Los Universitarios hablan es un espacio abierto a la comunidad estudiantil, la que cursa la licenciatura en las instituciones de educación superior; inicialmente las que funcionan en la Ciudad de México. Pretende ser un espacio en el que los universitarios opinen libre y responsablemente sobre temas de actualidad.
En esta entrega participan estudiantes de las universidades Panamericana y Autónoma Metropolitana. Dan su visión respecto de un tema específico y actual: la polarización y desinformación en las elecciones.
Elisur Arteaga Nava
Un vacío sin fin
Por Michelle Nava Ruiz, UAM
Ante una sociedad polarizada, propuestas recicladas de candidatos contendientes a la presidencia y tres debates consistentes en discursos débiles y ataques personales, nos encontramos próximos a las elecciones que definirán el futuro de nuestro país. No son para menos. Andrés Manuel prometió oro, y nos devuelve a un México enardecido: aumento de crímenes por día, economía colapsada, sistema de salud secuestrado por una mega farmacia, sistema de transporte colectivo que se cae a pedazos, obras faraónicas inacabadas con millones de pesos tirados a la basura, en fin.
Y, aún así, este 2 de junio, los mexicanos tendremos que elegir a quién darle nuestro voto de confianza. Hasta ahora, ¿qué se ha visto en escena? ¿Existe una guerra sucia en esta contienda electoral 2024? Mencionaré algunos ejemplos recientes:
Durante mayo surgieron notas interesantes que podrían responder a las preguntas que acabó de lanzar al aire. Alejandro Moreno Cárdenas (Alito), prometió renunciar a la presidencia del PRI y a su candidatura del Senado de la República si Máynez declinaba a favor de Gálvez antes del tercer debate presidencial, puesto que no tiene ninguna posibilidad de ganar las elecciones al no tener más de siete puntos en las encuestas que se han llevado a cabo. Considero que los sondeos que se llegan a realizar sobre cómo van las encuestas de candidatos no siempre son objetivas. Tomando eso en consideración, no podríamos decir con certeza que hasta ahora alguien va ganando o perdiendo. No obstante, la respuesta de Máynez evidentemente fue un no, y pidió que Beatriz Paredes tomara la dirigencia del PRI. Analistas señalan que Máynez es un elemento para restarle puntos a Gálvez y con ello dejarle el camino libre a Sheinbaum.
Pasamos a Baja California Sur con Sheinbaum. En un evento público, señaló que “no llegaría a la presidencia, como lo hizo el presidente Andrés Manuel -por una ambición personal, nosotros llegamos a hacer justicia, a que haya bienestar para el pueblo de México”. Posteriormente, salió a aclarar que había sido un error.
Finalmente, pasamos con Gálvez, pero no con la contendiente, sino con su hermana Malinali, a quien hace apenas unos días se le ha dado mayor atención al ser detenida en 2012 por su participación en secuestros con la banda Los Tolmex. Se pide la pena máxima que puede ser mayor a 80 años de cárcel.
Suenan provocativas, pero ¿qué propósito tienen esas notas? ¿No le parecen irrelevantes al lector para efectos de un cargo presidencial? Es decir, (a) un reto entre partidos para debilitar al contrario; (b) un error en un discurso; o, (c) la pena que enfrenta un familiar, ¿aportan a las propuestas que hasta ahora han hecho los candidatos? ¿cambia su opinión para decidir por quién votar? La guerra sucia entre candidatos existe, sin embargo, esto deja en evidencia que, en el fondo, no hay nada sustancial.
Cuando dejamos de prestarle atención al circo, se termina la función. El veredicto es que nuestros candidatos no están listos para asumir la presidencia. Detrás del telón se nota que no están tomando en consideración las necesidades reales del país, que juegan a visitar Estados, hacen como que nos escuchan, se toman fotos, acuden a universidades para ganarse el voto de los jóvenes, y se avientan la bolita para quitar el foco a lo que verdaderamente importa, pero la realidad es que nos encontramos ante un vacío sin fin, a punto de entrar a un bucle sin salida. Me pregunto si quien llegue a ganar es realmente consciente del gran compromiso que México representa en estos momentos…Yo creo que no.
Politización del Estado de derecho en México
Por Santiago de Hoyos, UP
En tiempos electorales, se vuelve más y más común escuchar acerca de la construcción y fortalecimiento del estado de derecho mexicano, así como de las instituciones democráticas que lo integran. Es bien sabido que México sobresale, a lado de otros países, en materia de estabilidad política y relativa transparencia en prácticas democráticas a lo largo de la historia. No es sino a través de la historia que se puede entender y criticar las formas actuales de hacer política en México.
Bien afirma Juan Antonio Villa que, las campañas electorales en México, en especial las presidenciales, han registrado algunos signos de evolución que con relativa frecuencia pasan inadvertidos. Entre los años 50 y 80, las campañas presidenciales fungían como un simple periodo de transición que daba inicio una vez que se hacía oficial el destape del candidato que sería sucesor del presidente en turno, siempre ambos integrantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El triunfo y la continuidad del partido en el poder era inminente, el periodo electoral tenía como única finalidad la de enaltecer la imagen de aquel que sería el próximo mandatario, logrando así una transición más fluida y natural. La certidumbre respecto de quién sería el próximo presidente se elevaba a tal grado que muchas prácticas como las encuestas de preferencia de voto no tenían sentido alguno. Con el paso del tiempo y la integración de otras prácticas como debates entre candidatos presidenciales a finales de los años 80, se hizo posible un parteaguas dentro de la historia democrática del país. No fue sino a través de este tipo de ejercicios que aquellas encuestas que reflejaban una preferencia electoral empezaron a cobrar relevancia y se convirtieron, con el paso del tiempo, en herramientas utilizadas por los candidatos y sus partidos para engañar al votante.
El alza en el uso de las redes sociales también ha tenido un gran impacto dentro de la forma de hacer política puesto que, lo que al principio se utilizaba como una herramienta para hacer llegar a más personas las propuestas existentes, se convirtió con el paso del tiempo en una herramienta utilizada por los partidos para dañar la imagen de los candidatos opositores. A este fenómeno se le ha denominado guerra sucia o fake news y se ha presentado como uno de estos rasgos que, aun siendo de las menos dignificantes dentro de la política mexicana, es de los más comunes en tiempos electorales. Hablamos de una práctica que, más allá de buscar fomentar un criterio en el electorado sobre las propuestas de los candidatos, busca atacar y dañar su imagen con la única finalidad de persuadir el voto o el “voto útil”. Estas campañas de desinformación han dado a los periodistas facultades informales para que, aun sin legitimación alguna, califiquen como verdadero o falso aquello que se dice en el transcurso de diversos ejercicios democráticos.
Un cambio de paradigma respecto de los fundamentos éticos sobre los cuales se hace política en México es necesario para que así, esta gire en torno al electorado y a los candidatos. La creación de espacios de diálogo no garantiza a priori un avance en términos democráticos como se ha podido observar en los debates presidenciales de este año, mismos que se han centrado en la calumnia y desinformación más allá de las propuestas. La actividad o espacio de diálogo debe tener un fin concreto y, a su vez, un medio concreto para la consecución de su fin, de lo contrario, se está frente a actos de mera politiquería.
X: @sdehoyosguzman