Este lunes 29 de abril de 2024, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del gobierno del Reino de España, puso fin a cinco días de especulaciones, que él mismo provocó con su forma de hacer política. Fue el miércoles 24 del mes en curso, cuando por medio de una carta a la ciudadanía —que causó muchas interrogantes y pocas explicaciones— comunicó el propósito de “parar y reflexionar”. Los ataques de la derecha y la ultra derecha hacia él y hacia su mujer, María Begoña Gómez Fernández, sumados a la denuncia por supuesto tráfico de influencias que el colectivo Manos Limpias interpuso a lo último hicieron que Sánchez se planteara su permanencia en el cargo. Muchos españoles opinan que esta posibilidad fue otra de tantas jugarretas en las que es diestro el presidente socialista del gobierno de España.

“He decidido continuar, con más fuerza si cabe”, ha sentenciado en su discurso en la Moncloa en un acto en el que no hubo prensa de por medio. ¡Qué casualidad! Con estas palabras el discutido mandatario ibero creyó disipar las dudas sobre su probable renuncia como presidente del gobierno español. Una alternativa que llevaba desde el miércoles 24 protagonizando las apuestas sobre el futuro político de España.

Este nuevo capítulo de la política ibera, recuerda la dimisión de Adolfo Suárez González, originario de Cebreros, Ávila, en 1981, el personaje más emblemático de la transición política española, del franquismo a la democracia cuyas palabras siguen siendo válidas: “Un político que además pretende servir al Estado debe saber en qué momento el precio que el pueblo ha de pagar por su permanencia y su continuidad es superior al precio que siempre implica el cambio de la persona que encarna las mayores responsabilidades ejecutivas de la vida política de la nación”. Tal parece que Pedro Sánchez no lo sabe.

Suárez es el único político que ha dado este paso en la historia en la democracia española. Y su decisión enseña que hacerlo obedece a muchas cuestiones y no a una sola. Fueron muchas las causas que llevaron a Suárez a dimitir. Y no a la que llevó a Pedro Sánchez a hacer lo contrario: “Mi mujer me dijo que no renunciara”. Claro está que Sánchez no es Suárez, ni remotamente. Aunque reconoció que está “profundamente enamorado de su esposa”.

En suma, Pedro Sánchez no se va, se queda. La pregunta que propios y extraños se hacen es ¿por cuánto tiempo?

Luego de adelantar al rey Felipe VI y a su gabinete, Sánchez habló de pie ante un atril en una de las puertas de la Moncloa, frente a la bandera de España y de la Unión Europea. El Ejecutivo español recordó que desde hace una década había comenzado el acoso en su contra, pero al mismo tiempo se declaró preparado para enfrentarlo después de evaluar la continuidad en el poder y aceptar que esos ataques no se acabarán. Al mismo tiempo Sánchez es el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y en su discurso televisado a todo el país, optó “por defender la democracia” ante los actos que consideró pudieron provocar un daño irreparable en el país, en referencia a la embestida contra su esposa (que en varias ocasiones ha sido el blanco de ataques por distintas razones), quien prevén sea citada a declarar por la justicia en torno a supuestas irregularidades por tráfico de influencia. Por el momento, esto no sucederá.

“He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del gobierno de España”, subrayó tras exponer la serie de reflexiones que hizo en estos días preguntándose si merecía la pena continuar en el cargo o no. “Es un punto y aparte, se los garantizo”, remarcó antes de definir su compromiso de trabajar “sin descanso, con firmeza”, por la regeneración pendiente y el avance y la consolidación de derechos y libertades.

Para Sánchez, parece que sólo hay una manera de revertir “esta situación” y es que la mayoría social “como ha hecho estos cinco días (cual, si hubiera sido un retiro espiritual para meditar sobre su futuro político, o sobre sus jugadas de ajedrez como dicen sus adversarios) se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo”, manifestó.

“He reconocido ante quienes buscan quebrarme —finalizó el discutido presidente—, que duele vivir estas situaciones. A veces, la única forma de avanzar es detenerme. He actuado desde una convicción clara. O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país”.

Algunos editoriales fuera de España —como lo publicó el periódico afín a Andrés Manuel López Obrador, La Jornada—, hicieron sus propias conjeturas: “Con este desenlace (la permanencia de Sánchez en el cargo), se evita en lo inmediato que la conjura de los conservadores que no se han deshecho de sus reflejos franquistas consume un golpe irreparable a la democracia. Sin embargo, es improbable que las derechas que desde 2014 han conspirado para aniquilar políticamente a Sánchez se rindan ante esta muestra de entereza. Por el contrario, cabe esperar que la embestida arrecie con nuevas calumnias y con una repetición incesante de las falacias que, lamentablemente, han sido validadas por buena parte de la sociedad intoxicada por medios y opinadores con gran ascendencia y nula ética”.

