos.

El Vitral se encuentra en el Centro Médico Especializado en Medicina Familiar, Salud Psicoemocional y Patología Dual (VITACAREMD), Calzada de Tlalpan 2492, 5to. piso, Colonia Avante, Alcaldía Coyoacán,  Ciudad de México.