El 2 de junio, México vivirá una jornada electoral trascendental en la que más de 98 millones de ciudadanos tendrán la oportunidad de emitir su voto para definir la Presidencia de la República, senadurías, diputaciones, gubernaturas y ayuntamientos. La magnitud de este evento democrático no sería posible sin el esfuerzo y dedicación de un verdadero ejército ciudadano: los funcionarios de casilla.

En el actual proceso electoral, el INE tiene previsto instalar más de 170 mil casillas, incluyendo básicas, contiguas y especiales. La organización, conducción y cómputo de todos los aspectos importantes de la jornada electoral descansan en el trabajo voluntario de los funcionarios de casilla. Estos ciudadanos han aceptado participar, dejando a un lado sus actividades cotidianas, para contribuir a este ejercicio democrático fundamental.

Después del sorteo y la aceptación, la preparación de estos funcionarios incluyó al menos tres simulacros, donde aprenden a instalar las urnas, verificar la papelería y boletas, recibir a los votantes, realizar el cómputo de votos y trasladar o enviar los paquetes electorales a los distritos correspondientes.

Estos funcionarios de casilla representan un gran ejército silencioso. Son ciudadanos con un alto grado de responsabilidad cívica y una vocación democrática que merece todo nuestro respeto y reconocimiento. Su labor es vital para garantizar que el proceso electoral sea transparente, justo y equitativo. Al aceptar esta responsabilidad, demuestran su compromiso con la democracia y su país.

La organización de una elección de esta magnitud no es tarea fácil. Requiere una logística impecable y una coordinación efectiva entre diversas instancias. Los funcionarios de casilla juegan un papel crucial en esta estructura. Su dedicación asegura que cada voto sea contado y cada voz sea escuchada, reflejando verdaderamente la voluntad del pueblo mexicano.

El día de la elección, los funcionarios de casilla comienzan su jornada temprano en la mañana. Instalan las urnas, organizan la papelería y aseguran que todo esté listo para recibir a los votantes. Durante el día, reciben a los ciudadanos que acuden a ejercer su derecho al voto, verificando su identidad y entregándoles las boletas correspondientes. Al final del día, realizan el escrutinio de los votos y preparan los paquetes electorales para su envío a los distritos correspondientes.

Este proceso es exhaustivo y demanda una gran cantidad de tiempo y energía. Sin embargo, los funcionarios de casilla lo llevan a cabo con dedicación y profesionalismo, conscientes de la importancia de su labor para la democracia del país. Su compromiso asegura que el proceso electoral se desarrolle de manera fluida y que los resultados reflejen fielmente la voluntad del electorado.

Es crucial reconocer y valorar el trabajo de estos funcionarios de casilla. Son ellos quienes, con su dedicación y esfuerzo, hacen posible que las elecciones se desarrollen de manera ordenada y transparente. Su labor es un testimonio del poder de la participación ciudadana y del compromiso de los mexicanos con la democracia.

Este 2 de junio, cuando acudamos a las urnas para ejercer nuestro derecho al voto, recordemos la importancia del trabajo de estos funcionarios de casilla. Ellos son el corazón de nuestra democracia, los guardianes del proceso electoral y los garantes de que nuestra voz sea escuchada. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

@onelortiz