Y, haciéndose eco de los enfrentamientos políticos en España, el periódico citado hace una llamada de atención a sus lectores para que entiendan, de una vez por todas que funciona en el planeta una conjura en contra de los líderes que luchan a favor de los pobres primero”, como sucede con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. ¿Será así o será otra estratagema de la 4T para mantenerse en el poder en los comicios del próximo 2 de junio’?

“Resulta inevitable trazar —reza el editorial citado—, un paralelismo entre la guerra sucia contra el residente de La Moncloa y la que tiene lugar en México desde hace más de dos décadas contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. Aquí como allá se asiste a una perversa conjunción de medios de comunicación e integrantes corruptos del Poder Judicial en la que los primeros generan un clima de crispación e incertidumbre y buscan desprestigiar a los políticos que les desagradan a fin de legitimar la acción de los segundos, quiene abusan de sus atribuciones, invaden facultades del Legislativo y del Ejecutivo y coquetean con el golpismo blando, es decir, el que se realiza no mediante tanques y bayonetas, sino usando las instituciones republicanas como armas políticas. En este sentido, no puede olvidarse que apenasen agosto pasado el ministro de la Suprema Corte Luis María Aguilar Mórale, encabezó un lance fallido para destituir al presidente López Obrador”.

En el párrafo final del editorial, la 4T lanza su “mensaje” a los “bienaventurados mexicanos” que agradecen a Dios la fortuna de contar entre los suyos a AMLO: “cabe congratularse por la decisión del dirigente socialista, pues más allá de la persona, su permanencia es una salvaguarda del núcleo de la vida democrática: la prevalencia de la voluntad popular. Es deseable que el terremoto político vivido en España fortalezca y cohesione a los sectores progresistas, democráticos e institucionales, así como que abra los ojos de la ciudadanía a la urgencia de levantar diques ante la usurpación ilegítima que se urde desde los poderes mediático y judicial”.

Dos párrafos de antología. ¡Qué manera de distorsionar la realidad! El si no estás conmigo estás contra de mí. Para su desgracia, México existe mucho tiempo antes de que López Obrador defeccionara del Revolucionario Institucional, de su traición al PRD, y de su sangriento periodo presidencial. Los miles de huérfanos de la pandemia de COVID19 un día cobrarán su desafortunada orfandad Es cierto, no todos los mexicanos son iguales. Hay los que venden su alma por un plato de lentejas; legisladores (?) sin dignidad que consideran un “honor” que el capataz les truene los dedos so pena de ser considerados “traidores” a la causa. Ni en la Revolución de 1910 los mexicanos estuvieron tan desunidos como los desunió el mesías que no soporta que nadie le lleve la contraria. Bien lo dice el viejo refrán: “El que por su gusto es buey hasta la coyunda lame”. En la cola, muchos legisladores engullen gelatinas desabridas.

De vuelta al tema de esta ISAGOGE, el líder del Partido Popular de España, Alberto Núñez Feijóo, acusó a Pedro Sánchez de tomarle el pelo a los españoles al anunciar que continuará como presidente del gobierno, y advirtió que tras su “obra de teatro” pretende colar por detrás un cambio de régimen”. Acusó a Sánchez de preferir “huir hacia delante que dimitir”… ”Su proyecto se acabó y puede prolongar la agonía y la decadencia”.

El político gallego, ex presidente de la Xunta de Galicia y ex senador por la misma demarcación política, y jefe de la oposición en el Congreso de los Diputados, defendió, además, que el “punto y aparte” anunciado por Sánchez debería ser la convocatoria de elecciones generales “a la mayor brevedad”, pero asume que el PSOE no las convocará porque “teme a las urnas”. Tras calificar de manipulador a Sánchez, Feijóo aseguró que el discurso del mandatario “es el más peligroso de todos los que ha pronunciado: no acepta la discrepancia, quiere un país a su medida y a su servicio. Quiere ser más presidente a costa de menos democracia. No quiere oposición, no quiere justicia, no quiere medios de comunicación, sólo se quiere a sí mismo”. Cómo recuerda a México, lo que denuncia en España el líder del PP.

En fin, el martes 30 de abril, Feijóo se reunió en el Congreso, en la Carrera de San Jerónimo, en las cercanías de la embajada de México en Madrid, con los diputados y senadores del PP a los que pidió “contundencia” para defender la libertad y la “prensa libre” …amenazada por Sánchez. “Nos volveremos a ver en la calle defendiendo la libertad, no nos vamos a callar…”, advirtió el político gallego.

Por su parte, el dirigente ultraderechista de Vox, Santiago Abascal, advirtió que la continuidad de Pedro Sánchez es una “amenaza a todo disidente”.

En fin, ya que son tiempos de la participación de encuestadoras en todas partes del mundo, el viernes 26 de abril, el 36.7 por ciento de los ciudadanos españoles opinaba que Sánchez debería continuar en el cargo; el 23.6 por ciento que tenía que convocar a elecciones, y el 29.9 por ciento que debería renunciar, según una encuesta de la entidad estatal Centro de Investigación Sociológica. Por el momento Sánchez no se va, “en realidad ya se ha ido”. VALE.